Este padecimiento, afirmó, va en aumento, debido a que 80 por ciento de los problemas de este tipo son por ateroesclerosis, como consecuencia de obesidad, diabetes, hipertensión arterial, colesterol y triglicéridos altos o tabaquismo.
Lo anterior motivó al diputado panista a impulsar un punto de acuerdo para exhortar a la Secretaría de Salud a elaborar una Norma Oficial Mexicana que establezca criterios, estrategias, actividades y procedimientos aplicables al Sistema Nacional de Salud, así como en todas las unidades que proporcionan atención, en relación a las medidas de control y acción que deben seguirse para tratar la enfermedad vascular cerebral Isquémica.
Además, instrumentar y realizar campañas de educación dirigidas a la población donde se den a conocer las enfermedades cerebro-vasculares isquémicas (Infarto Cerebral), sus síntomas, las condiciones predisponentes (factores de riesgo), la importancia y beneficio de ser tratados de manera inmediata.
La enfermedad vascular cerebral (EVC) es una alteración neurológica que se caracteriza por su aparición brusca, generalmente sin aviso, con síntomas de 24 horas o más, causando secuelas y muerte.
Este padecimiento puede ocurrir cuando una arteria se obstruye produciendo interrupción o pérdida repentina del flujo sanguíneo cerebral, o bien, resultado de la ruptura de un vaso sanguíneo, dando lugar a un derrame.
Mencionó que se calcula que cada año hay entre 150 mil y 200 mil infartos cerebrales, y quienes sobreviven pueden quedar con secuelas leves o severas, como parálisis, problemas de raciocinio, del habla, visión y en la coordinación motora, que los hace dependientes por completo de otra persona para sobrevivir.
Este problema, añadió López Rodríguez, se presenta a partir de los 45 años; sin embargo, si se procura tener una vida sana o se controlan las enfermedades crónicas que lo causan de manera agresiva, disminuye en 80 por ciento el riesgo de sufrir un evento vascular cerebral.
Los síntomas, dijo, varían considerablemente en función de la región del cerebro que esté sufriendo daño isquémico; puede ocasionar una parálisis de la cara o del lenguaje, reducción de la visión en ambos ojos y pérdida del equilibrio o caídas sin explicaciones. Estos signos de alarma duran unos minutos y luego desaparecen o preceden a una EVC de mayores consecuencias.
Comentó que la atención oportuna durante las primeras cuatro horas posteriores al infarto vascular cerebral es de vital importancia, ya que en este periodo se puede lograr reducir secuelas o evitar la muerte del paciente.
Expuso que se tiene como objetivo incorporar en la población general y personal de salud la noción de la EVC como emergencia, incrementar el número de casos con Infarto Cerebral (IC) que reciban tratamiento trombolítico, reducir los índices de letalidad del IC y aumentar el número de pacientes que reciban rehabilitación temprana.
Es de vital importancia, argumentó, mencionar que la población en México no cuenta con el conocimiento necesario de los síntomas que pudieran hacer identificables las enfermedades cerebro vasculares, razón primaria por la cual es fácilmente confundible con otros padecimientos.