Ciudad de México, México.– En México el gusto por los gatos se ha incrementado exponencialmente; en esta preferencia han influido factores sociales, naturales y de conducta, pues se pueden adaptar a vivir de manera solitaria o en conjunto, a su grupo social se le denomina ‘plástico’ o ‘adaptable’, explicó Claudia Edwards Patiño, académica de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia (FMVZ) de la UNAM.
Los felinos tienen un grupo social único en el planeta, así que pueden ser solitarios en ciertos momentos, o grupales matriarcales, en otros. Son las primas, tías o abuelas las que se encargan de cuidar a las crías; son nodrizas, parteras, y en el caso de los machos, solitarios que patrullan sus cuadras en busca de hembras sólo en época de celo.
La universitaria, certificada en etología y pequeñas especies, añadió que no son animales gremiales ni jerárquicos, por lo que la manera en que gatos y humanos nos relacionamos es distinta.
“La relación de los gatos es aquélla en la que si tú quieres y yo quiero, está bien, ambos queremos; si tú no quieres, no hay problema; y si ya no quiero, deberías de respetarme. Todas son maneras de la que deberíamos aprender”, enfatizó.
Por la manera en que fueron tratados cuando eran gatitos, algunos son sumamente sociables y cariñosos, y cuando quieres, normalmente corresponden, pero también existen los que son más individuales porque no están acostumbrados a la socialización, y que la gente no sabe cómo fraguar ese lazo.
“Hay una gran variedad de conductas, y dependen de cómo nos perciben. Cada gato es un mundo, por eso no hay que perder de vista que son animales más independientes y que hacen lo que quieren, y precisamente eso los convierten, para muchas personas, en la compañía ideal”.
“Gatijos”
Independientes, no demandantes, ni gremiales; amorosos, adaptables a vivir de manera solitaria o acompañados. El gusto por ellos crece en una sociedad distinta, con incesante ritmo de vida, que les llama “gatijos”.
“Gatijo es un término coloquial. Los veterinarios tenemos divisiones: los que tienden a seguir llamando a los responsables de los animales ‘dueños’, porque para el código civil local los animales son ‘cosas’, y entonces tú eres el dueño, y los que bajo una nueva ética les llamamos ‘gatijos’, definición de su estatus como seres que sienten, y un afán por dejar de cosificarlos. Empezar por el lenguaje es un paso importante”, subrayó.
Académica de Zootecnia de Perros y Gatos, e investigadora del Lazo Humano-Animal en la FMVZ, Edwards Patiño consideró que se inicia un cambio cuando en lugar de propietario, poseedor o encargado se habla de un responsable, un tutor, sus padres o sus padres adoptivos.
“Tenemos una sociedad distinta, con familias ‘dinkys’ (parejas que no aspiran a tener hijos) o aquellas que postergan la llegada de sus hijos, y mientras tienen un perro o un gato, que es parte de la familia”.
La doctora en Ciencias e integrante de la Sociedad Mexicana de Etología y Bienestar Animal precisó que con los ritmos y horarios de vida actuales en las ciudades, tener un perro es complicado porque son sumamente gremiales, a diferencia de los gatos, que duermen, despiertan, juegan, comen y espera.
“Debido a que se han reducido las viviendas, convivir con un gato es mucho más fácil. Pero además su auge se debe a que se han abierto espacios para hablar de ellos, como festivales. Antes la gente no sabía que podía llevarlos al veterinario, y la medicina para ellos estaba muy atrasada; ahora en la UNAM tenemos consultas de etología clínica especializada, que se suma a las redes sociales de los seguidores de felinos, donde se dice que regresamos al antiguo Egipto porque en nuestros ‘muros’ adoramos a los gatos”.
101 gatos
Soledad es su nombre, y describe un tanto su vida. Hace más de seis años decidió vivir en el espacio público, bajo un puente, porque no la aceptaban en ningún lugar con sus gatijos.
“Soy jubilada, pensionada, pero no tengo casa; he querido rentar un lugar para vivir, pero en ninguno puedo tenerlos; son decenas y todos tienen nombre, están vacunados y la mayoría esterilizados. Cada uno tiene su collar”, dijo mientras acariciaba a “Benjamín” y “Rubius”.
Cuando alguien se allega varios animales se dice que tiene síndrome de Noé, un trastorno psicológico que a veces surge después de alguna pérdida, pues se cree que el único lazo que se puede tener es con sus animales. Tiene uno, dos, tres… ¿por qué gatos?
Claudia Edwards responde: “porque es mucho más fácil, es un animal acumulable porque es sencillo tener varios, tanto en casa como en el exterior; son más silenciosos y limpios que los perros”. Veterinaria por casi dos décadas en medicina de la conducta, aseguró que los gatos son animales muy interesantes porque dependen de la educación que se les da en la infancia. Mucha gente concluye: “los perros tienen dueño, los gatos tienen staff”.