Ciudad de México, México.– Las redes sociales siguen nuestras huellas, cada pista que damos en la información que publicamos, las fotos, los videos, los likes, la comida y hasta el rostro que seleccionamos para presentarnos ante los demás.
En enero de 2021, el investigador de la Universidad Veracruzana (UV), Carlos Adolfo Piña García, documentó que en México hay una población de 129.6 millones de personas, con una urbanización de 80.9 por ciento; 115.4 millones están conectados a celulares, es decir, 89.1 por ciento de los habitantes.
En tanto, los usuarios de internet suman 92.01 millones, con una incidencia de 71 por ciento, mientras que los activos en redes sociales son 100 millones, con 77.2 por ciento, comentó. “Esto significa que estamos mayoritariamente conectados a las redes”.
“En internet miles de millones de datos pasan en tiempo real en alguna de las plataformas digitales, las cuales almacenan cada uno de ellos”, reveló el integrante del Laboratorio para el Análisis de Información Generada a través de Redes Sociales en Internet (LARSI) de esa institución educativa.
Con la información que compartimos realizan perfiles a la medida, los mejoran con inteligencia artificial y venden la información a terceros: es tan específica que garantiza hasta 90 por ciento de ventas de los más diversos productos y servicios, precisó.
Piña García ofreció la conferencia “El lado oscuro de las redes sociales”, en la novena sesión del Seminario de Redes Sociales y Entornos Digitales, a cargo de las direcciones generales de Cómputo y de Tecnologías de Información y Comunicación (DGTIC) y de Divulgación de la Ciencia (DGDC), así como la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM.
De acuerdo con el especialista en Ciencia de Datos, internet es la red de redes que involucra plataformas como Facebook, Instagram, Twitter y otras que se conectan como pequeños legos a la red. Actualmente, gigantes como Facebook, que compró WhatsApp e Instagram se apoderan de las empresas antes competidoras, de los datos, imágenes y mensajes.
Apoderarse de esto los lleva a saber si al usuario le gusta ir a la playa o al polo norte a escalar montañas; si a mi tía le gusta comprar aceite de tal marca o a mí adquirir algunas llantas para mi vehículo. “Esto significa monetizar la información, significa que con esto no solo compran la plataforma sino toda la infraestructura y los datos que utilizan estas personas que usan las redes sociales”, detalló.
A través de los teléfonos móviles y las redes también se le tiene geolocalizado; saben dónde vive y trabaja, con quien se relaciona y pueden vender campañas completas de publicidad dirigida.
Piña García recordó que plataformas como Instagram han demostrado ser tóxicas para las adolescentes, quienes tienen problemas de ansiedad y depresión al comparar sus fotos con las de figuras perfectas que se propagan en la red. En este fenómeno compite fuerte TikTok, que capta a los más jóvenes y promueve el consumo inmediato de videos de 15 segundos.
El experto recomendó revisar detenidamente la configuración de privacidad o seguridad, pues casi siempre se acepta sin leerla y se otorga consentimiento para que usen los datos; autolimitarse en su empleo y utilizarla de manera responsable, porque aunque borremos una aplicación no se eliminan los datos de la plataforma.
Piña García se pronunció porque exista un mecanismo regulador de las redes que sea independiente y autónomo de los gobiernos, además que las empresas desarrollen la autorregulación.