La pregunta, equivalente en redes sociales al comentario del “ya me cansé” del entonces Procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, derivó en innumerables memes, chistes, comentarios maliciosos y burlas y muy pocas sugerencias serias.
Entre éstas últimas, una que vale la pena rescatar por ser el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas quien la emite, corre hoy igual por redes sociales sembrando intenciones y reclamos entre los mexicanos.
Por considerar necesario dejar de trivializar y degradar lo que se necesita responderle a Peña Nieto, es que reproduzco integro el comentario del ingeniero Cárdenas para que Usted lo valore:
Buenas tardes a todos, dirijo este mensaje preocupado por las palabras del Presidente la República el pasado jueves, indignado, al igual que ustedes, para responder a su pregunta sobre qué hubiéramos hecho en su lugar.
Es innegable que el incremento exagerado injustificado al precio de la gasolina ha rebasado el límite de nuestra tolerancia y ha desatado el enojo de la gran mayoría de los mexicanos, cansados por tantos años de crisis económica, inseguridad, corrupción e impunidad de la autoridad.
Prácticamente, en todas partes estamos viviendo un clima de encono y protestas espontáneas que, en muchos casos, están tratando de ser envueltas con acciones violentas que algunos atribuyen a una estrategia de provocación que justifique la intervención policiaca, y disuada a los ciudadanos de toda protesta legítima y pacífica.
Es claro que el descontento generalizado y las respuestas tanto de la mayoría de los partidos, legisladores y funcionarios no han sido satisfactorias.
El Presidente parece desconocer los cuatro años de su gobierno, y los últimos 35 de neoliberalismo, han sido de fracasos, que los gobiernos se han desentendido de procurar el bienestar de las familias y proteger la soberanía nacional cayendo en un descrédito profundo.
Hoy ante esta nueva crisis ¿a quién le habla Usted, señor Presidente? ¿a los responsables de las crisis… o aquellos que pretenden que las paguen?
La insensibilidad del ejecutivo frente a la magnitud y profundidad de la protesta social sólo puede entenderse por la terrible fractura entre sus objetivos y las necesidades de la mayoría de los mexicanos.
Es una simpleza postular que el gasolinazo sólo afecta a los automovilistas.
La desregulación de los mercados de la energía que el gobierno ha emprendido es el resultado de la reforma energética, pero la liberación de precios, es un proceso que chocara ineludiblemente con la reducida capacidad de compra de la intensa mayoría de los mexicanos.
En los próximos meses se agravará el problema por la devaluación progresiva de nuestra moneda y por el esperado repunte de los precios internacionales del petróleo.
Adicionalmente es ya palpable el daño económico que sufre nuestro país por las acciones que está emprendiendo el nuevo gobierno de los Estados Unidos.
El gobierno mexicano tiene que entender que las gasolinas que produce Pemex y las que importa no las puede vender a precios altos para recaudar impuestos o procurar utilidades a quienes prometió el negocio de su distribución.
De la misma forma debe conceder que el país no está frente a un problema fiscal derivado del combustible sino frente a las políticas equivocadas aplicadas a lo largo de cinco sexenios.
La ley de ingresos para el 2016 fijó la recaudación del impuesto especial a las gasolinas en 209,000 millones de pesos y se recaudaron más de 285,000 es decir más de un tercio de lo presupuestado.
Para 2017 se volvió a establecer una meta de 284,000 que superará sin duda los 300,000 dada la tendencia de la demanda nacional.
¿Dónde está entonces el sacrificio fiscal que el gobierno afirma otorgar a los consumidores de gasolina?
Si como se afirma, los precios internacionales del petróleo subirán este año entonces también aumentar los ingresos fiscales derivados de su venta que además se destinará para solventar el hoyo fiscal y seguir con los gastos sin control el despilfarro y la corrupción protegida desde el mismo gobierno.
Es evidente que estas medidas fueron tomadas con una gran insensibilidad política.
El Presidente adelantó a este enero, sin explicar la razón, la liberalización del precio de las gasolinas cuando estaba programado para abril de 2018 y ello se ha traducido hoy en un desabasto notable por la especulación y por no existir suficiente capacidad de almacenamiento ni de transporte.
En su momento, fuimos muchos los que señalamos las consecuencias negativas de la que traería la reforma energética para el país.
Por más de 78 años y más allá de los errores y corrupción en su conducción Pemex ha sido un gran instrumento para el desarrollo industrial del país.
Particularmente su capacidad de refinación es una de las más grandes del mundo, su actividad en la distribución de combustibles significa un negocio que en ventas supera los 32,000 millones de dólares anuales.
Pemex sigue siendo un negocio lucrativo que puede financiar sanamente su expansión para garantizar los combustibles que el país demanda, pero que el gobierno ha detenido por incapacidad administrativa.
En resumen, mi respuesta a la pregunta del Presidente es la siguiente:
Es indispensable echar para atrás el aumento a las gasolinas. Los precios se deben mantener al máximo diciembre 2016 y es necesario convocar a un gran foro nacional de expertos para analizar este urgente problema, y proponer soluciones.
Se debe recuperar el funcionamiento pleno de nuestras refinerías para abastecer con producción nacional más del 50% de la demanda y aumentar la inversión de Pemex para incrementar sostenidamente la capacidad de refinación y eventual exportación de productos de valor agregado.
Impulsar la construcción de ductos seguros que mejoren la eficiencia en el transporte nacional de petrolíferos, detener el robo en ductos y gasolineras y disminuya sus costos.
De nada servirá continuar apuntalando la fiscalización si no existen en contraparte elementos que aseguren a los mexicanos y mexicanas la integridad de la gestión pública.
Es indispensable recuperar la confianza de las personas en su gobierno y por ello propongo:
La conformación un presupuesto federal base cero es decir que no exista presupuesto para ningún rubro que no esté plenamente justificado y que esté asociado un control presupuestal estricto de beneficio económico para el país.
La integración de la contabilidad gubernamental auditables en línea mediante las plataformas de gobierno digital, que abarque lo federal, estatal y municipal además de una plataforma digital nacional que opere información consolidada sobre el balance regional del gasto público
Quiero convocar a todos para defender la industria más importante, la soberanía de nuestro país, y el bienestar común de los mexicanos.
Hasta aquí el mensaje del ingeniero.
Yo, al igual que él, creo que la denigración del Presidente no conduce más que al deterioro de la vida política, económica, social y cultural de la nación.
Si Peña Nieto pregunta qué haríamos en su lugar, pues hay que decírselo, no insultarlo. Por ello me sumo a las reflexiones, críticas y propuestas de Cárdenas.