Ciudad de México, México.– El turismo es uno de los sectores que mayor informalidad laboral genera, razón por la cual se requiere crear empleos dignos, es decir, de calidad y en condiciones de igualdad para el desarrollo de las personas y de su núcleo familiar, enfatizó la docente de la Universidad Nacional del Sur, Argentina, Erica Schenkel.
Al exponer las conclusiones a las que llegaron especialistas como parte de la investigación “Recomendaciones para el diseño de políticas turísticas en América Latina y el Caribe” -que se publicará a finales de 2024, cuyo objetivo fue estudiar los impactos de las estrategias de articulación público-privadas vinculadas a dicha industria en la región-, abundó:
El empleo turístico se asocia con los recursos públicos que se invierten en ese ámbito, que por ser de servicios se caracteriza por la cantidad de fuentes de empleo que origina. “Sin embargo, cuando complejizamos el análisis encontramos que es una de las áreas que mayor informalidad genera por la concentración temporal del trabajo. Por ejemplo, entre mujeres y hombres encontramos que ellas tienen las mayores tasas de informalidad”.
En su conferencia “Un abordaje a las políticas turísticas desde una perspectiva latinoamericana”, organizada por el Centro de Investigaciones sobre América Latina y el Caribe, de la UNAM, argumentó que lo anterior tiene como consecuencia gran precarización en la mayoría de los contratos, los cuales destacan por carecer de las conquistas laborales obtenidas en décadas atrás como vacaciones pagadas, indemnización por despido y aguinaldo, entre otras, además de estar caracterizados por desigualdad en términos de género, edad, etnia, condición migrante, etcétera.
indicó que pese al desinterés que algunos gobiernos le han dado al turismo nacional, ciertos países latinoamericanos presentan un gasto con mayor incidencia en el sector nacional que en el internacional.
Schenkel destacó que la irrupción de la crisis sanitaria por la COVID-19 favoreció el turismo doméstico y las actividades recreativas en la proximidad, “sobre todo en fines de semana y con relación al patrimonio biocultural y productos de origen, en particular la gastronomía”.
De acuerdo con la experta, el proyecto editorial concluyó con una serie de recomendaciones de política (policy brief) que intentan contribuir en el diseño de políticas públicas para ese sector, en América Latina (AL) y el Caribe.
“Entre ellas está la necesidad de cambiar la perspectiva de diseño y ejecución de las estrategias y políticas turísticas que deben generarse partiendo de que el principal beneficiario deben ser las poblaciones locales y pensarse a partir de sus necesidades y demandas”, señaló en el encuentro a distancia.
Para que suceda, dijo, deben crearse los instrumentos de evaluación que aporten para mejorar la calidad de vida de las personas, a través de valorizar patrimonios relacionados con “estos productos de origen y con estas realidades bioculturales”, así como las formas de valorar el patrimonio, hacerlas una y la posibilidad de difundir historias, experiencias, costumbres y tradiciones vinculadas a cada una de las poblaciones.
En aquellos países y lugares con significativa dependencia de la actividad turística, es necesario buscar complementariedad de otros sectores económicos que permitan disminuir esa condición.
Otra recomendación es priorizar los mercados domésticos y de proximidad, si en realidad el sector está comprometido con la crisis socioecológica.
Asimismo, la necesidad de enfocarse en políticas de turismo social, asociativo y de base comunitaria a pequeña escala donde se observe que los resultados son más provechosos en términos del derrame económico que se asocia a la actividad.
Para concluir, Erica Schenkel consideró urgente transformar las políticas sectoriales y consolidar trabajos y experiencias que permitan darle centralidad a otras políticas turísticas que ocupaban un lugar marginal en las agendas sectoriales en AL y el Caribe.