Ciudad de México, México.– El calentamiento global atribuido a la actividad humana ocasiona que el derretimiento de glaciares en el mundo ocurra a ritmo acelerado, y su desaparición tendrá, entre otros efectos, un fuerte impacto sobre la población que depende del recurso hídrico que éstos generan.
De manera natural, el retroceso de esas masas de hielo se da por el aumento de la temperatura ambiente, debido al cambio climático, afirmó Hugo Delgado, director del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.
Todos los glaciares del planeta han reducido su tamaño de forma espectacular, incluso en los últimos años “hemos presenciado el derretimiento de muchos cuerpos de hielo, como sucedió con el glaciar islandés Okjokull”, que perdió su espesor y se deshizo; pero esta situación ya ha ocurrido en otras regiones, como Groenlandia, los Andes, los Alpes, el Himalaya y México (Popocatépetl e Iztaccíhuatl), alertó el universitario.
No hay manera de revertir este proceso, pero sí de frenarlo con la disminución importante de la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera. “Si no lo hacemos, seguirá aumentando la temperatura a un ritmo más allá de lo estimado”.
Los glaciares y el cambio climático
Hugo Delgado señaló que durante los últimos dos millones de años el planeta ha tenido cuatro glaciaciones, procesos de acumulación de nieve y formación de hielo glaciar que ha permanecido en la cumbre de las montañas y en las partes bajas, principalmente. Son procesos naturales que tienen que ver con el cambio climático.
Las glaciaciones han terminado y entre dos de ellas hay periodos que se conocen como interglaciares, en donde la temperatura ambiente se eleva de manera natural; no obstante, se registra un aumento en la temperatura global, que va mucho más allá del proceso natural, y particularmente se ha acentuado durante este siglo.
A este fenómeno se le llama calentamiento global, y la actividad humana es responsable de su presencia, pues básicamente se explica en función del incremento de gases de efecto invernadero como el dióxido de carbono, detalló.
Debido a ello, los glaciares retroceden en el orbe, y los islandeses pusieron una placa en el sitio donde alguna vez hubo un cuerpo de hielo permanente para recordar ese evento y para que las futuras generaciones tomen conciencia sobre los efectos del calentamiento global.
El geólogo aseguró que las consecuencias por el derretimiento de los glaciares son graves. Un ejemplo es Puebla, donde cinco por ciento del agua que irrigaba la cuenca provenía del deshielo del Popocatépetl e Iztaccíhuatl, pero al desaparecer esos hielos han dejado de aportar al sistema hídrico superficial y subterráneo; en consecuencia, los mantos acuíferos ya no tendrán esta recarga y la población que utiliza agua subterránea para abastecerse ya no podrá hacerlo.
Otro caso es el de Perú, país con el mayor número de glaciares de montaña en Sudamérica, presentes en las cumbres de los Andes. Se han formado lagunas que se alimentan del agua de deshielo, pero en las últimas décadas algunas de las masas de hielo más pequeñas han comenzado a desaparecer provocando, inicialmente, el desbordamiento de las lagunas, lo que pone en riesgo a las poblaciones cercanas.
Pero esa agua no se ha podido almacenar y en algunos años las lagunas desaparecerán, pues al derretirse los glaciares el aporte del líquido dejará de existir y habrá escasez de ese recurso para consumo humano.
Delgado resaltó que la fusión del hielo y desaparición de los glaciares en Islandia y Groenlandia; la separación de grandes bloques en las grandes extensiones de hielo de la Antártida, mismas que ingresan al mar; y la disminución importante de la cubierta de hielo en el Polo Norte, son ejemplo de lo que sucede a causa del calentamiento global.
La historia nos dice que durante las épocas interglaciares se forman sistemas lacustres, pero después hay sequía cuando vuelven las glaciaciones: los lagos desaparecen y posteriormente pueden resurgir. “Lo interesante es que deberíamos estar en una etapa de formación de lagos, pero los que se generaron al final de la última glaciación ya los hemos consumido o hemos puesto el agua fuera de sus cuencas”, subrayó.
No hay modo de revertir el proceso de derretimiento, reiteró, pero se puede intentar frenarlo, hacer conciencia y buscar la manera de adaptarnos a las nuevas condiciones que se nos presentarán, sin el recurso hídrico que los glaciares nos proporcionaban.
Finalmente, explicó que un glaciar es una masa de hielo que tiene un régimen de alimentación y pérdida, además de movimiento, lo que lo convierte en un cuerpo dinámico; cuando pierde esas características ya no tiene manera de crecer y prácticamente se declara extinto.
Para subsistir requieren precipitación sólida, es decir, en forma de nieve o hielo; si esto no ocurre, sólo tienen pérdida de agua (que se genera mediante la fusión). Si se funden de manera continua y no tienen recarga de precipitación sólida, eventualmente reducen su tamaño y desaparecen.