Análisis a Fondo
La vida no vale nada en Guanajuato
A qué hora nos quedamos sin brújula
Por Francisco Gómez Maza
Otro infortunio que padecen los mexicanos conscientes – traigo un país atravesado, me dice diariamente mi conciencia cuando despierto – es el secuestro y asesinato de menores de edad – niños y niñas -, que le rompen la madre a este río o caudaloso o de aguas serenas, de la vida del mexicano.
A qué hora nos bajamos del mundo, caramba.
Lo grave es que quienes van por el camino sin rumbo, con las orejas y los ojos tapados, obviamente que ni se enteran. Ni les importa que los criminales maten a quien quieran. Y hacen una inmensa mayoría. Ni les va ni les viene que la policía encuentre a una niña o a un niño descuartizado en cualquier basurero. Así de horrible es la vida cotidiana del mexicano.
Y ya es costumbre, ya es una práctica casi intrascendente. Las autoridades de procuración de justicia ni se inmutan. Perdieron ya la capacidad de asombro, como los médicos a quienes les da igual que el paciente viva o muera, inclusive por su propia irresponsabilidad.
¡Lo secuestraron! ¡Lo asesinaron! Ni hablar. Así es este negocio de la vida pinche del mexicano. Buscan, investigan, sólo porque les pagan un sueldo. Como autómatas. Porque es su obligación.
No vayamos tan lejos. Tan sólo en el estado de Guanajuato, entre el 2015 y el 2019, poco más de 2 mil niñas, niños y adolescentes fueron asesinados. Y Guanajuato, por lo menos en cuatro de esos cinco últimos años, ocupó el primer lugar en este delito, de acuerdo con el Centro NIMA de Promoción de los derechos humanos de niñas, niños y adolescentes en Guanajuato.
Los asesinatos de niños son cosa de todos los días. De hecho, las últimas estadísticas señalan que cada día mueren violentamente tres menores en el país. Los más recientes reportes del Secretariado Ejecutivo de la Secretaría de Seguridad Pública indican que, en promedio, el año pasado se cometieron 92 crímenes al mes contra pequeños, y casi la mitad de los crímenes se concentra en seis estados: Guanajuato, Estado de México, Jalisco, Veracruz, Baja California y Chihuahua.
De acuerdo con registros del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el 22 por ciento de los niños asesinados tenía menos de 12 años de edad. Del universo total, el 76 eran hombres y sólo 24 por ciento, mujeres.
De hecho, México es una de las naciones más riesgosas para este sector de la población, pues se compara con Irak y Honduras en términos de violencia; las tasas de homicidios son propias y características o proporcionales a un país en guerra: unos 20 mil niños y adolescentes han sido asesinados desde 2006 hasta el 2019, en el contexto de la guerra contra el narcotráfico y la violencia e inseguridad que se vive en varias regiones del país, de acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim).
Este lunes la Fiscalía de la Ciudad de México anunció una oferta de 2.000,000 de pesos a quien informe del asesino o los asesinos de una niña, que fue secuestrada a la hora de salida de la escuelita. Ni qué decir…Se para la respiración.