Ciudad de México, México.– Las actividades humanas son el principal factor que altera la calidad del agua disponible en el planeta para el consumo humano y los ecosistemas; su contaminación afecta su potabilidad y limita su uso, indicó Alejandra Fonseca Salazar, de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad de la UNAM.
La polución de fuentes superficiales y subterráneas se debe a la descarga de residuos industriales y domésticos, y al mal manejo de los sólidos; empleo de pesticidas en la agricultura; al turismo; la industria; actividades pecuarias; minería y deforestación, entre otras causas, añadió.
En ocasión del ciclo Transformaciones territoriales y crisis hidro climáticas, del seminario Agua para una ciudad sostenible del Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad, Alejandra Fonseca, quien trabaja en el área de gestión de campus sustentables en la Coordinación, expuso los desafíos relacionados con la calidad de dicho recurso natural en el contexto urbano.
A pesar de que el planeta está cubierto en su superficie en 70 por ciento de agua, solo 2.5 es dulce, y en gran parte se encuentra congelada o en acuíferos profundos de difícil acceso, por lo que únicamente uno por ciento de la que hay en el mundo está disponible para consumo, actividades humanas y los ecosistemas.
De esta última porción, 69 por ciento se usa para el sector agropecuario, 19 para el industrial y 12 por ciento para el doméstico. En México, la proporción es similar: 76 por ciento, agricultura y acuacultura; cinco por ciento, industria; 15 por ciento, abastecimiento público; y cuatro por ciento, termoeléctricas.
De acuerdo con el Informe Mundial de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos 2023, dos mil millones de personas (26 por ciento de la población mundial) carece de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera confiable, 46 por ciento no cuenta con servicios de saneamiento seguros y 2.3 millones carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos.
Alteraciones
El cambio climático representa nuevos retos en la gestión del recurso en las ciudades. En ese contexto, Fonseca Salazar explicó que los fenómenos extremos, como lluvias intensas o sequías prolongadas, pueden alterar los ciclos naturales del agua, afectando tanto su disponibilidad como su calidad.
Las más intensas pueden generar inundaciones y concentrar contaminantes en las fuentes del vital líquido, mientras que las sequías aumentan la cantidad de minerales y toxinas, lo que complica su tratamiento para el consumo humano.
En México, 61 por ciento proviene de fuentes superficiales y cerca de 39 por ciento de subterráneas. Con base en datos de la Red Nacional de Medición de la Calidad del Agua 2022, 59.1 por ciento de los ríos, arroyos, lagos, lagunas, presas y zonas costeras que se monitorean están contaminadas.
Información de esta Red de monitoreo que cuenta con más de cinco mil puntos de evaluación, registraron, de 2010 a 2018, altos niveles de arsénico y fluoruros en diversos pozos del territorio que se encuentran de forma natural en suelos y rocas, y afectan la salud de la población.
Asimismo, según datos de 2010-2015, 95 por ciento de viviendas tenían disponibilidad de agua entubada y 89 por ciento drenaje; sin embargo, cifras de 2017 indican que nueve millones de mexicanos carecían del recurso.
Diversificar
Del total de agua que se utiliza en la Ciudad de México (CDMX), 63 por ciento proviene de acuíferos subterráneos de la zona metropolitana, lo que muestra gran dependencia. Solo 25.5 por ciento del suministro proviene del sistema Cutzamala, una fuente clave para la ciudad, mientras que el 6.3 por ciento llega del sistema Lerma y 1.8 adicional de la presa Madín y manantiales.
Fonseca Salazar recordó que se pierde aproximadamente 40 por ciento del agua potable debido a fugas en tuberías. Esta cifra muestra un desafío estructural para garantizar que la que se extrae y se distribuye llegue de manera eficiente a los hogares y a las industrias”. Por ello resaltó la importancia de priorizar inversiones en la modernización de la infraestructura.
El potencial de la pluvial puede ser un recurso que se aprovecharía de manera más eficiente en el contexto urbano. Su captación, especialmente durante temporadas de lluvia, complementaría el suministro.
La capital de la República mexicana cuenta con 63 plantas potabilizadoras distribuidas en las alcaldías y en el Estado de México. Sin embargo, solo 15 por ciento de las residuales son tratadas adecuadamente.
Propuestas para enfrentar la problemática son, entre otras: modernizar la infraestructura de distribución para reducir las pérdidas por fugas, ampliar los sistemas de tratamiento de las residuales y promover el uso de sistemas de captación y uso de la pluvial.
Alejandra Fonseca, doctora en Ciencias Biológicas por la UNAM, destacó que el tema está en las agendas internacionales, ya que existe un Objetivo del Desarrollo Sostenible dedicado al agua donde se establece que para 2030 se debe mejorar su calidad.
Algunas de estas medidas se pueden implementar a pequeña escala, en la escuela, colonia, alcaldía o municipio; existen casos exitosos de plantas potabilizadoras, humedales o de captación de lluvia, que contribuyen a las soluciones del problema.
En la UNAM, enfatizó Fonseca Salazar, tenemos ejemplos como la planta de tratamiento en la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, o el humedal artificial en la Facultad de Química.