Así lo expresó Manuel Mondragón y Kalb, titular de la Comisión Nacional Contra las Adicciones (CONADIC) durante la Segunda Reunión Plenaria de los Grupos Parlamentarios del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y del Verde Ecologista de México (PVEM) de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).
Al manifestar su preocupación por el sector joven de la población, el comisionado informó que entre el 40 y 50 por ciento de quien consume marihuana son menores de edad. “La consiguen en el mercado negro”. Sin embargo, enfatizó, para ellos los daños son a veces irreversibles.
El comisionado abundó que por cada 10 adolescentes que consumen marihuana, 1.6 son propensos a generar adicción. Esto es, de 20 jóvenes, tres tendrán adicción severa, cuyos efectos pueden generar problemas psicológicos, neurológicos, pulmonares, afectar la capacidad para estudiar y propiciar desintegración familiar; en adultos puede generar problemas laborales.
Señaló que el debate sobre el empleo de la marihuana como tratamiento médico se puede analizar. De comprobarse su uso en medicamentos, advirtió Mondragón y Kalb, la Secretaría de Salud estaría abierta a propuestas para extraer las propiedades canabinoides de esta droga e integrarlas en medicamentos registrados ante la farmacopea.
Al respecto, indicó que, en su composición, este adictivo tiene alrededor de 400 sustancias de las que 66 son canabinoides, y de estos a algunos se les ha encontrado propiedad terapéutica, que podría servir para mejorar tratamientos en epilepsia “porque no tienen propiedades psicoactivas”.
Acotó que en todas las enfermedades donde se justifica su uso, como la angioesclerosis, dolor y náuseas en quienes padecen SIDA, o antimetabolitos en tratamientos de cáncer, ya existen medicinas mejores. A pesar de ello, reflexionó, “no vamos a fumar marihuana para curarnos. La marihuana fumada no sirve para nada, es pretexto para seguir ´chupándole´”.
Suponer que legalizando la marihuana se resolverán los problemas de criminalidad, el mercado de los cárteles, el tránsito de cocaína, el secuestro, la extorsión, el cobro por derecho de piso, el tráfico de armas y de personas, el contrabando masivo hasta de cigarros apócrifos, el robo de combustible, el consumo de anfetaminas y heroína, “es de risa loca”, tan solo en Estados Unidos, agregó, el consumo de heroína aumentó un 172 por ciento.