Urge CCI nuevo pacto social para enfrentar retos de globalidad

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En ese sentido, señaló que el Estado al retirarse del campo, las grandes empresas nacionales y extranjeras, no comparten con los campesinos los beneficios del desarrollo rural, y prefieren tomar la tierra por sí solos en renta, explotarla de manera intensiva hasta degradarla  y agotar los acuíferos para después moverse a otras regiones  del país a hacer lo mismo.

En suma, aseguró el dirigente de la CCI, a pesar de la importancia del sector rural, las políticas gubernamentales para su desarrollo han sido diseñadas más en el ánimo de sobrellevar las situaciones que se van presentando cuando “el sector rural es un amortiguador de la presión social”.

Esto porque no existe una buena planeación con vista a un desarrollo rural sustentable de largo plazo  capaz de mejorar  las condiciones de vida de los habitantes del medio rural.

Por ello, advirtió José Amadeo Hernández, “cuanto más se siga castigando al sector rural, especialmente a los pequeños productores, más se pone en riesgo la soberanía alimentaria”.

Debido a lo anterior, alertó, que importamos el 33% del maíz que comemos, 50% de trigo, 80% de arroz y entre 30 y 50 por ciento de fríjol, 30% de leche en polvo, más 80% de sorgo y la soya destinada a la alimentación animal y a la producción de aceites, además importamos el 95% de los insumos vitales para la agricultura.

“Dependemos de importaciones de manera peligrosa para la soberanía alimentaria pues el Gobierno Federal destina alrededor de 15 mil millones de dólares tan solo para comprar en el exterior el complemento de la canasta básica alimentaria”, destacó.

El Presidente Nacional de la Central Campesina Independiente, hizo ver que a pesar del limitado apoyo gubernamental el campo mexicano aún se produce el 65% del total nacional de maíz, fríjol y arroz.

Esas limitaciones implican que existe un enorme reto para reactivar la agricultura campesina ejidal y comunal, y en general reactivar una agricultura de pequeñas unidades de producción.

Además la pulverización de la propiedad social ha generado la desintegración de la capacidad de organización de los ejidos y comunidades y reactivarla requiere incrementar su capitalización por parte del Gobierno Federal, con una estrategia que si funcione.

Alertó que tal vez las jóvenes generaciones que debieran tomar el relevo en el campo, ya no regresen a éste, pues se están habituando a mejores niveles de vida; estos obtenidos mediante la migración y ocupación en Estados Unidos, así como en las ciudades al interior del país, y hasta en actividades ilícitas como el crimen organizado.