Para aparecer ante las cámaras, después de la “reunión cumbre” con Rex Tillerson y John Kelly, los paladines toluquitas fueron sometidos a la espera, hasta en tanto Trump terminara su conferencia de prensa sobre todos los temas a informar. Obviamente, los acuerdos locales fueron desmentidos de cabo a rabo. Bateados y chamaqueados en toda la línea. Lo repitió el hombre anaranjado en la Conferencia de Acción Conservadora, en Maryland: “la era de las palabras vacías ha terminado”.
La realidad, es que los paladines de la tolucopachucracia fueron tratados como burócratas de una colonia africana de los años cincuentas, y otra vez, nadie dijo ni pío. No han entendido, ni entenderán cuáles son las posiciones de la negociación en este momento de México, y ahondan los alcances de la tragedia que se cierne sobre el país.
Los textoservidores hacen su agosto, justifican la chuleta
Ni el ascenso al poder del gabacho terrorista de derecha, tan cercano a sus posiciones locales –la única vuelta de tuerca que les podía beneficiar en su obsesión de aferrarse al poder– les ayuda a sus propósitos. Ya ni su demencial deseo de contratarse en aquellas empresas al desalojar las posiciones mexicanas tienen asegurado.
La criminalización de todo migrante por el solo hecho de serlo, la feroz cacería punitiva militarizada, la expulsión masiva sin obligaciones estadunidenses a cargo, la amenaza del inminente muro, la descalificación de este gobiernito de incompetentes y agachados, el robo a los ahorros de los desplazados, son acciones de todos los días allende el Bravo.
Sin embargo, aferrándose a la línea editorial que Vi(rey)garay definió en días pasados, los textoservidores hacen su agosto, justifican la chuleta, y argumentan sólidamente en todos los frentes de “aguantar vara, mientras se espera qué quiere Trump”. Aunque aquél diga que el muro empieza en días y las operaciones militares en apoyo de las expulsiones masivas, con esquilmo, amenazas y crisis humanitaria, van pa’delante.
Le pedían asumir una actitud digna y combativa
El embute, la tradición nacional, hace su aparición en la tarima, nublando cualquier visión. La línea que sale de las oficinas de Vi(rey)garay es contundente. Hace decir a los comentaristas que el otrora aprendiz, después de la zarandeada y el maltrato que le dieron en Washington, cuando fue a beber los alientos del yernito Kushner, no fue tal.
Que, salvando ese pequeño escollo, a partir de ahí empezó a tejer fino, a limar asperezas y a conseguir las alianzas con Tillerson y Kelly, los dos operadores que se necesitaban. Usted sabe, tuvo que ser paciente, astuto como un zorro, a pesar de que todo mundo le pedía asumir una actitud digna y combativa.
El canciller ya se graduó con honores, reporta la financiada relatoría de los eventos. Vi(rey)garay “alcanzó la estatura de estadista, al hacerles ver que México es también tránsito de migrantes centroamericanos” (¡gulp!) … “el buen resultado del cónclave bilateral es un punto de inflexión, un cambio positivo, en la dirección correcta”. ¿Hasta esas vergüenzas merecemos los mexicanos?
Este round lo ganó México, porque Videgaray pudo decirles que estábamos contrariados por las declaraciones de Trump, sostiene los textoservidores desde una miserable posición de corifeos de la abyección, acompañantes del absurdo entreguismo que ha manchado de horrores diplomáticos al país, frente a sus pares de todo el mundo.
Transforman la crítica y el análisis objetivo en loas inauditas
Lo verdaderamente asombroso de la prensa escrita y los comentarios radioeléctricos que se dan aquí en el rancho grande, es constatar el nivel de entreguismo al que llegan constantemente sus voceros al primer grito de alineamiento con las decisiones más tristes y descabelladas para la misma unidad nacional, que en cuanto acto público exigen.
Medir la facilidad de transustanciación que manejan para transformar la crítica y el análisis objetivo en loas inauditas, el siniestro grado de excelsitud para vanagloriar a personajes lamentables que mientras ponen al país a un paso del patíbulo, son merecedores de adjetivos despampanantes y loores desmesurados y arrastrados, ya no conoce límites.
Cuando hace su aparición Su Majestad el chayote, se borran todas las diferencias. A cualquier taco le llaman cena, a cualquier gancho, ropero. Tiene mucho que ninguna figurita oficial se arrogaba el calificativo de estadista en una petición previamente pagada. Es un concepto muy pesado, del que no se puede abusar con tanto desparpajo.
