Crimen organizado venció a la 4T

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ÍNDICE POLÍTICO

Por FRANCISCO RODRÍGUEZ

El régimen de la llamada Cuarta Transformación ha sido derrotado por el crimen organizado. La inoperancia del gobierno y de sus estructuras policiales y el sometimiento del Ejército a las órdenes de Andrés Manuel López Obrador de dar abrazos a los delincuentes y no molestarlos ni con el pétalo de una orden de aprehensión tienen a México bañado en sangre y a merced de los asesinatos, las masacres, el secuestro, el robo y la extorsión.

Con una respuesta similar a la apuntada por Robert Taber en el clásico La guerra de la pulga, los comandos del narco vencieron y atemorizaron a las bases verde-olivo con una estrategia de guerra de guerrillas.

Doscientas mil deserciones en el Ejército, vencido en todas las líneas, dan fe de una orden errónea y desquiciada para combatir al narco “de a mentiritas”, dictada por un esquizoide acomplejado, berrinchudo y vengativo, que sólo dio bastonazos de ciego a un panal de abejas.

El descontento nacional, provocado por los ‎sanguinarios errores de un gobierno que presume de apoyo social –realmente comprado con “apoyos” del Bienestar–, respaldo legítimo y programa, hizo que en el exterior se preguntaran si ¿las policías y el Ejército se están enfrentando con grupos populares armados, terroristas o con narcotraficantes?

Se ha dado a conocer que el 30‎% de las tierras cultivables están en manos del narco, ya porque ahí siembren o porque chantajeen a los productores.

El sector de servicios paga tributo a los criminales, vía el “derecho de piso”, so pena de muerte, de incendio de sus negocios, de no cumplir con ese otro impuesto, amén de los muchos que ya cobra el SAT.

La porción del Producto Interno Bruto que escamotean en su provecho es incuantificable.

Y sí, el país se le deshizo en las manos a AMLO.

El tabasqueño entregó a la Nación completa a los criminales.

Ahora son las manos de la delincuencia las que mueven los hilos de poder en la mayoría de las entidades y municipios de la República cuyos gobernadores y alcaldes fueron propuestos por Morena, contaminando a los estados circunvecinos –Querétaro es un ejemplo—que aún no caen en las garras de esa sociedad nada simulada entre cuatroteros y delincuentes.

En todo el territorio nacional son los grupos delincuenciales quienes tienen el poder de cobrar derecho de piso, de extorsionar, de desaparecer a ciudadanos, de asesinarlos, de masacrarlos incluso.

Todo ello en la más absoluta impunidad.

Defensa, como ahora rebautizaron a la Sedena, la Guardia Nacional, las policías estatales, municipales y ministeriales se convierten en cómplices o, en el mejor de los casos, cierran los ojos ante las cotidianas violaciones al Estado de Derecho.

El mismo AMLO es un criminal, a quien los ciudadanos no debíamos salirle “con el cuento de que la ley es la ley”.

Claudia Sheinbaum sigue la misma ruta con sus flagrantes desacatos a los juzgadores.

Ya debemos entender que a los cuatroteros les valen madre la Constitución, las leyes y, en general, el Estado de Derecho, de lo cual sacan ventaja los criminales que, por ejemplo, ahora ya no sólo influirán en la designación de militares retirados –y cansados—en las secretarías estatales de seguridad, también impondrán candidaturas a juzgadores que, con su fuerza y sus recursos, harán que triunfen en las urnas que a lo mejor se instalan en junio próximo.

Hegemonía de Morena, por apoyo delincuencial

El paso de la 4T por el poder hegemónico que ha construido con el indudable apoyo y recursos de los delincuentes mejor organizados que los morenistas ha roto todos los récords de homicidios y feminicidios, de desapariciones, de secuestros y extorsiones, a los que se suman los cientos de miles de fallecimientos por la pandemia, por la carencia de un sistema de salud al que se ha desmantelado, por la falta de medicamentos.

