Además, opinaron que la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París representa una oportunidad para replantear la estrategia de gobiernos locales y, en particular, del mexicano, que debe impulsar, a través de la lucha contra el cambio climático, en lo interno y lo global, la transformación del modelo de desarrollo actual.
Además, nuestro país debe asumir la oportunidad de continuar su liderazgo en América Latina y considerar que en la independencia económica y tecnológica hay valor, y en ese sentido, aumentar la inversión destinada a ciencia y tecnología, opinaron especialistas de la UNAM.
Para Carlos Gay García, coordinador del Programa de Investigación en Cambio Climático (PINCC), la retirada de la Unión Americana del acuerdo podría ser una oportunidad para “despertar a México y dedicarse, con criterios más independientes, a hacer lo que se debe. Puede ser una bendición disfrazada, pero se corre el riesgo, con poco ingenio e inteligencia, de que nos haga mucho daño, todo dependerá de cuan listo sea este país”.
En ese sentido, Fausto Quintana Solórzano, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales(FCPyS), opinó que el hecho no beneficia a México porque tenemos una dependencia política con EU, comercial de más del 80 por ciento, además de una asociación estratégica. Así, en la medida en que nuestro vecino se vea afectado por la decisión de su presidente Donald Trump, también nosotros lo sufriremos.
Nuestra nación representa el 1.67 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, porcentaje que se ha incrementado en los últimos años y lo seguirá haciendo hasta 2026; se alcanzará la meta de reducción de dos por ciento en 2030.
Es difícil de alcanzar, pero México tiene una infraestructura jurídica e institucional que puede ayudar, como la Ley General de Cambio Climático. Lo importante es fortalecer la inversión en desarrollo científico y tecnológico; de no hacerlo, pagaremos entre cinco y 20 por ciento del PIB, al año, por afectaciones del cambio climático, precisó Quintana.
En la rueda de medios “Repercusiones de la retirada de Estados Unidos del Acuerdo de París”, Gay mencionó que la decisión se tomó en contra de la opinión de la mayoría de los estadounidenses; Trump regresó a su país al siglo XIX o XX, al pretender recuperar los trabajos relacionados con el carbón, cuando el mundo del futuro gira alrededor de las energías renovables.
Con esa medida, EU corre el riesgo de aislarse del resto del planeta. “Puede perder su liderazgo, y el hueco que deja, tecnológico y de liderazgo político, será llenado por otros, como China y Europa”. Por ello, México no debe continuar su dependencia “absoluta y abyecta” de Estados Unidos. “Alejarse de eso nos sería muy favorable”.
Para ello necesitamos invertir en investigación y desarrollo, y alcanzar rápido el uno por ciento del PIB en el rubro. México es un país solar, con viento y energía oceánica, y sin embargo no tenemos tecnologías propias capaces de explotar esos recursos. “Necesitamos invertir en nuestros propios desarrollos e incorporar la ciencia a la cultura, y no verla como curiosidad”, remarcó el coordinador del PINCC.
Fausto Quintana recordó que el propósito central del Acuerdo de París es evitar que el calentamiento global llegue a dos grados centígrados, y se refleja en otros compromisos internacionales como la creación de un “fondo verde” de 100 mil millones de dólares para luchar contra ese fenómeno, principalmente mediante el fortalecimiento de las capacidades de los estados insulares y pequeños, con alta vulnerabilidad.
Se trata de un acuerdo vinculante, que sin embargo no tiene los instrumentos coercitivos para sancionar a quienes incumplan los compromisos de reducción de gases de efecto invernadero. A EU le tomará alrededor de cuatro años salir, aclaró el experto de la FCPyS.
Además de una reducción en el financiamiento del fondo de lucha contra el cambio climático, disminuirán los recursos que los estadounidenses invierten en ciencia y tecnología en esa área, así como el presupuesto para las instancias vinculadas a la investigación del fenómeno, mencionó.
Carlos Gay precisó que si se quieren estabilizar las temperaturas a dos grados o menos, “tendríamos que estar produciendo 80 por ciento menos emisiones para el 2050, lo cual no se logrará, y ahora menos”. La salida de la Unión Americana, que contribuye con 15 por ciento de las emisiones a escala global, representará unas décimas de grado en cuanto a lo que se pretendía reducir.
Si no se cumple el acuerdo, la temperatura aumentará en el orden de los cuatro grados, y si se cumple, el incremento será de tres para finales de siglo, el límite a escala global. De acuerdo con la región, las afectaciones serán diferentes: con el incremento de uno a tres grados, en las regiones subtropicales los rendimientos de cultivos y la producción de alimentos disminuirá; en latitudes muy altas, como Canadá o Siberia, se ampliarán los periodos de producción.
Pero a todos afecta lo relacionado con eventos hidrometeorológicos, como sequías, huracanes o elevación en el nivel del mar. “En México nos va mal con un aumento desde un grado; por ello, deberíamos abogar por estabilizar en menos de dos grados”.