TRAS LA PUERTA DEL PODER
Por Roberto Vizcaíno
Como amplio movimiento político, social que es, la 4T integra a corrientes y personajes de las más diversas ideologías, pero sobre todo de las más disímbolas formaciones.
Ahí conviven, interactúan todos, desde los más duchos, preparados y experimentados políticos hasta los duros, radicales e inexpertos en administración pública, el poder legislativo y la política, pero muy duchos en el activismo de base, esos que solo saben romper ventanas y, para todo avienta piedras o mentadas de madre, y llegaría a las ejecuciones sumarias si fuese el caso.
Estos últimos, la parte más estridente de la 4T, la del chairismo vociferador y violento, donde proliferan personajes como Paco Ignacio Taibo II (el de la finísima frase que quedó para su historia del se las metimos doblada; o la que les recetó a Krauze y a Aguilar Camín de que, si no están de acuerdo, pues váyanse a otro país), Epigmenio Ibarra, Dolores Padierna, Martí Batres y muchos más que actúan como tlaconetes con sal ante cualquier disidencia, o discrepancia de opinión asedia y se la pasa persiguiendo al otro sector, integrado por la parte de la 4T con formación e historia.
Estos chairos son quienes se sienten en el camino del Ayatolá, pensamiento y conductas correctas, reforzados hasta el tuétano, cada que Andrés Manuel López Obrador desde sus mañaneras arremete contra los corruptos conservadores neoliberales y enemigos de la 4T, como ese pasquín inmundo que opera bajo el cabezal de Reforma.
A ellos es que ayer Ricardo Monreal -quien también forma parte la 4T, pero que a diferencia de la estridente chairiza es del sector racional y coherente, y que en lo personal se significa por ser y actuar como un personaje de Estado-, se dirigió bajo las premisas de que, ante la actual situación, “no puedo mantenerme en silencio o en una posición de indefinición o neutralidad”, y recordó que, ahora desde la cúpula del poder ocupado por Morena:
“… tenemos la obligación de actuar con responsabilidad política, con prudencia, con racionalidad y con mucha, mucha tolerancia”.
Monreal, quien como líder de la mayoría de Morena y presidente de la Junta de Coordinación Política en el Senado se ha significado por abrir las puertas de la cámara alta a quienes, como los grandes líderes empresariales u otros que han resultado afectados por algunas decisiones del Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, para ser escuchados, les recordó a sus compañeros de viaje transformador que:
“México vive momentos cruciales de definición para la construcción del futuro… (y que la llegada de un nuevo gobierno ajeno a privilegios y canonjías, apegado a la austeridad y al combate sin tregua a la corrupción y la separación del poder económico y del político) ha provocado inconformidades, resistencias y oposiciones de algunos sectores de la población (lo cual) … se inscribe en la normalidad democrática frente al proceso de transición que estamos viviendo”.
Frente a ello, y a reacomodos como el de la salida de gobernadores de la Conago, o los reclamos de inconformidad de intelectuales y periodistas, o los movimientos de organizaciones sociales como FRENAAA, “nos llevan a reflexionar y a mantener una posición de congruencia frente a estos acontecimientos.
“(Ya que) Un Gobierno democrático, surgido de un movimiento social sin precedente, con una legitimidad indiscutible y una mayoría clara y contundente; está obligada a respetar y a tolerar todas estas expresiones propias de la inmediatez de un proceso electoral que ocurrirá en el 2021”.
Consideró que si el presidente López Obrador, punta de la 4T, proviene justamente de la lucha social, de sufrir el cerco mediático, el encono, la persecución y la hostilidad de los poderosos y del Gobierno autoritario en turno, pues es fácil entender que él deberá ahora poner el ejemplo y alejarse de las fórmulas represivas y autoritarias que eran aplicadas en el pasado.
Por ello convocó a quienes forman parte de la 4T y del Gobierno o el Legislativo, “a que respeten las expresiones y manifestaciones de todas las personas.
“No agudicemos el enfrentamiento, conduzcamos nuestra actividad con una actitud pacifista y de profunda tolerancia. Evitemos cualquier provocación… afianzar nuestras convicciones es propio de un proceso de transformación como el que vive México. No retrocedamos, sigamos cambiando al país, respetemos al adversario y a quien piense diferente que nosotros”.
Los gobiernos anteriores, dijo, tuvieron su oportunidad histórica y la desecharon.
“Hoy continuaremos reformando la Constitución y la ley para que nunca más se haga presente en México, la corrupción como política de Estado. Que nunca más en nuestro país, se haga presente el arraigo de redes institucionales de saqueo y de traición a la patria. Que nunca más se ignore al pueblo de México.
“Hagámoslo por la vía institucional. Sigamos respetando el camino electoral, que se exprese la fuerza de las urnas, no abonemos a la violencia verbal de los adversarios ni mucho menos a la violencia física”.
Al leerlo, escucharlo, pareciera que se dirige a los antes señalados, o como la jefa de Gobierno Claudia Sheimbaun quien calificó a los de FRENAAA como trasnochados, pero sobre todo al jefe político de todos los de la 4T, a Andrés Manuel López Obrador principal instigador del combate sin matices contra quienes lo critican o no piensan como él.
El machucón de Monreal tiene, pues, nombres y apellidos.
PORFIRIO Y MARCELO, INDISPENSABLES
En este contexto, el zacatecano dijo que los señalamientos hechos por el diputado Porfirio Muñoz sobre el canciller Marcelo Ebrard, a quien dijo echaría de Morena si él llega a la presidencia,no tienen cabida en Morena.
Indicó: “no estamos para profundizar los abismos al interior de Morena”.
Monreal consideró a Muñoz Ledo como un “símbolo” en la vida democrática del país, y a la vez reconoció la “lealtad” de Marcelo Ebrard hacia el presidente López Obrador.
“Quizá sea el que sabe más política y el que tiene más experiencia en el ejercicio de la función pública y su desempeño hasta el momento ha sido impecable”, agregó.
Y subrayó: “Me parece que los dos son indispensables para la transformación de la vida pública del país”.
Del diferendo entre ambos, insistió:
“No nos gusta, a quienes pertenecemos a este movimiento, verlos con desencuentros, no nos gusta verlos en franca diferencia y hacemos votos porque diriman sus desencuentros… no está la situación para bollos, ni para profundizar los abismos de las diferencias al interior de Morena”.