Asegura investigador universitario que ciudades mexicanas crecen sin planeación con implicaciones

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Ciudad de México
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Con excepción de algunas urbes –como León o Aguascalientes–, el crecimiento desordenado es el común denominador; ejemplo de ello es Puebla, que tiene la décima parte de la población de la Ciudad de México, pero sólo la tercera parte de su territorio, dijo.

El coautor de “Entre mi casa y mi destino. Movilidad y transporte en México”, refirió que los tiempos de traslado a escala nacional son más bajos que en la capital y eso tiene que ver con el crecimiento urbano. El promedio en el país es de cerca de 44 minutos por recorrido.

Contrario a lo que se percibe, la CDMX no es la única con problemas de contaminación. Otras, como Puebla, Guadalajara, Monterrey, Tijuana y Toluca sufren por los altos niveles de polución. De hecho, resaltó, la capital es la que tiene mayor eficiencia de emisiones y la flota vehicular más nueva en el país.

Según la Encuesta Nacional de Transporte y Movilidad realizada por la UNAM en el marco del proyecto “Los mexicanos vistos por sí mismos” (2015), el 90 por ciento de los entrevistados externó su deseo de tener un auto particular. Además, al evaluar los medios de transporte éste resultó ser el mejor calificado por quienes lo utilizan de manera cotidiana.

Le siguen medios como los tráileres, patines, patinetas y los de tracción animal, que fueron mejor evaluados que cualquier transporte público. “Si en la Ciudad de México éste último está mal visto, en otros sitios la percepción es mucho peor”.

Los calificativos usados fueron: sucio, lento, incómodo, inseguro, caro e ineficiente. Los conductores, dijeron, no son aptos para su trabajo, las unidades están en mal estado y los horarios son caóticos. “Por ello, el modo de transporte que todos quieren es el auto, y quienes ya tienen uno no están dispuestos a bajarse”, remarcó el universitario.

Pocas urbes tienen sistemas metropolitanos de transporte, aclaró Suárez Lastra. Monterrey cuenta con dos líneas de metro; Guadalajara con una especie de tren ligero, y otras con sistemas de metrobús, pero incipientes.

A escala nacional, los propósitos de los viajes son parecidos. “Nos impresionó que la población es poco móvil; en general hace un viaje y regresa a su casa. En otros países requieren de tres y hasta cinco”: casi la mitad son al trabajo, y el resto a la escuela y por compras.

Otro dato relevante de la encuesta señala que la cuarta parte de la población no viaja; es decir, una de cada cuatro personas se queda en casa. Se trata del sector de la tercera edad, de gente de bajos ingresos (tiende a ser mucho menos móvil porque no les alcanza para viajar) y niños.

El transporte en la capital es más barato porque está subsidiado y regulado; además, las condiciones socioeconómicas de esta metrópoli son las mejores del país, resaltó el experto.

El gasto promedio en el rubro es de cerca de mil 600 pesos mensuales por hogar (12.4 por ciento de su ingreso). Sin embargo, ocho por ciento de los hogares, que suelen ser los más pobres, no reporta ningún gasto en transporte.

En entornos rurales la gente camina y anda más en bicicleta, señaló Suárez Lastra. Hacia el norte del territorio hay mayor uso de autos, y al sur es menor; el promedio a escala nacional es de 25 por ciento, pero hay zonas (sobre todo norteñas) donde llega a 35 por ciento. El menor empleo de carro, en relación con la cantidad de gente, está en la CDMX.

Para una mejor movilidad y transporte en las urbes, la base es la planeación en etapas tempranas de su crecimiento, de forma que la población emplee su tiempo en recreación, con la familia o el trabajo, en lugar de trasladarse, concluyó el director del IGg.