Pareciera que son la pura verdad y que todo mundo les creyera, como le creen a san juditas cada 28 de cada mes. La diferencia es que san juditas les cumple a todos, a los más pobres, a los pobres, a los de la clase media y hasta los de las clases altas. Algo tiene san juditas que no tienen ni Luis Videgaray ni ninguno de los funcionarios del equipo del presidente de la república. Nadie les cree y ellos creen que son la personificación de la pura verdad.
La gente, comenzando con los grandes empresarios, siguiendo con los medianos y los pequeños, y micros, y más los jodidos consumidores, ya está cansada de las mentiras piadosas que San José Escrivá de Balaguer les dicta a los amigos de Los Pinos, a los cuidadores de la Casa Blanca, a la servidumbre de la casa de campo de Malinalco y a las guardias presidenciales de Palacio Nacional. No hay llenadero para las fantasías, ni el laberinto del fauno ni el del conejo de Alicia.
Lo más grave de todo es que estos amigos están convencidos de que son depositarios de las verdades de la fe. Y nadie los saca de sus cuatro. Ni el Papa Francisco que ese si es depositario de la fe de los católicos y cada día que pasa obtiene más credibilidad entre creyentes y no creyentes.
Mejor acusan de subversivos a quienes los cuestionan seriamente y con argumentos lógicos. A ver, amigo Alejandro Werner, empleado del FMI, ¿habla usted para quedar bien con quién, con Peña Nieto? ¿O ni siquiera sabe lo que dice, como eso de que “Las reformas estructurales podrían constituirse en el motor que apuntale de manera gradual el crecimiento sostenido de México hacia una tasa ideal de 4.0 por ciento por año, cuando todos estamos seguros de que tales reformas estructurales son nonatas; es decir nacieron muertas?
Este señor, defensor oficioso, que no de oficio del gobierno neoliberal de los mexicanos, afirma que la implementación de las reformas del sector de la energía y de las telecomunicaciones será clave para impulsar el crecimiento en el mediano plazo, en especial en un contexto de bajos precios internacionales del crudo. Seguro. Regalando, como lo están haciendo, los contratos petroleros y con ellos los mantos petrolíferos de tierra y mar. Se vende betróleo, barchante, barato, barato, barato. O si quiere de lo regalamos, que al fin y al cabo la petrolera ya es ya una empresa productiva del estado que está perdiendo los millones. O sea que urge que algún millonario abusado la compre porque está de barata. Es una mala empresa según los informes de la propia dirección de la petrolera.
Ay, dios mío. O se van con la finta o son comparsas. Yo más bien creo que son lo segundo porque a que México “emprendió una serie muy impresionante de reformas y ahora la implementación será clave, en especial en un ambiente con bajos precios del petróleo y en particular para la reforma del sector energético”, eso nadie lo cree. Verdad de dios que el buen negocio de la venta de las concesiones petroleras será para los compradores, no para Pemex ni menos para los mexicanos. Y si no me creen espérense unos añitos. Exactamente como ocurrió cuando autorizaron la partida en cuatro de la entonces paraestatal dizque para hacerla más productiva. Qué horror. Cuánta simulación y cuanta desvergüenza.
Ah y el mexicano de nacimiento que no de bandera porque los empleados de los siameses de Washington son apátridas (no los conoceré yo desde hace más de cuatro décadas espera una aceleración de la economía de México durante este año. Santo cielo. Cuando la economía está por los suelos y ahora peor que nunca acorralada por una galopante inflación producto de la devaluación del peso y la apreciación del dólar. Y si no hay ahorro privado, cómo se va a impulsar el consumo interno y no estoy nada seguro de la solidez de la actividad productiva de Estados Unidos, sobre todo ahora que la Fed eliminó la política de subsidios.
El secretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, señaló que México se ha preparado para “los escenarios adversos” a nivel global en materia económica. Es la misma cantaleta, escrita en el script del casateniente de Malinalco.