La violencia del Estado sólo contra…quienes respetan la ley

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Gamboa Patrón
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Entre pillos no se leen las manos

Su declaración es una verdadera gema de la hipocresía, el cinismo (en su acepción de desprecio por los valores morales) y la mezquindad de la clase política del país.

Para empezar si este señor de veras creyera que “el uso de la fuerza” no resuelve nada, se habría negado a contar con guardaespaldas armados y vehículos blindados (todo con cargo a los contribuyentes) de los que ha disfrutado por muchos años en los cargos públicos que ha tenido.

Igualmente el señor Gamboa Patrón podría de una vez renunciar a la senaduría porque cuando tomó posesión del cargo juró cumplir y hacer cumplir la ley, no el negociar la ley con criminales. Es decir su credo no nunca hacer uso legal de la fuerza es antagónico a lo que juró.

Si Gamboa Patrón hablara con cruda franqueza habría dicho: no creo en el uso de la fuerza para proteger a las personas honestas y trabajadoras sino para protegerme a mí y a otros que vivimos del esfuerzo de las personas honestas y trabajadoras.

Y habría agregado: tampoco creo en el uso de la fuerza para someter a otros que quieren participar del botín del que participo, cuando se han mostrado poderosos y más astutos que los jefes del gobierno con el que comulgo.

Y ya en ese plan de sinceridad descarnada habría dicho también: y no podemos derrotar tan fácil a nuestros colegas de la CNTE porque los maestros que no son de la CNTE nos pueden parar labores en todo el país, pues ellos tampoco quieren ser evaluados, ni quieren que acabe el tráfico de plazas, ni quieren descuentos por faltar o ser despidos por hacerlo frecuentemente y en general no quieren nada que sea más exigencias para hacer mejor su trabajo.

Un (imposible) Emilio Gamboa Patrón completamente franco habría dicho también: que el gobierno tampoco puede someter a los criminales de la CNTE porque fue absolutamente incapaz de ganar el apoyo de los padres de familia y además este apoyo tampoco era fácil de conseguir porque a la mayoría de ellos no les interesa que sus hijos estén mejor preparados; que el gobierno no es capaz de tener jefes policiales mínimamente competentes para dirigir operativos antimotines, ni un servicio de inteligencia con un ápice de eficacia; que el Secretario de Gobernación está decidido a liquidar al Secretario de Educación, Aurelio Nuño como aspirante a la candidatura priista a la Presidencia de la República o que el “jefe nato” del partido se va del país cada vez que hay problemas…

Pero la sinceridad extrema y fantástica de Gamboa Patrón ya no llegaría a tanto como para decir que todo el conflicto con la CNTE tiene como único responsable al propio gobierno del Presidente Peña, desde el momento en que se empeñó en una reforma que en realidad tiene tan poco amigos, que sabe irrealizable y cuya derogación no quiere promover ahora, aunque al final hará eso a un costo político mayor y sobre todo a un costo mayor para la sociedad, para la de los que sí trabajan y producen riqueza. Y el problema no es que a este insólito Gamboa Patrón se le hubiera acabado la sinceridad, sino simplemente porque hay muchas cosas que ni él entiende, pese a su posición política privilegiada.

A mí me pagas mi derecho de piso, me vale madres que no tengas lana

Ante los anuncios de los empresarios de que, por un lado, promoverían el juicio de amparo contra la omisión de los gobernantes en aplicar la ley a los criminales de la CNTE en Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Guerrero y la Ciudad de México y, por otro, de que ante la parálisis de la economía de estos estados las declaraciones fiscales se presentarían en ceros, se desató la jauría de la clase política amenazando con aplicarles la ley…a quienes la respetan, no a los criminales que la violan desde 90 días (y decenas de años).

Aristóteles Núñez, el jefe de la oficina nacional del cobro de derecho de piso, dijo con ignorancia de la ley fiscal (y de la realidad) que presentar declaraciones en cero es ilegal ¿De dónde quiere que saquen utilidades y dinero para el pago de impuestos los dueños de los más de 2 mil negocios que la CNTE llevó a la quiebra?, ¿cómo van a declarar ganancias y pagar impuestos las miles de empresas que están paralizadas porque las carreteras están bloqueadas y ni entran insumos ni salen mercancías?, ¿de dónde sacarán dinero las empresas que deben cerrar sus puertas para no ser saqueados por los amigos con quienes Miguel Ángel de Osorio Chong se reúne a tomar el café una vez por semana o cada dos?, ¿por qué ha de pagar impuestos Walmart en Oaxaca cuando que ya abandonó el estado y cerró todas sus tiendas?

