Ahora también se jode a México desde la Casa Blanca, concretamente desde la Oficina Oval frente a la que asienta sus posaderas pedorras el fascismo encarnado en el presidente Donaldo, quien odia con todo el hígado y el corazón a México y a los mexicanos.
Desde que llegó el señor del tupé a la Casa presidencial ordenó darle en la madre a los mexicanos, a los inmigrantes, a las inversiones estadounidenses en México y al Tratado de Libre Comercio, que le costó sangre, sudor y lágrimas a los mexicanos que no tenían con que competir, más que el petróleo, ni con los gringos ni con los canadienses, pero las grandes empresas lo lograron, a pesar de que lo fuerte de la globalización fue la pobreza, el hambre y el empleo mal pagado de los mexicanos.
Los campesinos, los agricultores, como el chinito se quedaron mirando y son los primeros ahora que odian el tratado y ya no quieren que sea revisado ni mucho menos que se firme con Trump, menos con Trump, aunque confían en el simpatiquísimo primer ministro de Canadá, Justin Trudeau. Trump está conspirando contra las empresas que necesitan asentar sus inversiones en un país como México donde el gobierno les otorga muchas facilidades fiscales y de agua y energía, y la mano de obra es baratísima. Tanto que pueden fabricar lo que están especializados en fabricar, como los automóviles, y exportarlos inclusive a su país de origen y no le roban ni un solo empleo a los estadounidenses, como lo asegura el fascista Trumpiano. Pero éste ha empezado a castigarlas con un incremento desmedido de impuestos a aquellas fábricas que invierten en México. Creo que les cobran el 35 por ciento, lo cual ya no les conviene a los inversionistas, que tienen que recular hacia los centros industriales de Estados Unidos, dejando en el desempleo a cientos de miles de trabajadores muy especializados en México. Y así la inversión, por lo menos la estadounidense, se cae en México, cuyos promotores tendrían que estar ya promoviendo nuevas inversiones de otros países como el mismo Canadá (pero que no vengan a joder selvas para extraer minerales, como está ocurriendo en Chiapas), o Japón, o China, o los Tigres Asiáticos, o inversionistas europeos, pero que no sean los ladronzuelos españoles que se agandallaron el sistema bancario y todas sus ganancias, que son pingües, se las llevan a sus casas matrices.
Curioso, pero la Inversión extranjera (IED) en México comenzó a caer en el 2016. El mercado ya estaba descontando mientras Trump inventaba sus agresiones contra la economía del vecino sureño, que lo único que ha hecho es mandarles mano de obra súper barata para empleos que no gustan ni a los güerejos ni a la gente de color. El año pasado la IED en México cayó 6% como lo reportó la Secretaría de Economía bajo la responsabilidad del empresario regio, Ildefonso Guajardo.
Durante el año pasado ingresó a la economía mexicana un total de 30 mil 966.3 mdd, pero salieron 4 mil 227.7 mdd, conocidos como “disminuciones” de inversión En 2016, la Inversión Extranjera Directa (IED) que recibió el país ascendió a 26 mil 738 millones de dólares, 5.8% menor que la cifra preliminar de 2015, cuando se captaron 28 mil 382.3 millones de dólares. La Secretaría de Economía informó que el año pasado se reportó una operación sobresaliente por 2 mil 011.7 millones de dólares de la adquisición de la empresa mexicana RIMSA por parte de la farmacéutica israelí TEVA, durante el primer trimestre. Durante el año pasado ingresaron un total de 30 mil 966.3 millones de dólares, pero salieron 4 mil 227.7 millones de dólares, conocidos como “disminuciones” de inversión, explicó la dependencia
Quizá en algo compense el ingreso de divisas que envían los mexicanos que viven y trabajan en Estados Unidos. México recibirá 27 mil mdd en remesas este año: La consultora Merrill Lynch ha dicho que las remesas permanecerán, debido a una combinación de factores positivos, entre ellos que el mercado del trabajo en EU sigue mejorando. El monto de las remesas que ingresarán a México provenientes de Estados Unidos en 2017 permanecerá sin cambios respecto del año pasado, cuando alcanzó un nivel récord de 27 mil millones de dólares, de acuerdo con Merrill Lynch. En un análisis publicado este miércoles, el banco de inversión con sede en Nueva York apuntó que la razón por la que el monto de las remesas medidas en dólares permanecerá sin cambios durante el presente año se debe a una combinación de factores. Uno de los factores positivos es que el mercado de trabajo en Estados Unidos sigue mejorando, lo que significa que la tasa de desempleo caería a 4.6 por ciento del PIB en 2017, del 4.9 por ciento durante el año pasado, además de que aumentarán los salarios, de acuerdo con las estimaciones del banco. Otro factor positivo es que la emigración a Estados Unidos desde México continúa, aunque a niveles mucho más bajos que antes de la crisisfinanciera, y pese a que la migración neta es ahora negativa, con más gente mudándose al país latinoamericano que mexicanos trasladándose a territorio estadunidense. El principal factor negativo para el monto de remesas es que podrían perder el impulso que recibieron las remesas antes de las elecciones estadunidenses. Este impulso significó un aumento de 33 por ciento, medido en pesos, en el monto de estos recursos en los últimos cuatro meses del año anterior. Asimismo, otros factores que podrían reducir el monto de las remesas provienen de la aplicación de más duras políticas contra la migración en Estados Unidos, como la implementación de impuestos para financiar el costo del muro propuesto por el presidente estadunidense Donald Trump. Merrill Lynch consideró no obstante que el presidente Trump ha suavizado en las semanas recientes su retórica en torno a la posible fiscalización de las remesas. Otro riesgo viene del potencial de una mayor deportación de migrantes indocumentados, luego de que Trump firmó una orden ejecutiva que permite expulsar a una población más amplia de inmigrantes. Merrill Lynch recordó que el monto de las remesas recibidas en México en 2016 fue cercano al tres por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), en tanto que en 2014 fue inferior al dos por ciento del PIB. El banco destacó que las remesas fueron, junto con la inversión extranjera directa, la principal fuente de dólares para la economía mexicana después de las exportaciones de automóviles, y por encima de los flujos financieros, el turismo y las exportaciones de petróleo. Las remesas son muy importantes para el consumo en México, ya que los receptores suelen ser pobres y con restricciones de crédito, por lo que su propensión al consumo es alta, precisó el banco. Pese a sus beneficios, Merrill Lynch advirtió que a largo plazo “las remesas no son positivas para México, porque representan el retorno de un factor que está produciendo en Estados Unidos”, donde permanece la mayor parte de este retorno. Destacó además que existe evidencia de que aquellos que emigran son más productivos, si se controlan todas las demás variables, que aquellos que se quedan en México. Así, “la migración teóricamente aumentaría el crecimiento económico en el país receptor y perjudicaría al crecimiento en el país emisor”, puntualizó el banco.