Análisis a Fondo
34 candidatos asesinados
Por Francisco Gómez Maza
En estos tiempos electorales – cuando José Antonio Meade, del PRI, y Ricardo Anaya, del PAN (tienen razón quienes dicen que ambos integran el PRIAN) promocionan la imagen de López Obrador con sus mensajes del miedo, con sus espots carentes de todo sentido de la comunicación política, con mensajes contraproducentes, que en realidad se convierten en búmerang en contra de ellos mismos, en las propias narices del gobierno de Peña Nieto se recrudece la violencia perpetrada por una delincuencia que no se sabe si proviene del narco o de políticos criminales.
Continúa la violencia fatal que en principio atizó Felipe Calderón, unos días después de haber tomado posesión de la presidencia de la república, que costó más de cien mil ejecuciones, y continuó salvajemente en el gobierno de Peña, recrudeciéndose sin control. Pareciera que las fuerzas de seguridad en vez de atacar la delincuencia se dedican a la “limpieza social” con estereotipados escuadrones de la muerte. Pues lo muy grave es que esa violencia ha contaminado el proceso electoral que se supone es para cambiar los cuadros gubernamentales después de un sexenio de miedo.
Dos sectores son las víctimas del salvajismo mexicanensis: Los candidatos a puestos de elección popular y los periodistas. En dos meses que lleva el proceso electoral, tan sólo en dos meses. Han sido asesinados 34 candidatos, según registros de la Segob. De acuerdo con un reporte de la empresa Etellekt, mencionado por el periódico digital ejecentral, la violencia “incontenible” que vive el país, en el actual proceso electoral ha cobrado la vida de 102 políticos en poco más de ocho meses y más de un centenar se hallan bajo amenaza, un panorama que se estima no desaparecerá al término de las elecciones y que incluso se prevé, pueda continuar o empeorar ante la inminente llegada de la alternancia en muchas regiones del país, lo que orillará a una reconfiguración de los grupos antagónicos prexistentes y que representan un “riesgo de seguridad nacional a futuro”.
En lo que va del proceso electoral – de marzo para acá – han sido asesinados 34 aspirantes a cargos de elección popular locales en 11 entidades, de acuerdo con el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida. Y de las investigaciones que realizan las procuradurías y fiscalías locales, que tienen que ver con estos 34 casos, se desprende que han sido en su mayoría, producto de disputa de delincuencia organizada. Bueno. Está muy difícil detectarlo hasta para el investigador más avezado, mientras no tenga todos los pelos de la mula en la mano. Estos casos han sido muy focalizados en ciertas regiones del país. Guerrero fundamentalmente, Guanajuato y Jalisco han tenido casos que se tienen registrados y han sido prácticamente de todos los partidos políticos que tiene el espectro nacional.
Otro asunto gravísimo es la constante de la violencia en el periodismo. Es grave. En lo que va de este año, han sido asesinados cinco periodistas: Alicia Díaz (el asesinato más reciente) fue muerta a golpes en su casa de Monterrey. Juan Carlos Huerta, fue asesinado en Tabasco. Leobardo Vázquez lo fue en Veracruz. A Pamela Montegro, Nana Pelucas, la acribillaron a balazos en Acapulco. Y a Carlos Domínguez lo asesinaron en Nuevo Laredo.
En México, los comunicadores no sólo son violentados físicamente. Hay tantas formas de violencia, y cada una le duele a uno de los gremios más desprotegidos: el de la prensa. En el sexenio de Peña Nieto, por lo menos 41 periodistas han sido asesinados. Hasta este mayo, se contabilizan 115 periodistas asesinados entre 2000 y 2018.
“Están apagando las pocas luces que alumbran las tinieblas de la incertidumbre y la desiformación”, aseguró Ricardo Neves, de la Oficina en México del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ONU-DH), quien destacó que el trabajo periodístico “no se puede realizar con seguridad ni libertad en México” y por eso mismo, muchos periodistas tienden a la autocensura.
Y dónde están los encargados de proteger a los periodistas…