Ciudad de México, México.– Quien no conoce la historia está condenado a repetirla, y pandemias como la influenza de 1918-1919 son ejemplo de que existen enfermedades cíclicas que marcan a las naciones, destacaron expertos reunidos en el Instituto de Investigaciones Históricas (IIH) de la UNAM.
Esta enfermedad, mejor conocida como gripe española, causó en nuestro país miles de muertes en un tiempo en el que aún enfrentaba a la Revolución Mexicana.
Claudia Agostoni Urencio, especialista del IIH, comentó que “a raíz de la influenza de 2009 surgió la duda de qué pasó con la de 1918-1919, porque en las historias de la Revolución se hace mención de ella, pero no había estudios de fondo, así que expertos de varias universidades investigaron en la mayor parte de la República”.
Estimaciones indican que en el mundo la influenza de 1918 causó la muerte de al menos 50 millones de personas, cantidad que triplicaba el número de víctimas de la Primera Guerra Mundial.
Originada en Estados Unidos y no en España, como se cree, la epidemia llegó a México en tres oleadas, una de las más intensas en noviembre de ese año, generando miles de decesos. En ese momento las preocupaciones en nuestro territorio eran otras: guerra civil e inseguridad, resaltó la ganadora del Reconocimiento Sor Juana Inés de la Cruz 2016, de la UNAM.
América Molina del Villar, especialista del CIESAS y una de las organizadoras del coloquio “A cien años de su aparición. La pandemia de influenza de 1918. Acercamientos, abordajes metodológicos e impacto demográfico en México”, precisó que según cifras oficiales, en nuestro territorio murieron alrededor de 300 mil personas, “pero los nuevos estudios permitirán acercarnos más a la realidad”.
Para saber más sobre este tema, investigadores se dieron a la tarea de revisar documentos en el Registro Civil para conocer, principalmente, cuáles eran los motivos de defunción hace un siglo, y descubrieron que en poco tiempo el patrón cambió: la gastroenteritis, bronquitis y enteritis dejaron de ser las principales causas de muerte.
La gastroenteritis, por ejemplo, provocaba el 30 por ciento de los decesos, y la influenza el uno por ciento, pero durante el mes de noviembre de 1918 las estadísticas se invirtieron.
Se calcula que en la Ciudad de México fallecieron alrededor de siete mil personas, dejando evidencia de la vulnerabilidad de esta urbe, en una época de cambios políticos. Además, se había pasado por una fuerte epidemia de tifoidea, que afectó principalmente a la población infantil, relató Molina del Villar.
La antropóloga destacó que como ocurrió en la crisis de 2009, en 1918 los principales afectados fueron los adultos mayores y las personas de entre 20 y 40 años, “clara muestra de que este tipo de virus son cíclicos y es necesario continuar atentos a su presencia”.
Los trabajos presentados en el coloquio, serán incluidos en un libro que se espera sea publicado en 2019, aún recordando el centenario de la epidemia, y a una década de la influenza AH1N1.