Califica académico a juegos olímpicos como una metáfora del mercado mundial

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Para ser un país desarrollado se requieren ciertas condiciones de ventaja, y el deporte los metaforiza: individuos dispuestos a someterse a largas sesiones de entrenamiento, dietas específicas y repetición continua de una técnica para llevarla a la perfección. El deporte en general tiene esa función en la sociedad, es decir, la disciplina a que son sometidos los atletas para llegar a ser una élite.

Sergio Varela consideró relevante el hecho de que una empresa telefónica obtuviera los derechos exclusivos de transmisión de los Juegos Olímpicos de Río 2016, desbancando a las dos grandes televisoras de México. Sin embargo, quizá éstos serán los juegos con menor audiencia en el país, pues la gente estará menos pendiente.

“De hecho ya se percibe, pues a unas horas de la inauguración no es un tema relevante, al menos en la plática cotidiana”, opinó.

Para que las actividades de éstos y otros eventos deportivos mundiales tengan un impacto mediático, se requiere de las transmisiones televisivas; sin embargo, el hecho de que en México estas empresas queden relegadas, reduce el número de espectadores.

No transmitir estas justas, incluso el hecho de que pudiera haber un boicot a la señal, impacta a la sociedad, aunque no de forma negativa, añadió Varela, profesor de la licenciatura en Antropología de la FCPyS.

Estas Olimpiadas se dan en condiciones políticas inéditas, es decir, en una nación que vive una disputa político-social de gran magnitud, donde no hay presidente electo y está en suspenso la presidencia de Dilma Rousseff, además de la crisis por la que cruzan las finanzas.

“Nadie tiene una bola de cristal para saber hacia dónde desembocará este asunto, en particular durante el desarrollo del encuentro deportivo mundial, pero sí hay tensión. Lo deseable es que no derive en actos de violencia, pero existe la posibilidad de que se presenten fuertes protestas sociales y hasta represión por parte de la fuerza estatal”.

Resaltó que para Brasil podrían ser mínimos los beneficios por turismo, la llamada “derrama económica es una patraña política, pues quizá el beneficio sólo sea para Río de Janeiro, en cambio la deuda financiera que se adquiere para organizar este encuentro deportivo sí permea a la población en general. Son gastos que quedan para la posteridad”.

Ello no significa que los juegos olímpicos no deban realizarse, sino que estén acordes a las posibilidades reales del país sede, para organizar un evento con dignidad y solvencia, pero no para generar un espectáculo para la televisión y el gran público mundial, concluyó.