Análisis a Fondo
El misterioso sentido de la vida
¿Nace el humano para la muerte?
Por Francisco Gómez Maza
In memorian de Luz María
Ofrezco una disculpa por distraerme de esta asquerosa realidad de la política mexicana, que da para mucha palabrería eyaculada a diestra y siniestra, promesas falsas devenidas en puras vergüenzas. Ahora quiero dedicar este espacio al inescrutable fenómeno de la vida y de la muerte, o de la muerte y de la vida.
Han ocurrido muchas muertes en esta sociedad marcada por el karma de la perversidad, del odio. Muchas muertes desde el fatídico año de 2007, cuando los mexicanos fueron maldecidos por Huitzilopochtli y tuvieron que cargar con un tlatoani depredador de vidas humanas. Pero las cuentas de la muerte se pierden en las calles y en los campos y entre la malquerencia de soldados delincuentes y delincuentes delincuentes, entre marinos e inocentes que se atraviesan frente a los fusiles.
¿200 mil muertos en una década en este desgraciado país ahora desmenuzado, deshuesado como jaguar cazado, y entregado a manos de grandes capitalistas extranjeros? Me parece la cifra muy pequeña… Ha habido más muertes, porque hay vida todavía en esta porción del planeta que, poco a poco, va enfriándose y que también, más temprano que tarde, morirá.
No entiendo la vida; no le veo ningún sentido, más que el de la muerte, si no le doy yo el sentido, porque los seres vivos, como los humanos, aparecemos en la faz de esta tierra para vivir muriendo, para morir viviendo, nacer, crecer y morir (la mayoría se reproduce como conejos, como animalitos, sin pensarlo, sin meditarlo, menos meditarlo. Por eso hay tanta gente que va como zombi por las calles del mundo). Muy pocos se dedican a hacer toneladas de dinero para darle un diabólico sentido a la vida:
Los políticos y los grandes capitalistas, los adoradores del dios Pluto, cuya religión es la Plutocracia, sólo adornan su catafalco y la tumba o el horno crematorio con billetes y monedas y con joyas de metales y piedras preciosas. Y no pasan de ahí. Ahí se igualan con sus explotados, con su servidumbre, con sus “gobernados” (escuchen esto, señores que luchan por el poder político, en estos días de campañas electorales. Mentira que busquen en bienestar del pueblo. La Gran Mentira. Sólo buscan hacer el negocio de su vida. Ser el hombre o la mujer más poderoso de una porción de esta Tierra tan maltratada.
Quedamos en que la vida no tiene ningún sentido si no se lo damos nosotros. Si no vivimos en estado consciente cada momento de la vida. Si vivimos en estado consciente ya le estamos dando sentido a la vida. Ojo. Lean entre líneas. Y habrá que darle sentido a la vida porque el sentido natural de la vida es la muerte. Ahí se acaba todo, o en un crematorio caro, o en un panteón civil, o en una fosa común, o en un cementerio clandestino, de esos que están sembrados en todo el territorio mexicano gracias al diabólico sentido que le dan los poderosos a la vida. Una vida que no vale un comino, como dice el poeta popular, o populachero, que fue José Alfredo Jiménez, con su canción Camino de Guanajuato.
Han muerto muchos. La muerte ha tocado las puertas en muchas ocasiones desde que una lluvia de balas roció el vehículo que manejaba rumbo a la selva, muy cerca de esa ciudad sagrada de nombre San Cristóbal, cuando tendría que haber dejado la zalea en el pavimento de la carretera Panamericana, mientras los indios de mi tierra se rebelaban levantados en armas contra el mal gobierno, al grito de paz con justicia y dignidad, o Nunca más un México sin nosotros.
La muerte pues empezó ya a tocar a las puertas de mi datcha, donde cotidianamente mueren de hambre muchos, o mueren de enfermedades curables muchos seres que apenas están comenzando a morir, porque el paso de los años sobre la vida de un ser humano es el paso de la muerte. Vida y Muerte, parafraseando al poeta, son dos plumas de una misma ala. Y, amigos queridos, como deja ver mi querido José Saramago, sería muy aburrido ser eternos. La Eternidad, no lo sé con certeza, debe de ser sumamente aburrida. Nunca lo sabré. Mañana muero. Bueno. A cada momento todos estamos muriendo. Escuchen esto, políticos insensatos, ricos avaros.