Análisis a Fondo
Santiago Nieto, los Millonarios y Marthita
Y nadie habla de la corrupción religiosa
Por Francisco Gómez Maza
Dice la gente en mi terruño: “A cada santo se le llega su día y a cada maloso su garrote”. Y habrá que investigar a todas las empresas religiosas, empezando con la iglesia católica y sus congregaciones y órdenes. Por lo pronto, ya le cayó el chahuixtle a los Legionarios de Cristo del pederasta y pedófilo Marcial Maciel, y su relación con la ex primera dama de cartón, Martha Sahagún, consanguínea de la honorable familia Sahagún de la Parra de Michoacán.
Por lo pronto, Santiago Nieto, el investigador anticorrupción encargado de la Unidad de Inteligencia Financiera(UIF) de Hacienda, Santiago Nieto, reveló que existe una investigación contra la organización religiosa Legionarios de Cristo y sus vínculos con Martha Sahagún, esposa del expresidente Vicente Fox.
Sin embargo, el tema fue matizado por Nieto durante la conferencia matutina de este martes 7 de enero; o sea, existe la denuncia, pero no hay ninguna investigación que compruebe el caso, hasta el momento. También matizó, quizá con un exceso de prudencia, que no se investiga a la esposa de Fox.
Pero por algo está ahí la denuncia. No sería extraño que un personaje de la política y de la extrema derecha estuviera involucrado en actos non sancti, corrupción, corrupción, corrupción, pero el fiscal no puede actuar sin pruebas contundentes como ocurría en tiempos idos, cuando la inmensa mayoría de acusados de cualquier injusticia eran liberados porque el Ministerio Público no acompañaba con datos duros, con pruebas en las carpetas de investigación la clara culpabilidad del acusado. Aquí es donde la puerca torcía el rabo y ni dios padre en su calidad de Justo Juez, podía condenar a los ladrones o violadores, o asesinos; a los malosos, pues.
Seguramente que las cosas en relación con los Millonarios de Cristo, como los motearon católicos canijos, y el papel jugado por Martitha, no se quedará nada más en las declaraciones del investigador de la corrupción, quien, de paso, ha hecho un espléndido trabajo independientemente que no sea de Morena y que haya sido votado por el pasado presidente de la república de su cargo de fiscal electoral, titular de la Fepade, que ahora encabeza mi querido amigo José Agustín Ortiz Pinchetti.
Vaya tareota la que tiene Nieto. Es que el cuerpo social de este país es como un cadáver que supura por donde le piques, formando un mar de porquería pestilente y las congregaciones que se dicen religiosas no escapan de esa lacra. Para empezar, ganan miles de millones, en el caso de México, de pesos. Imagine usted cuánto recolecta la Basílica de Guadalupe, durante las fiestas para celebrar las presuntas apariciones de la Morena del Tepeyac, o el templo – no sé si ya haya sido designada basílica – del santo de la llama en la cabeza: san Juditas, que recolecta millones cada 28 de cada mes.
Pero no es lo grave. La gente, la feligresía, da el óbolo con desprendimiento; muchos, esperando la buenaventura, la bendición divina. Lo grave es que los encargados de tales negocios, porque son negocios disfrazados, no pagan impuestos fiscales y el gobierno, con el san Benito de la separación de la iglesia y el estado, no se atreve a reformar la Constitución para obtener ingresos de las congregaciones “religiosas” para financiar los servicios públicos.
Si López Obrador quiere superar a su héroe – Benito Juárez García, quien separó al Estado del poder eclesiástico -, tiene ad ovum que meterlos en cintura, sobre todo las iglesias que hacen pastoral en las zonas doradas, donde las ganancias son multimillonarias. Los Legionarios de Cristo serían el comienzo de un cambio radical. Y muchos, miles, millones de personas religiosas se lo agradecerían. La corrupción en las iglesias es tan grave como la pederastia, como la pedofilia, como las violaciones de monjas y niños y niñas por parte de curas sinvergüenzas.
Los Legionarios de Cristo es una organización católica fundada por el extinto sacerdote mexicano, Marcial Maciel, la cual está involucrada en casos de abuso sexual a menores cometidos por integrantes de esa organización.