TRAS LA PUERTA DEL PODER
Por Roberto Vizcaíno
Nunca antes un mes de agosto de inicio de sexenio había sido tan importante y trascendente como este que ya corre sobre la vida misma de México.
En la inercia del Sistema Político Mexicano -que está a punto de desaparecer- indica que el mes de agosto es, cada seis años, el mes en que se realizan los grandes acuerdos y se toman las decisiones que marcarán ritmos y alcances en el sexenio que inicia.
En cada agosto sexenal el presidente entrante -en este caso Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar este cargo en la historia de este país-, no sólo decide la integración de su gabinete, sino que al hacerlo perfila ya a quienes podrán sucederla al término de su mandato.
Como ocurrió con ella, y quienes le compitieron esa posibilidad. Todos fueron elegidos por Andrés Manuel López Obrador en agosto de 2018.
Una carrera que al menos dura los primeros 4 años en que el mandatario en turno va poniendo a prueba a sus alfiles, los mide y los foguea y los va haciendo crecer para tener de dónde escoger al que considere lo mejor para él y el país.
Pero eso ocurre no sólo en la presidencial, sino a otros muchos cargos: gobernadores, alcaldes y otras posiciones.
Las condiciones mismas del desarrollo de México advierten que en este juego sucesorio contarán en el sexenio de Sheinbaum de 2024-2030 los gobernadores, y los grupos del Senado y de la Cámara de Diputados. Quizá en iguales circunstancias y oportunidades que tendrán quienes ya pertenecen al siguiente gabinete.
Por ello este agosto que de hecho hoy comienza será un mes clave.
Y lo será porque en este mes se consolidará no sólo el Gabinete Presidencial, sino todos los cargos directivos que forman el intrincado y complejo enjambre legislativo.
A diferencia de los nombramientos en el Gabinete, en el Congreso se requerirá de negociaciones muy complejas, de las cuales muchas de ellas deberán requerir del voto de la oposición, y muchas más serán difíciles de alcanzar por las disputas y aspiraciones existentes dentro de los mismos grupos en el Poder, sobre todo en Morena.
Ni qué decir que esos acuerdos sacarán no chispas, sino verdaderos encontronazos y quizá rupturas y reajustes graves.
Las coordinaciones de Morena en Senado y San Lázaro ya están apartadas, por instrucciones de AMLO y el aval de Claudia, para Adán Augusto López y para Ricardo Monreal.
La primera era disputada por Gerardo Fernández Noroña del PT, y Ricardo enfrenta ahora, como hace seis años, cuando llegó igual a la coordinación de Morena en el Senado, fuertes rechazos del “sector duro” de Morena, entonces encabezado por Martí Batres.
En San Lázaro Monreal tendrá su primer gran reto en este agosto en la designación de la primera presidencia de la Cámara.
Quien sea promovido deberá obtener el mayor consenso posible -junto con el voto de la oposición-, porque quien ocupe ese cargo será quien entregue la Banda Presidencial a Claudia Sheinbaum el primero de octubre.
Hace 6 años fue Porfirio Muñoz Ledo quien entregó la Banda a AMLO y luego se convirtió en todo un dolor de muelas para el mandatario y para la 4T.
Y de ahí hacia abajo, en cascada, se deberán integrar los cargos por grupo parlamentario en las mesas directivas de Senado y Diputados.
Y en forma proporcional al número de sus senadores y de sus diputados, el reparto de las presidencias de las 56 comisiones que existen en cada cámara.
En este reparto se suelen presentar fuertes reclamos y jaloneos porque no son pocos quienes dentro de las fracciones predominantes -en este caso Morena, PT y Verde-, que van a exigir cuotas y supuestos reconocimientos políticos y porque de alcanzar esas posiciones dependerá participar en candidaturas a gobernadores y otros cargos de elección.
Cabe recordar que hoy 9 gobernadores de Morena surgieron de presidencias de Comisiones del Senado y diputados.
VENDRÁN EN CASCADA LAS CONSECUENCIAS DE OTRAS DECISIONES
En este agosto no sólo se dará este reparto, sino que también se decide en el INE y en el Tribunal Electoral si habrá o no sobrerrepresentación legislativa para Morena, PT y Verde.
Si esto ocurre, como al parecer ocurrirá, AMLO estará finalmente sepultando a la República basada en Los Tres Poderes de la Unión, régimen surgido de la Revolución Mexicana y del sistema presidencialista ideado por Plutarco Elías Calles.
Con la desaparición de los contrapesos presidenciales (Suprema Corte, INE, Trife, CNDH, Inegi, INAI, CRE, Coneval, y todos los demás organismos autónomos en vías de ser sometidos a la guillotina de la mayoría sobrerrepresentada), resurgirá un Presidencialismo omnímodo, ¿dictatorial?, con poderes únicos, hecho a su voluntad y medida de lo que deseo y busco AMLO.
Así que ponga Usted mucho ojo a lo que se decide en este agosto porque lo que se reparte es el futuro del país, no sólo posiciones inmediatas.
ANA LILIA RIVERA Y SU ENCUENTRO DE CONSTITUCIONALISTAS
Será en este contexto de conmoción y cambio, al inicio mismo de una nueva Legislatura, en que la hoy presidenta del Senado Ana Lilia Rivera encabezará del 21 al 25 de octubre, ya con Claudia Sheinbaum como presidenta en funciones, “El XVI Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional”.
Un encuentro que forma parte de las celebraciones del Bicentenario de la Instauración del Senado de la República -y del Sesquicentenario de su Restauración-, en el que participarán los más reconocidos juristas internacionales y en cuya organización intervienen miembros prominentes de la UNAM como el doctor Diego Valadés y José María Serna de la Garza.
El encuentro se realizará justo en la sede del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, de acuerdo con el sitio web de esta institución.
Este encuentro de juristas se realizó por primera vez en 1975 y se ha continuado en 15 ocasiones en 6 países distintos desde entonces.
En octubre el tema central será: “El constitucionalismo para la democracia del siglo XXI”, donde seguramente se debatirá la reforma -que entonces según las proyecciones- estaría recién aprobada al Poder Judicial que daría paso a la elección de ministros, magistrados y jueces en México.