Inteligencia Competitiva
Por Ernesto Piedras
Un gran invento de la humanidad ha sido la representación de unidades de valor de uno y valor de cambio en lo que conocemos como moneda, o genéricamente, dinero. En su evolución ha pasado de tomar la forma de granos, ganado, metales, notas de crédito o billetes, plástico como las tarjetas de crédito y, más recientemente, unidades de información electrónica o Bits & Bytes.
La conectividad contemporánea abre crecientemente oportunidades transaccionales como el e-commerce y el m-commerce, pero más recientemente, permite concretar los pagos digitales con nuestros dispositivos móviles inteligentes o Smartphones.
El lanzamiento de Cobro Digital (CoDi), plataforma desarrollada por Banco de México que utiliza SPEI para realizar pagos electrónicos por medio de un dispositivo móvil conectado, representa una iniciativa del gobierno para aproximar el acceso a estas vías transaccionales a la población.
Para lograr el aprovechamiento óptimo de estas herramientas digitales, se requiere contar con varios eslabones de la cadena de conectividad, a saber: disponer de una conexión a internet, tener un dispositivo de acceso, contar con los métodos y medios de pago, así como poseer las habilidades digitales suficientes para hacer uso de los servicios digitales.
Habilitadores para el Uso de Plataformas Digitales
Para materializar el beneficio de emplear nuestros recursos monetarios en términos de bits & bytes, es indispensable que el usuario cuente con conexión a Internet. A finales de 2018, 74.2% de las personas mayores de 6 años calificaron como usuarios regulares a este servicio y el número de usuarios de banda ancha móvil ascendió a 88.3 millones, conectividad relevante para hacer uso efectivo de plataformas digitales de pagos.
Otro eslabón habilitador es la tenencia de un Smartphone con características que soporten el funcionamiento adecuado de estas aplicaciones. En nuestro país se contabilizan 106.7 millones de smartphones, 55% de ellos de gama media y alta, es decir, aquellos con capacidades tecnológicas suficientes para su uso para estos fines.
En lo que toca al acceso de medios de pago, se ha registrado un lento avance en el último trienio. En 2015, 68.0% de la población (52.1 millones) entre 18 y 70 años eran sujetos bancarizados que contaban con al menos un producto financiero, mientras que en 2018 esta proporción registró un escaso ascenso a 68.3% (54.0 millones). Incluso el volumen de personas con una tarjeta de crédito bancaria disminuyó en el periodo al pasar de 10.7% a 10.5%, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera elaborada por CNBV-INEGI.
Los habilitadores para la democratización y aprovechamiento eficiente de las plataformas transaccionales digitales registran niveles significativos en términos de acceso a la población.
Sin embargo, aún sigue siendo relevante la brecha de poder adquisitivo que limita la capacidad transaccional, incluso de los usuarios conectados.
Otro factor relevante que dificulta el uso de estos servicios es su desconocimiento ex-ante, tal que tan sólo 29.7% de los internautas conocen esta forma transaccional. Aquí es precisamente, donde CoDi busca incidir, al proveer de una plataforma rápida, segura y eficiente, con un amplio alcance de instituciones financieras y sin costo por cada transacción, al no generar comisiones adicionales.
Perspectivas de las Transacciones por la Vía Digital
El principal objetivo del lanzamiento y cada vez mayor diversidad de plataformas digitales de pagos es la realización de transacciones expeditas y seguras sin la necesidad de utilizar efectivo. Al respecto, destaca la labor de las instituciones financieras que han aprovechado la creciente adopción de conectividad y dispositivos conectados para extender su oferta de servicios al universo digital en beneficio de sus clientes.
Se espera que el uso práctico de las plataformas transaccionales digitales siga una trayectoria al alza, siendo la bancarización y la conectividad por medio de smartphones de gama media y alta, las principales vías para aumentar su adopción en México.
Al mismo tiempo, la creciente competencia en la oferta de plataformas abona a la dinámica hacia su democratización entre la población.