Planteó a sus colegas legisladores, para ello, un punto de acuerdo dirigido al gobierno federal y a los organismos correspondientes a fin de que reconsideren la conveniencia de esta medida.
Argumentó que, por decir lo menos, los resultados económicos del “horario de verano” han sido ambiguos, pero sus impactos en la salud de los mexicanos han sido evidentemente negativos.
La vicecoordinadora del GPPRD recordó que al iniciar su aplicación en 1996 se arguyó un supuesto ahorro energético para todo el país. Sin embargo, de acuerdo con la Secretaría de Energía y la Comisión Nacional para el Ahorro de Energía, esto no ha sido así para el consumo residencial, pues en éste, por el contrario, hay un aumento significativo en los últimos 15 años.
Si aún en este consumo residencial hubiese alguna disminución de consumo –añadió Bojórquez Javier-, ello no es atribuible al horario de verano, sino a otras razones, como las nuevas tecnologías para disminuir el consumo, entre ellos, bombillas de luz más eficientes.
Lo que sí es claro es su efecto perjudicial en la salud, pues obliga a las personas a despertar y levantarse una hora antes a pesar de dormirse tan tarde como lo hacía en el horario normal.
Los efectos de esto son una baja notoria en la productividad y cierta propensión a los accidentes, al menos durante los primeros días, así como disminución de la cognición en los estudiantes, quienes suelen tener resultados promedio más bajos en los exámenes, de acuerdo a estudios científicos.
Por otra parte, ciertos indicios apuntan hacia el aumento de suicidios a partir del horario de verano. La menor producción de melatonina es propia de esta etapa del año y el cambio de horario puede producir desajustes, sobre todo en personas con tendencias bipolares o depresión.
La licenciada en Informática Administrativa con Maestría en Administración reconoció ciertos beneficios del cambio de horario para un sector, en particular para quienes tienen lazos económicos, comerciales y transfronterizos con Estados Unidos a partir del Tratado de Libre Comercio Norteamericano, pero no para la generalidad de la población.
Por todo ello, para la legisladora sería adecuado reconsiderar si una hora extra de sol durante algunos meses tiene algún beneficio económico o social para algún otro sector o para la mayoría de la población, pues los daños sí son evidentes.