Santa Anna, los “polkos” y Huerta, también fueron “estadistas”
También hubo quien llamara estadista a Santa Anna, a los “polkos” y a Victoriano Huerta. Los que dijeron ser periodistas y asestaron los peores hachazos a la conciencia nacional. Nuestra historia, tan influenciada por los designios imperiales, ha estado siempre sometida al juego de esos intereses.
Sólo puede definirse como estadista al que tiene un conocimiento de la historia, visión de la realidad, prospectiva para influir en el futuro, por encima de cualquier sospecha. A quien se encuentra por encima de visiones partidistas y sectores, asume plenamente sus responsabilidades y se diferencia de pusilánimes y acojonados.
A quien tenga un comprobado sentido de la lealtad con su patria, disciplina y proporción. Alteza de miras para defender los intereses más preciados del honor y la soberanía nacionales, no a un mequetrefe oportunista y ratero que ha socavado las bases de la economía mexicana y los sustentos de su dignidad , como es el caso del felón Vi(rey)garay.
Sólo a Benito Juárez le ha quedado ese calificativo
Salvo Benito Juárez, en México a nadie le ha quedado ese calificativo. Y el de Guelatao tuvo que pasar por las horcas caudinas para merecerlo. Después de aquel episodio de los derechos de paso a perpetuidad que, por sus instrucciones firmó Melchor Ocampo con Mac Lane, comprometiendo la soberanía del Istmo de Tehuantepec, era casi imposible dárselo.
Afortunadamente, Juárez jugó a la espera. Y el destino le concedió la razón. Era demasiado atrabiliario el citado pacto para que el Congreso gabacho pudiera aceptarlo. Lo rechazó, y el Benemérito, que había salvado a un país dividido de la intervención extranjera, alcanzó su sitial.
Pero, ¡hágame el refabrón cavor!, calificar de estadista a Vi(rey)garay por reunir en Los Pinos a quienes presume como sus dos operadores gabachos, sólo para seguir ridiculizando al infeliz Oso…rio Chong y a su paniaguado Meade, esconder a Peñita y ofrecerse en charola de plata frente a Trump para que éste lo haga talco y se burle de cualquier acuerdo… ¡ya pa’ que le digo!
Mejor que los toluquitas se desnuden y abandonen la carpa
¿Así quieren seguir esperando a ver qué quiere Trump? Las posiciones mexicanas en esta materia, tienen tal nivel de desgaste internacional que no aguantan para ningún plazo.
Si siguen empeñándose en encadenar toda solución interna a la condición del éxito de los gabachos en lo comercial, energético, migratorio, diplomático, militar y de seguridad, sería mejor que se desnudaran, de una vez supliquen la anexión y abandonen la carpa lamentable en la que según ellos defienden la soberanía nacional y su independencia.
Porque para eso y para lo que está pasando, México jamás ha requerido de estos “estadistas” que compran sus títulos con maleta$.
¿O usted qué hubiera hecho? pregunta el “estadista” de Atracomulco, escondido bajo las faldas del “estadista” Vi(rey)garay.
¡Ya no ganamos ni pa’ vergüenzas!
Índice Flamígero: El mejor golpe mexicano a los afanes en nuestra contra de Donald Trump se lo ha dado Grupo Salinas, organizadora del World Golf Championships – Mexico Championship –uno de los cuatro que se celebran en el planeta–, toda vez que originalmente éste iba a celebrarse en el club que el magnate-Presidente posee en Doral, un barrio de Miami, Florida, y al no conseguir éste un patrocinador, fue traído a nuestro país por Ricardo Salinas Pliego y Benjamín Salinas Sada. Inicia mañana en el Club Chapultepec, lo que trae aparejada una derrama millonaria en dólares para la CDMX. Y así, durante los siguientes 7 años. + + + Por cierto que “el jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera, mantiene los niveles de aprobación en relación con el trabajo que realiza al frente de la capital del país. De acuerdo con la última encuesta realizada por El Universal, el mandatario capitalino tuvo 24 puntos, mientras que en octubre del año pasado fueron 23.” Muy por encima de los niveles de aceptación que los llamados presidenciables del tricolor. + + + “Mejor rota que mal acompañada” –dice don Alfredo Álvarez Barrón–: la Bandera Nacional se desgarra en plena ceremonia encabezada por Peña Nieto…”. Y El Poeta del Nopal afila la pluma, cual si fuera estilete:
Es una mala señal,
un ominoso presagio,
antesala del naufragio
en medio del temporal;
(nuestro acérrimo rival,
en su cubil toma nota,
mientras el tiempo se agota
cabalga, de Norte a Sur,
convertido en el augur
del odio y la bancarrota).
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