TRAS LA PUERTA DEL PODER
Por Roberto Vizcaíno
Todo bulle hoy en México. Pero donde esa agitación, a veces un abierto revoltijo, cobra mayores intensidades, es en el Senado y en la Cámara de Diputados, las cámaras del Congreso.
Cajas de resonancia de la conflictiva nacional, foros naturales del acontecer de México, diputados y senadores atraen a sus plenos y tribunas prácticamente todos los asuntos posibles.
Así recalaron ayer en San Lázaro las duras tensiones -que incluso llegaron a las cachetadas y las patas entre unos y otros, mentadas ni se diga-, por la desaparición formal de 109 fideicomisos que generaría la concentración de quizá unos 70 mil millones de pesos en la Tesorería de la Nación, para que el presidente Andrés Manuel López Obrador los aplique discrecionalmente a lo que se le antoje y quiera.
Ahora todas esas tensiones pasarán al Senado, donde ya incluso varios morenistas expresaron su desacuerdo con la cancelación de varios de esos fideicomisos. El propio senador Alejandro Armenta, presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, no quiere que se toque el Fonden.
Y el Bloque Opositor -integrado por las bancadas del PAN, PRI, PRD y MC- anunció desde hace rato que votará en contra de alterar el sistema de fideicomisos que consideran esencial para el avance científico, el desarrollo de la cultura, soporte incuestionable del sistema becario nacional, un apoyo sustancial a la cinematografía, y así para otras muchas actividades esenciales para decenas de otras actividades en el país.
Pero sobre todo están en contra de que ese dinero sea dispendiado por López Obrador en sus ocurrencias. Porque, hay que señalarlo, ese es el objetivo último de todo este proceso.
Y en el Senado se concentró ayer un fuerte debate por la Consulta Nacional impulsada por el presidente López Obrador que la Corte transformó de un juicio a expresidentes a un proceso de aclaración de decisiones políticas tomadas por actores políticos en los años anteriores, o sea, puro choro…
Al final esta consulta declarada constitucional por la mayoría de los ministros de la Corte y aprobada ayer en lo general y particular por 65 votos a favor, 49 en contra y 1 abstención en el Senado, pasa hoy a ser debatida y quizá aprobada por la Cámara de Diputados, donde sin duda volverá a levantar más que polvo.
En el Senado quedó pendiente una intención-propuesta del senador Ricardo Monreal, líder de la mayoría de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política, para modificar la fecha de la Consulta. Eso requiere aprobar un transitorio constitucional para que en lugar del 1 de agosto la consulta se realice el domingo 6 de junio del año entrante, día de las elecciones federales y locales de ese año.
Y para ello requiere del voto a favor de una parte del Bloque Opositor, lo cual se ve en algo más que intransitable.
El argumento de Monreal es que el INE ya dijo que esa consulta de AMLO costaría al menos unos 8 mil millones de pesos. El zacatecano llama a los opositores a evitar ese gasto homologando la consulta al proceso electoral general del próximo año.
La oposición le responde que no quiera pasarse de listo, que justo eso ya fue votado en contra porque eso evitaría que AMLO interviniera -como quiere-, en el proceso electoral de año entrante.
Así que…
Y mientras tanto otros muchos temas encienden la ya de por sí candente hoguera del Senado y la Cámara de Diputados, como por ejemplo las encuestas avaladas por el Trife que realizará el INE para determinar de una vez por todas quién de entre Mario Delgado (Marcelo Ebrard) o Porfirio Muñoz Ledo (Claudia Sheinbaum) queda como presidente de Morena.
Desde el Senado este proceso es seguido atentamente por Ricardo Monreal y su círculo interno porque de quien salga elegido, dependerá sin duda el proceso de selección de candidato presidencial de Morena en 2024.
De igual forma este proceso será sin duda observado con más que interés por las cúpulas del capital y la empresa nacionales y extranjeras porque de eso depende saber si continuará la línea dura de AMLO con Claudia Sheinbaum o si se abriría la alternativa de Marcelo Ebrard, un personaje más cercano a la negociación y a perfiles socialdemócratas.
Está en juego en esa elección un choque de trenes entre ambos personajes presidenciales que dejaría a su vez la puerta abierta a Ricardo Monreal como un tercero firme entre las pocas opciones.
Monreal tiene ya el apoyo de importantes sectores empresariales, de las finanzas, capitales y sociales, a quienes ha incluido en la toma de decisiones del Senado mostrándose como un personaje con quien se puede hablar y negociar.
Ni que decir que es además un político que cuenta con el reconocimiento de las oposiciones dentro del Senado quienes lo consideran como un hombre de palabra que no atropella ni usa el agandalle como método, sino que busca la negociación y el acuerdo incluso en temas que bien podría sacar adelante con el uso de sus mayorías.
En este contexto donde convergen por igual y con toda su fuerza los conflictos nacionales, también están en proceso hoy mismo los Presupuestos de Ingresos y Egresos.
El gasto le corresponde decidirlo exclusivamente a los diputados, pero la recaudación, es decir la fijación de impuestos y la política fiscal, es decisión del Senado.
Ahí se da una arena de negociaciones de todo tipo. Pero sobre todo DEL Senado depende la herramienta que le debe garantizar al presidente López Obrador la obtención de recursos suficientes para sus programas y proyectos.
De ese tamaño es la importancia del papel de la actuación de Monreal en este momento.
AHORA SE PELEÓ CON EL FMI
Y mientras recarga en otros hombros sus problemas, Andrés Manuel López Obrador abre todos los días un frente nuevo.
Ayer le correspondió al Fondo Monetario Internacional, ese exclusivísimo club financiero internacional que se encarga de jalarle las orejas y aplicarle correcciones financieras y económicas a todos los gobiernos del mundo, pro que cuenta con un fondo como para rescatar del desastre a cualquiera en el orbe.
El FMI recomendó en estos días a López Obrador posponer la construcción de la refinería de Dos Bocas e ir a una Reforma Hacendaria como pases esenciales para construir un programa de rescate ante la crisis internacional, sus propias ineficiencias internas y la s consecuencias de la pandemia.
AMLO por supuesto mandó al diablo al FMI, lo acusó de injerencia en asuntos internos e insistió en que, con los recursos internos y su política de entregar cheques directos a afectados de la crisis, o a beneficiarios de programas de bienestar, México bajo su mandato saldrá adelante.
Hoy, a la ola de advertencias y señales nacionales y extranjeras lanzadas al presidente Andrés Manuel López Obrador de que lleva al desastre al país, se sumó el vilipendiado y nada querido por el tabasqueño Agustín Carstens, ex de todo en el sector financiero y hacendario mexicano, quien desde su despacho de gerente general del Banco de Pagos Internacionales en Ginebra, Suiza, le pidió tener cuidado con la reasignación de recursos porque las consecuencias de la pandemia apuntan a quiebras inevitables.
Con desprecio, inocultable desdén, López Obrador les respondió:
“Ahora, si quieren hacernos recomendaciones… pues yo también les voy a mandar mi pliego petitorio para que procuren darle crédito a los gobiernos que lo solicitan a tasa cero, que ya dejen de estar rescatando a las grandes corporaciones y rescaten a los pueblos, en fin, que dejen de estar solapando a gobiernos corruptos; pero bueno, es mejor respetarnos, nada más que sepan que ya son otros tiempos…
“Pues, es el Fondo (Monetario Internacional), ¿qué más puedo decir?… Entonces lo único que les pedimos es que nos respeten, que somos libres y somos soberanos, y que ya no son los organismos financieros internacionales los que dictan la política económica en México, como era antes”.