Entre la “Maestrita” y el Primo

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Elección local
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Por supuesto, mi querida Teresa Gil. Por supuesto que el gobierno, estatal y federal, el IEEM y el PRI, y hasta el PAN y el PRD tratarán por todos los medios que el ganador el 4 de junio venidero sea Alfredo del Mazo.

El Estado de México con sus mexiquenses y todo es propiedad del cacicazgo de Atlacomulco. De los  herederos de Santiago Tianguistenco, donde están los ombligos de los padres de estas nuevas generaciones de mafiosos.

Yo no sé si Del Mazo o Delfina Gómez vayan encabezando las preferencias electorales. Lo cierto es que los priistas y el gobierno federal le han metido mucho dinero a la compra de conciencias en todo el territorio mexiquense, ante la mirada marrullera de los consejeros del IEEM.

Con todo, he escuchado informes de que unas veces el priista va arriba y la morenista abajo, o al revés. El último me indicaba que ella llevaba seis puntos de ventaja. El mismo presidente de la república se mostró muy preocupado.

Del Mazo reconoció en reporte de Reforma que sólo había dos opciones para el palacio de gobierno en Toluca. Él y ella. La “maestrita”, como despectivamente la bautizaron los priístas, ha brillado y ha ganado preferencias a pulso, no tanto por estar apoyada por el dirigente nacional de Morena, Andrés Manuel López Obrador, sino porque ella tiene tamaños para ser buena candidata. Es simpática. Sabe, tiene experiencia. Aunque la acusen de actos de corrupción. Lo importante es que se los prueben.

El PRI. Peña Nieto. Eruviel (el gobernador) han echado toda la carne al asador a favor de Del Mazo. Millones de pesos, que rebasan con infinitas creces los topes de gastos de campaña, le han metido a este negocio porque en realidad la gubernatura mexiquense es una empresa a la que los priístas y los caciques de Atlacomulco jamás van a renuncias. Representa harto dinero, pingües negocios que dejan miles de millones de pesos y de dólares.

Esto es lo que no han entendido muchos. Menos Andrés Manuel, la Maestra y los cuadros dirigentes de Morena. Puede ir Delfina Gómez seis puntos arriba en las encuestas pero no pasará. No ganará. Son demasiados los intereses, las prebendas, los grandes negocios a los que tendrían que renunciar los del grupo de caciques de Atlacomulco. Por eso le dicen a este pueblito Atracomulco y otros más duros lo bautizaron como Atracomucho porque representa, nadie imagina lo que representa, una fuente de riqueza sin igual para los Peña, para los Del Mazo, para los Montiel, para todo el grupo de mafiosos. En esto tiene razón Andrés Manuel, en llamarle, aunque a muchos no guste (a mí no me gusta) la mafia del poder.

Ya lo verán. Si el 4 de junio, día de las elecciones, a las seis de la tarde las casillas le reconocen el triunfo a Delfina, Uta. Será algo increíble. Insólito porque en México nunca le reconocen el triunfo a la oposición calificada de izquierda, salvo que sea el PAN, porque PRI y PAN son de la misma ralea. Ambos son defensores del stablishment.

Así que entusiastas de la izquierda. No se emocionen. A Delfina no le reconocerán el triunfo. Los caciques tienen mucho qué perder. Ya recuperaron mucho con la vuelta a Los Pinos. Pero no se conforman y quieren más. Aunque está un factor en su contra: la inconformidad social que, por lo que se ve, es generalizada. Pero es la mayoría inconforme contra el poder de la transa electoral.