Cuando César Camacho, el líder de los diputados federales priistas y los líderes del PAN le exigen a los empresarios devastados por las acciones criminales de la CNTE que aun así, sin poder operar, sin ingresos y sin ganancias, paguen impuestos, además de lo anterior olvidan dos cosas elementales, olvidos en lo que sólo pueden incurrir quienes no viven gracias a su trabajo, sino gracias a parasitar el esfuerzo ajeno:

Primera, que a la obligación legal de los gobernados de pagar impuestos corresponde la obligación ineludible del Estado de garantizar la seguridad a quienes los pagan. O dicho con dibujitos para que le entiendan: los extorsionados por la mafia saben que cuando menos los mafiosos  que les venden protección por la fuerza no van a permitir que otros malandrines vengan a esquilmarlos también (ningún buen mafioso con dignidad puede tolerar semejante afrenta).

Segunda, que si la economía es paralizada y destruida como está ocurriendo en el sureste del país, no puede haber dinero tampoco para pagar las dietas, sueldos, “comisiones” y demás negocios corruptos de los gobernantes y legisladores. Sólo a alguien tan obtuso como un Zeta o un político se le puede ocurrir que después de asesinar y comerse a la gallina de los huevos de oro puede seguir habiendo…huevos.

La banalidad del mal y la victoria moral de sus víctimas

Por más que es justa y razonable la exigencia que contiene la solicitud de amparo promovido por los empresarios, lo más probable es que los jueces no les otorguen la protección de la justicia a la que tienen derecho.

Ya vimos la respuesta a promoción similar que hizo un sacerdote en la Ciudad de México contra el cierre de la avenida Bucareli. En apariencia el juez le dio la razón al demandante, pero el Tribunal Superior la condicionó a que el desalojo se hiciera con “estricto respeto a la integridad” de los criminales que bloquean la vialidad. Es decir ¡que no se hiciera el desalojo! Porque ¿cómo puede la policía al mismo tiempo liberar la vialidad y respetar la integridad de los delincuentes que se resisten a esta acción legal, que le arrojan bombas incendiarias, piedras, cohetones y hasta balas (como en el caso de Nochixtlán)?

Simplemente nuestros jueces tienen la misma ideología de parásitos de nuestros políticos. No contamos con ellos. El estado de derecho no cuenta con ellos.

Pero en medio del triunfo de la violencia y la ilegalidad que amenaza con hundir a nuestro país, hay una victoria moral de las víctimas, que los victimarios no tienen más remedio que concederles.

¿Por qué la CNTE no se limitó a simplemente a suspender actividades escolares?, ¿no dice acaso su propaganda que México todo se lo debe a nuestro glorioso magisterio?, ¿no dicen acaso sus pancartas (escritas con faltas de ortografía) que si las podemos leer es gracias a ellos?, ¿no sería el sólo privarnos de su indispensable y maravilloso magisterio un acto de presión sobrado, que debería ponernos de rodillas so pena de incurrir en el suicidio, en la autodestrucción de nuestra sociedad y en sumergirnos en el oscurantismo?, ¿por qué entonces cerrar carreteras, robar vehículos, saquear comercios, apalear policías y asesinar reporteros?

Porque la CNTE es absolutamente fútil, porque si mañana todos estos pillos se esfumaran nadie lamentaría su ausencia, porque da lo mismo si cumplen completo, a medias o incumplen en absoluto el calendario escolar, pues el resultado es el mismo: nada. No son nada, No valen nada. La economía no los necesita y por supuesto va mejor sin ellos. La sociedad no los necesita. Son absolutamente prescindibles, al igual que cualquier otro pillo que pretende una renta a cambio de nada.

Por eso actúan contra quienes sí importan, contra quienes si son indispensables, contra quienes sí generan la riqueza.

Y por eso mismo, cuando ese Atlas se queja por tanto maltrato, los políticos chillan, blanden el látigo, porque intuyen, entre las brumas de su insensatez, de donde sale su pitanza…