Ha trascendido el contenido del nuevo Decálogo Presidencial, para asegurar prosperidad, felicidad y seguridad familiar a 120 millones de mexicanos a partir del 2015, tras haber subido Enrique Peña Nieto al Monte Nevado de Toluca y atravesado las procelosas aguas del caudaloso Río Lerma, llegó al Palacio Nacional con la mente despejada y la mira puesta en el futuro inmediato.
Queda la impresión a este sospechosista columnista, que el punto axial de las diez iniciativas presidenciales de nuevas reformas constitucionales, es el tópico que conlleva derogar disposiciones de la Carta Magna Mexicana, de las Leyes Generales y de los Códigos Federales.
Aunque en la exposición de motivos obviamente se omitirá el propósito real y verdadero, de que sean abrogados esos tipos penales, es decir, en verdad lo que se busca es que no se apliquen a los altos funcionarios gubernamentales y a alguna que otra cónyuge, o sea, quienes delinquieron hasta el jueves 27 de septiembre del 2014, gozarán de facto de una amnistía desde el 1° de enero del 2015, tratándose de delitos graves, como: coalición de servidores públicos, tráfico de influencias, conflicto de intereses, ejercicio indebido del servicio público, abuso de autoridad, peculado, lavado de dinero, prevaricación, concución, extorsión y evasión fiscal.
Este memorioso columnista cumplió en enero pasado, 45 años de ejercicio profesional como Abogado de Estado, por ello, sabe y le consta que a partir del 1° de septiembre de 1982, José López Portillo ya desconfiaba del presidente electo Miguel de la Madrid Hurtado, pues, éste se había quedado sentado, pasmado, mudo y apenas aplaudió, mientras Pepe era aclamado de pie por 300 diputados, 64 senadores, 31 gobernadores, el Jefe del DDF, 2400 alcaldes, 50 generales, 18 almirantes, 25 ministros de la Corte, 16 secretarios de Estado y el titular de la PGR, pues, JLP acabada de anunciar en San Lázaro su Decreto de Nacionalización Bancaria.
El 15 de septiembre de 1982, el ingeniero Heberto Castilo acusó al presidente José López Portillo de traición a la patria y peculado, siendo aquel ingeniero amigo íntimo de Miguel de la Madrid, pues, JLP había dilapidado 20’000’000,000 de dólares en construir un gasoducto de Chiapas a Texas, que no se usó ni de prueba para subir un metro cúbico de gas, ya que los texanos nunca contrataron comprarlo; José no ocultaba su desconfianza en Miguel, a punto de defenestrarlo ( ¿adelantándose al magnicidio de Colosio? ), aconsejaron al presidente electo sus alumnos José Francisco Ruiz Massieu y Jorge Carpizo Mac Gregor, quienes también fueron discípulos de Mario de la Cueva, que el año anterior había fallecido; los maliciosos muchachos dijeron:
“Vamos a ofrecer a Pepe una amnistía, vía la renovación moral; y para ello basta con derogar textos de la Constitución y tipos penales que tienen aterrorizado al presidente; para que una vez promulgados los nuevos delitos, por lógica jurídica, él no podrá ser acusado de ninguno de ellos, pues, no se los podrán aplicar retroactivamente en su perjuicio; ah, y al quedar abrogados los delitos de traición a la Patria y peculado, también no podrán serle imputados, como ex-presidente, porque los viejos tipos penales dejados sin efecto, lógica y legalmente ya no existirán en el mundo del derecho penal.”
Entonces y en suma favorable al presidente delincuente en noviembre de 1982, como fue abogado litigante, comprendió la chicana de esos muchachos discípulos de Miguel de la Madrid y Mario de la Cueva: ¿Con qué reforma anticorrupción habremos de tener en 2015?