AMLO y Sheinbaum han negado en sus respectivas matinés que sus fallidas Administraciones, su Movimiento, tengan relación alguna con cárteles de la droga, como reveló el testigo colaborador de la justicia estadounidense apodado El Mini-Lic, quien ha dicho en cuando menos un par de entrevistas que Los Chapitos fondearon las campañas presidenciales de 2012 y 2018. Lo mismo dijo el líder de Los Ardillos guerrerenses: que él entregó recursos que Los Zetas enviaron a López Obrador.

Pero, aunque lo nieguen, hay evidencias r del apoyo que sus cómplices sinaloenses dieron a Rubén Rocha Moya para que –¡en mala hora!– fuese electo gobernador de aquella entidad del Pacífico, lo mismo que en otras del mismo litoral del Pacífico…

… así como existen certezas de los apoyos económicos que Morena y su entonces dirigente formal, Mario Delgado, recibieron de un huachicolero tamaulipeco de altos vuelos –asesinado en Nuevo León–, no sólo para patrocinar la campaña de Américo Villarreal Jr. en la entidad del noreste, incluso de otras más que se disputaron el mismo año.

Por esos recursos aportados por el crimen organizado a la entronización del llamado Movimiento de Regeneración Nacional fue que éste se convirtió en hegemónico.

Los “abrazos y no balazos” enmascaran la complicidad que ha permitido, merced a sus cómplices criminales, que el también criminal AMLO, y ahora Sheinbaum, presuman la preponderancia electoral de Morena.

Morena – Cárteles del Narco, S. A.

‎Como somos una colonia de cuarta, agachamos la cerviz y aceptamos todas las condiciones de Estados Unidos –¿verdad, Marcelo?, ¿a poco no, AMLO?– ahora hay quienes esperan que el gobierno de Donald Trump haga realidad sus discursos de campaña y envíe marines o drones artillados para hacer el trabajo que la 4T se ha negado a hacer.

Ya vivimos la experiencia con Felipe Calderón, quien se enganchó al cabús del Plan Mérida, un auténtico caballo de Troya para penetrar, dominar los cuerpos de seguridad nacional, los protocolos y hasta los encargados de una «guerra» contra el narcotráfico indigna, costosa e inservible. Fue el origen del Guacamaya Leaks con el que EU, usando los recursos tecnológicos de la CIA, apretó los tornillos a la Defensa y al propio López Obrador.

Desde siempre, sólo la DEA y el Comando Norte deciden la cantidad de drogas que pasa “al otro lado” con el fin de lastimar un poco a los hijos de los clanes dirigentes del futuro, pues todos se internan en resorts de rehabilitación para drogadictos.

La estocada final que los gringos le dieron al régimen de la 4T fue el secuestro de Ismael El Mayo Zambada, que tanto escozor y rencor ha producido en los altos mandos de Morena que, en las matinés del anterior y de este sexenio aún siguen reclamándole a Washington por haber abducido a “su” narco.

Si el Movimiento de Regeneración Nacional y los múltiples cárteles de la droga hubiesen formalizado ante notario su sociedad nada anónima, los segundos ya se habrían hecho de la mayoría de las acciones.

El crimen organizado consiguió lo que no pudieron hacer los partidos opositores; derrotar a la Cuarta Transformación.

Indicios

Igual que aquel general destacado en Culiacán y luego removido a Durango, quien dijo que la violencia en Culiacán que ya lleva más de dos meses terminará cuando los grupos en pugna decidan acordar la paz, el supersecretario de Seguridad Ciudadana Omar García (a) Batman dijo ayer que la masacre sabatina en Querétaro en el ataque al bar “Los Cantaritos” –en el que fallecieron 10 personas y 11 resultaron heridas– fue por la rivalidad que hay entre dos células delictivas. Sólo le faltó decir que ojalá pronto se pongan de acuerdo, que se “aplaquen”, como dicen las abuelas. * * * Por hoy es todo. Reconozco su esfuerzo por leer hasta aquí, y como siempre le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!

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