Dijo que la obligación del Estado es crear condiciones para lograr certidumbre y así atraer la inversión y lograr el crecimiento anhelado, por lo que es preciso desterrar el capricho y la falta de planeación como forma de administración, “la Ciudad de México como la entidad de mayor dinamismo en la República, hoy más que nunca, debe convertirse en paradigma en el manejo transparente y responsable de las finanzas, que contraste con el manejo ruin del erario público que se ha destapado en diversos estados”.
Durante la comparecencia de Edgar Abraham Amador Zamora, Secretario de Finanzas de la Ciudad de México, llamó a enviar un mensaje de seriedad y de la mayor responsabilidad hacia el resto del país y a los socios e inversionistas de otras latitudes.
Criticó el reiterado discurso oficial del Gobierno Federal que se autocalifica como responsable y oportuno en el manejo de las finanzas nacionales y que ante los desequilibrios invariablemente aduce causas externas, el mismo que hace cuentas alegres y después tiene que ajustar a la baja las expectativas de crecimiento, el que solapa el endeudamiento irresponsable y que privilegia el gasto superfluo y de imagen por encima de rubros prioritarios.
“Ahora con el resultado electoral de los Estados Unidos, que verdaderamente ensombrece el futuro económico de nuestro País, el Gobierno Federal no acierta a dar una respuesta que nos de luces para una salida medianamente razonable ante la situación”, indicó.
Descartó que el Gobierno Federal reconozca que se equivocó al concentrar en más del 80% el comercio en un sólo mercado en lugar de buscar una diversificación más equilibrada.
Al respecto, sostuvo que se han privilegiado algunos sectores de la producción en desmedro de otros, “ciertamente, nuestra economía acusa una fragilidad que se pone de manifiesto ante las circunstancias actuales. La volatilidad de nuestra moneda es claro ejemplo de nuestra vulnerabilidad económica”.
Consideró que las medidas recetadas por la Secretaría de Hacienda se asemejan más a “La Bartola”, aquella canción de Chava Flores, que a una estrategia puntual que aminore los efectos negativos de la desaceleración económica y que proteja los capítulos prioritarios del gasto. En todo caso, al menos queda claro que las prioridades son distintas.
“Cuando se navega a través de aguas turbulentas lo primero que hay que hacer es sostener firmemente el timón para evitar la zozobra”, apuntó.