Quintana Roo, México.— La necesidad que existe en México de poner nuevamente a la ciudadanía al centro de los procesos democráticos, opinó el consejero del Instituto Nacional Electoral (INE), Uuc-kib Espadas Ancona.
“En la actualidad el derecho de las y los que votan es una discusión secundaria en las elecciones y el tema central es qué merecen quienes disputan el poder. El centro de los procesos electorales no está en el derecho de la ciudadanía a votar, sino en las disputas de los actores políticos”.
Ante esta situación, el Consejero Espadas hizo hincapié en la importancia de la Representación Proporcional como un mecanismo de representación auténtico, en el que se expresa la voluntad del 60% del electorado.
Al participar en el panel titulado “El sistema electoral mexicano frente a los dilemas actuales”, en el marco del XXXII Congreso Internacional de Estudios Electorales: Coaliciones Electorales en América Latina, Espadas Ancona mencionó que uno de los grandes dilemas del futuro del sistema democrático radica en el fortalecimiento de los partidos políticos, los cuales deben ser una legítima expresión de la ciudadanía.
“Prevalece la idea de que los partidos políticos son organizaciones de gentes que quieren rapiñarse el poder público y, que, en consecuencia, pues, la ciudadanía tiene que ser naturalmente escéptica de eso”.
Acompañado de las académicas María Marván Laborde y Silvia Gómez-Tagle, así como de Manuel Carrillo Poblano, Coordinador de Asuntos Internacionales del INE, el Consejero Uuc-kib Espadas reflexionó sobre la viabilidad del voto electrónico o por internet, el cual -advirtió- no garantiza la secrecía del sufragio.
Suponiendo que los sistemas digitales fueran inviolables, nadie puede violar el sistema digital, ¿Cómo puede el sistema electoral mexicano garantizar la secrecía del voto si se vota por internet?, cuestionó.
“¿Cómo podemos garantizar que cuando el sindicalizado ejerce su derecho a votar no lo esté viendo el líder sindical? Que cuando el empleado ejerce su personalísimo derecho a votar desde su celular no esté siendo vigilado por el empresario que le da empleo. Que el marido no vigile cómo vota la esposa, que el padre no vigile cómo vota el hijo y, la más importante, que el organizador de la operación tamal no pueda garantizar que a cambio de cada tamal efectivamente se produce un voto por el partido de su preferencia”, dijo.
“Es verdad que el modelo de urnas no garantiza al 100% la secrecía del voto. Hay quienes se han visto obligados a enviar fotos por celular, etcétera. Pero quienes hemos vivido décadas en este proceso también hemos sido testigos de enormes acarreos de electores que a la hora de llegar a la urna votan por el partido que quieren y no por el partido por el que se les exige votar”, argumentó.