Ciudad de México, México.– La piel se estremece al escuchar el Himno Nacional, ver ondear la bandera tricolor con el águila al centro devorando la serpiente o cuando suenan las notas del mariachi al interpretar aquellas melodías que recuerdan las raíces de México.
Septiembre es un mes emblemático por los diversos acontecimientos trascendentales para el país ocurridos en diversos años y el más destacado es el inicio de su Independencia, movimiento encabezado por Miguel Hidalgo y Costilla.
Este hecho, sin duda, uno de los más celebrados por los mexicanos, fecha cuando emerge con espectacular fuerza el nacionalismo, la reafirmación y el orgullo de haber nacido en esta tierra.
Para Rodrigo Moreno Gutiérrez, del Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM, la celebración del día 15 “no es sólo un asunto de autoridades, es netamente popular, aunque no siempre fue así, por lo que la importancia es mayúscula toda vez que supone consolidar un sentido de identidad en esa comunidad que creemos que somos”.
Hoy, a diferencia de años anteriores, cuando los ríos humanos llegaban alrededor de las plazas y zócalos, había agitación, bullicio, luces, clamores, serán pequeños entornos en los que se festeje un episodio histórico y a la Patria, y el inicio de un Estado nacional, considera.
El galardonado con la Distinción Universidad Nacional para Jóvenes Académicos en el área de Docencia en Humanidades 2019, explica que aquello que tuvo su origen en la conmemoración de un movimiento político y social explosivo, con el curso de los años se conformó en una celebración y festejo genuinamente popular.
“Esto tiene que ver con un proceso complejo de dos siglos, en los que generación tras generación, a través de la educación o el discurso oficial se fue construyendo una idea de nación, y ésta es la que se sintetiza en festejos como este: salen las banderas, el escudo, el Himno Nacional, y estas son expresiones nacionalistas”, abunda.
Moreno Gutiérrez acota que el nacionalismo tiene un nivel de peligrosidad muy alto, porque puede fomentar expresiones de intolerancia y de exclusión en una sociedad que presuntamente enarbola lo contrario.
“A veces el nacionalismo hace oído sordos de lo que decimos que somos: un país diverso, multicultural, pluriétnico, y ese discurso no embona tan sencillamente en un discurso nacionalista, que puede tener expresiones discriminatorias o xenófobas, que creemos que sólo pasan en otros países”.
La conmemoración del 15 de septiembre, asegura, alude a las primeras horas del día 16, que, de acuerdo con testimonios históricos, es el momento del llamado -durante la madrugada- del cura Hidalgo a sus feligreses, y se suele celebrar la noche del 15, un poco por la tradición hispánica de hacerlo la víspera como sucede con la Navidad.
“En el siglo XIX los festejos eran todo el mes, algunos conmemoran el 27 de septiembre porque fue el día en que ingresaron las tropas trigarantes a la Ciudad de México, y la firma del acta de Independencia que es el 28 de septiembre: Una cosa es lo que hizo Hidalgo en 1810, y otra la consumación de la Independencia en 1821, de la que pronto se cumplirán 200 años”, relata Moreno Gutiérrez.
¡A toda asta!
“Y el viento era otra vez la libertad, que en vano intentamos fijar en las banderas”, dijo en su momento el escritor José Emilio Pacheco. Hoy las insignes tricolores, reproducciones de uno de los símbolos patrios se comercian en algunas esquinas y avenidas de la Ciudad de México, a pesar de “esta enfermedad invisible” de la COVID-19, dijo Josefina Hernández una de las vendedoras de estos artículos.
Este es el doceavo año que vende aquí, en las calles de Uxmal y Morena, la colonia Narvarte. Tiene 36 años de edad y la responsabilidad de continuar este negocio de tradición familiar.
Relata que ahora el artículo más buscado es el cubrebocas. Los ofrece de tela y tejidos, varían sus precios, y lo que demanda su cliente son las banderas pequeñas.
Joyas universitarias
Para conocer con mayor profundidad este tema, en el catálogo electrónico de la UNAM hay más de 200 trabajos recepcionales referentes a la Independencia de México. Cuenta con la Colección Lafragua conservada por la Biblioteca Nacional de México del Instituto de Investigaciones Bibliográficas (IIB), a cargo de Alberto Octavio Partida, Jefe del Fondo Reservado.
Ese material tiene peculiar importancia para la reconstrucción de una buena parte de la vida de nuestro país, pues incluye libros, panfletos y manuscritos relacionados con el surgimiento de México y de su vida independiente. Fue reconocida por la UNESCO como Memoria del Mundo, está microfilmada y los originales ya no se prestan para consulta.
Recomendaciones
Para fomentar la lectura de historia sobre este proceso, el autor de “La trigarancia. Fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821”, recomienda el “Diccionario de la Independencia de México”, de Alfredo Ávila, Virginia Guedea, y Ana Carolina Ibarra.
Además, “El grito de Independencia”, de Fernando Serrano Migallón, y “La fiesta de la Independencia nacional en la Ciudad de México”, de Verónica Hernández Márquez.
Sugiere la lectura de “La Suave Patria”, de Ramón López Velarde, uno de los poemas preferidos de Miguel León Portilla, aprendido de memoria por Jorge Luis Borges, recitado por el Presidente Álvaro Obregón y predilecto del exrector universitario Luis Garrido Díaz.
Finalmente, “No me preguntes cómo pasa el tiempo”, de José Emilio Pacheco, que contiene uno de sus textos más connotados, “Alta Traición”.