¿Y ahora qué sigue?

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Bien. El gobierno de Peña Nieto reconoce que la economía no puede ir más allá  de entre un 2 y un 2,6 por ciento, este año. Se cayó el teatro. Se acabó, por lo menos este año, la simulación y la mentira en torno al manejo de la política económica y el comportamiento de la economía.

Ya los mediócratas de la tolucracia y de la machucaría, por órdenes de la plutocracia, aceptaron que no hay a dónde arrimarse, ni a la izquierda, ni menos a la derecha, aunque estén formados en universidades de lujo, exclusivas y de derecha, o sea conservadores del orden establecido por un dios ex machina de dinero, en beneficio de los ricardos, y a costa de la fuerza de trabajo de los pobres.

No se atreven a decirlo, pero están seguros que lo que está sacando de madre a la economía son las leyes del capitalismo manchesteriano, de los niños idiotas de Chicago, de las enseñanzas de José Ángel Gurría Treviño, vocero muy bien pagado de los grandes del billete grande en el mundo, y unos de los más importantes socios del Club Bilderberg, que se constituye en el dueño del mundo, que ellos – los pachucratas y tolucratas – no pueden ya más con el manejo de la política económica y que seguirán al mercado, vale decir el comportamiento de las variables económicas de Estados Unidos.

Si esto no fuera cierto, las economías de la Unión Europea no estarían en grave crisis económica y financiera; Inglaterra no habría votado por salir de la Unión europea y Estados Unidos no estaría con gravísimos problemas de dinero volátil que ni come ni deja comer.

Al señor Fernando Aportela ya se le agotaron los sofismas, ya no tiene argumentos para afirmar, ante televisa o telemierda, que la economía mexicana está creciendo, como lo venía diciendo.

Ahora todo está perdido. ¿O no está perdido? Lo está mientras no cambien el modelo neoliberal, de abaratar todo lo abaratable empezando por los salarios de los trabajadores, que los inspira, y vuelvan los ojos a la Comisión Económica para América Latina, que por cierto dirige una excelente economista mexicana, de nombre Alicia Bárcena quien primero fue investigadora del Instituto de Estudios Sociales y Económicos de la UNAM.  

La Secretaría de Hacienda bajó sus expectativas de crecimiento para todo el año a un rango de entre un 2.0 y un 2.6 por ciento, desde el 2.2 y el 3.2 por ciento anterior. Fernando Aportela no podía ya seguir simulando, ni Luis Videgaray, ni Agustín Carstens. Y no digo Peña Nieto porque éste no sabe de lo que estamos hablando.

Y lo único que se les ocurre es recortar presupuestos. Hacia 2017, el Gobierno está previendo un recorte de 175,100 millones de pesos (cerca de 10,000 millones de dólares), monto que deberá confirmar cuando entregue al Congreso el presupuesto del próximo año, en septiembre. Pero por supuesto que los diputados lo aprobarán porque en su voto a favor llevarán su jugoso premio. ¿De cuánto? Qui lo sat.

México viene enfrentando en los últimos dos años una fuerte baja de sus ingresos petroleros, que representan alrededor de un 20 por ciento de los recursos del Gobierno, que lo ha forzado a reducir drásticamente el gasto público.