Se pronunció por una maternidad libre y voluntaria, donde la mujer viva a fondo su libertad y la ejerza; sea capaz de decidir responsablemente de manera informada, “porque nadie se embaraza para abortar, eso que quede muy claro a todos”, afirmó.
En entrevista, consideró que por el momento histórico que viven la humanidad y el país, debe desmitificarse la capacidad de dar vida como un sufrimiento y dolor de una madre abnegada, y sobre todo abatir el desolador mensaje de que “tener un hijo es sufrir: es tu cruz, y aguanta”.
Para cambiar esa perspectiva de la mujer-madre, deberán modificarse todas las estructuras educativas, religiosas, culturales, familiares, de medios de comunicación, estimó.
Incluso, continuó, cambiar las políticas que validan y hacen prevalecer mensajes lamentables de que las mujeres nada más estamos para la maternidad y para cuidar la casa, todo en el ámbito privado, cuando se tiene derecho también al desarrollo profesional o laboral en condiciones de igualdad.
Se manifestó por impulsar una maternidad libre y voluntaria, cuyo significado es tener acceso a la información y educación para tomar decisiones. “En el momento en que las mujeres ejerzan esos derechos para decidir voluntariamente concebir o no un niño y lo vivan como un privilegio y de forma gozosa, junto con más oportunidades laborales, porque muchas son jefas de familia, se logrará una sociedad más justa, aseveró.
Mícher Camarena apuntó que transformar las estructuras se va a lograr poco a poco, y ello es importante porque educar es un elemento fundamental para enseñar a los niños a pensar de manera diferente en torno a las mujeres y sus funciones en la vida.
Ello implica, puntualizó, no regalar sólo muñecas a las niñas, sino también rompecabezas, patinetas o bicicletas, así como explicar a los niños que “no pasa nada si ellos cargan un muñeco o lavan ropa, porque con eso van a ser hombres y padres responsables”, y que tampoco “les va a pasar nada cuando expresen sus sentimientos de cariño a su esposa e hijos”.
“En la educación está la base para cambiar a como dé lugar los patrones socioculturales patriarcales que han alentado la desigualdad de las mujeres”, resaltó.
De esta forma, consideró, se estará avanzando en el cumplimiento de lo que establece el artículo cuarto constitucional, el cual refiere que toda persona tiene derecho a decidir libre, informada y responsablemente sobre el número y espaciamiento de hijos.
Dentro de esta perspectiva, dijo que debe estar incluida la maternidad de todas las mujeres, adolescentes, jóvenes, adultas y de las que han sufrido alguna violación sexual, “ante lo cual, lamentablemente, autoridades o familiares, sabiendo que fue abusada en sus derechos, no le permiten interrumpir legalmente el embarazo”.
Destacó que en la Ciudad de México, se ofrecen desde hace 8 años a las mujeres embarazadas tres opciones: “continuar con su embarazo; llegar a termino con la concepción y decidir por la adopción, e interrumpir legalmente el embarazo”.
Mícher Camarena sostuvo que deben brindarse a las mujeres alternativas que les ayuden a decidir en qué momento y cuándo tener o acceder al ejercicio voluntario de la maternidad.
Sólo así se podrá eliminar la mercantilización en que se ha convertido el día de la madre; son muchos años festejando esa fecha y sólo fue un pretexto para obtener los votos de las mujeres, comentó.
Festejar la maternidad de las mexicanas “es el día del nacimiento de cada uno de nuestros hijos e hijas, ese sí es un día de fiesta para cada mujer; cada cumpleaños de los hijos es el día de la maternidad”.
En otro punto, comentó que regalarles electrodomésticos y otros objetos que “no alientan el desarrollo personal, el descanso, la libertad, la seguridad o defienden la dignidad, sólo contribuyen a seguir considerando a las mujeres como amas de casa, cuidadoras y las que tienen la responsabilidad del hogar y de los hijos”.
Por ello, es deseable que desde la familia, esposos, hijas e hijos regalen una entrada al teatro o al cine, un día de diversión, un masaje relajante y no artículos que perpetúan el estereotipo de la madre sufrida y abnegada que ha prevalecido en nuestra cultura, concluyó.