Ciudad de México, México.– En este momento, en México no hay motivo de alarma por la epidemia de la enfermedad COVID-19, que afecta principalmente a China. Todavía no hay circulación activa del virus, pero la situación cambiará en las próximas semanas. No se puede predecir la magnitud del problema que enfrentaremos, pero debemos estar preparados hasta un cierto nivel, como todos los países, dijeron especialistas de la UNAM.
Por ahora, la gravedad reside en que nuestra planta productiva requiere de insumos provenientes del país asiático, y si no llegan, habrá un impacto en el empleo: disminuyen puestos de trabajo, ingresos y el consumo, afirmaron integrantes de la comisión para la atención de la emergencia del coronavirus, creada por esta casa de estudios.
En conferencia de medios, Samuel Ponce de León Rosales, coordinador del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS), refirió que la COVID-19 ha evolucionado con rapidez. De China se ha extendido a Asia y Europa, con un foco importante en Italia, en América (con los casos en Estados Unidos y Canadá, y uno reciente en Brasil), y con brotes en varios territorios más, como Irán –donde ya se reportan decesos–, Hong Kong y Corea del Sur.
Precisó que en México se han investigado casos sospechosos que han sido descartados; se ha iniciado un programa de vigilancia activo, tomando muestras a pacientes sintomáticos, que resultaron negativos para otras pruebas, en particular influenza y virus respiratorios. Hasta el momento no hay reportes de alguno positivo.
Ponce de León informó que “tenemos un problema, y se está tratando”; en esencia, consiste en atender un nuevo agente causal de infecciones respiratorias. “La mayoría de los casos pasará inadvertida o con síntomas muy leves, algunos se complicarán; el sector salud debe establecer que si alguien se siente mal será recibido en sitios determinados, pero en este momento no hay motivo para entrar en situación de alarma”.
Impacto económico
Alicia Girón, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc), explicó que, en contraste, el problema desde el punto de vista económico es grave a escala mundial.
“Desde hace 10 años vivimos una situación de inestabilidad de la que no podemos recuperarnos. Está en jaque la economía global, pues la estructura económica y productiva está entrelazada; de ese modo, resulta significativo el desplome de las bolsas de valores, pero sobre todo, la pérdida de las cadenas de valor”.
El proyecto económico de México será afectado por el coronavirus, “porque China es una nación que importa y exporta gran cantidad de productos, y su planta productiva se detuvo, con la gente resguardada en sus localidades y sus casas”.
Para nuestra nación el impacto económico es muy enérgico, “no sé hasta qué punto el Banco Central pueda tener políticas de reactivación”, señaló la exdirectora del IIEc.
Por otra parte, las crisis pueden representar una oportunidad, y en ese sentido “lo ideal sería que muchos insumos provenientes de China se produzcan en México; para ello se requiere impulsar una mayor inversión pública”, aconsejó.
María de Jesús Medina, del Instituto de Investigaciones Jurídicas, indicó que el reglamento internacional sanitario marca el momento en que se deben tomar medidas extraordinarias en caso de pandemia o crisis. “De acuerdo con nuestra Constitución, mediante aprobación del presidente y del Congreso de la Unión es posible suspender o restringir los derechos de las personas para hacer frente rápida y efectivamente a estas situaciones”.
Así, las cuarentenas pueden estar permitidas por la Carta Magna, pero es importante que se atienda la cooperación nacional e internacional, y que haya un fundamento en la ética en salud pública.
Sobre el combate a la estigmatización y xenofobia, consideró que se debe hacer referencia a lo que sucede, pero no atribuirlo a una locación geográfica, animales o grupos de personas, para respetar los derechos humanos, y porque la epidemia no conoce fronteras ni tipo de población.
En su oportunidad, Mauricio Rodríguez Álvarez, del Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina (FM), expuso que los casos de la COVID-19 en Irán, Italia, Corea, Afganistán, Bahréin y Omán, confirman que está en expansión.
En China, donde se localizan la mayoría de los casos y defunciones, el crecimiento de la enfermedad se logró estabilizar gracias a las medidas drásticas de distanciamiento social e intervención en la población.
Remarcó que no existe tratamiento específico para la infección, pero las recomendaciones son una atención oportuna, manejo adecuado de los pacientes, evitar complicaciones y vigilar la evolución, además de usar cubrebocas para evitar contagios. “No hay vacuna específica y no hay que esperarla para decir que estamos preparados. Esas herramientas servirán para siguientes etapas, meses adelante”.
Rodríguez Álvarez expuso que los posibles casos podrían ser atendidos en el sistema de salud privado, por lo que resaltó la importancia de avisar a las autoridades de salud locales si hay sospecha. Lo mismo debe ocurrir con laboratorios privados, para llevar a cabo las acciones pertinentes de contención, seguimiento, identificación y mitigación de riesgo.
En la UNAM se han identificado áreas para la implementación de protocolos de investigación, herramientas de diagnóstico, plataformas para la producción de vacunas, análisis del virus y trabajo con grupos de la Secretaría de Salud para tener retroalimentación. “La Universidad Nacional tiene mucho que aportar y está en la mejor disposición”, sostuvo.
Por último, Jorge Baruch Díaz, de la Clínica del Viajero, de la FM, señaló la relevancia de comunicar con claridad y efectividad, para reducir la incertidumbre, que puede provocar daños mayores que la propia enfermedad.
“Necesitamos coordinación y colaboración más proactiva, no reactiva, entre el gobierno, la iniciativa privada y la sociedad civil. Eso determinará un curso positivo de respuesta en caso de confirmar la COVID-19 en el país. En tanto, las recomendaciones para los viajeros son actualizar sus esquemas de vacunación y estar informados”.