Ciudad de México, México.– A partir de la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en 1994, México, Estados Unidos y Canadá se erigieron como una de las configuraciones económicas regionales más dinámicas en el mundo, pese a las asimetrías y a la falta de coincidencia en sus perspectivas políticas, afirmó Graciela Martínez Zalce, directora del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN), durante el Primer Congreso Virtual de Estudios Norteamericanos: ¿Somos región?
Al inaugurar el evento efectuado a distancia, organizado por el CISAN y la Red de Norteamericanistas, Guadalupe Valencia García, coordinadora de Humanidades, explicó que se trata de una actividad académica relevante cuya pregunta en el título “¿somos región?”, resulta provocadora, pues no admite un sí o un no como respuesta, sino que brinda la posibilidad a los expertos de explorar las aristas y dimensiones de las réplicas posibles y permite incorporar otras como, por ejemplo, si somos región, porqué, cómo, cuándo y dónde.
Resaltó la participación de Michael Brescia, académico de la Universidad de Arizona, quien dictó la conferencia inaugural North America: a historical approach, “la cual nos habla de América del Norte desde una aproximación histórica que acerca a las posibilidades de contar con elementos para construir respuestas e interpretaciones muy ricas, como corresponde a una comunidad académica en donde la inteligencia colectiva realmente ha logrado interpretaciones importantes para entender la región”.
Al retomar su mensaje, Martínez Zalce expuso que las firmas de los acuerdos comerciales entre las tres naciones contribuyen a que Estados Unidos y Canadá miren hacia el sur, “de tal modo que en estos 25 años nuestras sociedades están más alerta unas de otras y hay mayores intercambios culturales”.
Al preguntarnos si somos región, queríamos jugar un poco con la idea de si la firma del TLCAN nos había impuesto a los mexicanos una obligación de mirar hacia el norte, mientras que para estadounidenses y canadienses fue una alerta para mirar un al sur, añadió.
Empero, abundó, somos conscientes de que las regiones se constituyen por las firmas de tratados o por lo que los gobiernos quieren, así como por las interacciones sociales, culturales, políticas de las personas que viven en esas regiones.
Por otra parte, explicó también que la Red de Norteamericanistas surgió de la inquietud por descubrir las voces de los especialistas que comparten este objeto de estudio “y de la necesidad de que nos encontremos para disentir, discutir y reflexionar acerca de nuestros resultados de investigación, así como socializar y compartir en un entorno académico nuestras experiencias con estudiosos y estudiosas de la región”.
Michael Brescia refirió que aun cuando se cuenta con varios marcos conceptuales para dar sentido a la integración económica, política y social de México, Estados Unidos y Canadá, no es sorprendente que, debido a las diferencias entre el desarrollo histórico de las tres naciones, falte una estructura acordada para historizar cómo llegamos a 2021 de la manera como lo hemos hecho.
El Primer Congreso Virtual de Estudios Norteamericanos tiene entre sus objetivos impulsar la interacción entre especialistas en temas sobre la región de América del Norte e incentivar la participación de jóvenes que incursionan en la investigación de nuevas líneas temáticas en este campo de estudio.
Asimismo, discutir la integración regional a partir de la perspectiva comparada, considerando las experiencias europeas, asiáticas y sudamericanas, entre otras, que se busca contrastar con el contexto regional de América del Norte.
Además, profundizar el análisis en la relación con Canadá como socio comercial, y en la comprensión mutua sobre temas como las comunidades de mexicanos en las principales ciudades canadienses, así como las manifestaciones socioculturales actuales y la preponderancia actual de los gobiernos subnacionales.
