En el mensaje que dio durante una misa a la que asistieron cerca de 100 mil personas, entre las cuales se encuentran más de 6 mil 600 representantes de etnias nacionales en el sitio llamado los Servicios Deportivos Municipales, dijo que algunos “mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras”.
Ante eso, destacó: “Hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida, donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente.
“En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos, está inscrito el anhelo, de un tiempo donde la desvaloralización no sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por La Paz.
En la ceremonia eucarística en la que participan 60 obispos mexicanos, entre ellos el de esta localidad, Felipe Arizmendi, así como 120 sacerdotes y 16 seminaristas indígenas, el papa Francisco subrayó que el citado anhelo no sólo es compartido por “nuestro padre”, sino que lo ha estimulado “al regalarnos a su hijo Jesucristo”, , en un marco en el que se debe hacer camino hacia la verdad, hacia la vida y “para que las tinieblas no tengan la última palabra y el alba no deje de venir sobre la vida de sus hijos.
“De muchas formas y maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles.
“Frente a estas formas la creación también sabe levantar la voz. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad, que advertimos en el suelo, en al agua, en el aire y en los seres vivientes.
“Por eso entre los pobres más abandonados y maltratados está nuestra oprimida y devastada tierra que gime y sufre dolores de parto”.
Ya no podemos hacernos los sordos
Resaltó que “ya no nos podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia”, en lo que les dijo a los indígenas que “mucho tienen que enseñarnos.
“Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones. Otros mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras, o han realizado acciones que las contaminaban.
“¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, el mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte los necesita.
“Los jóvenes de hoy expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas y características culturales en pos de un mundo homogéneo, necesitan que no se pierda la sabiduría de sus ancianos.
“El mundo de hoy preso del pragmatismo necesita reaprender el valor de la gratitud”.