ÍNDICE POLÍTICO
Por FRANCISCO RODRÍGUEZ
El gobiernito de Andrés Manuel López Obrador y, por lo que se observa, el que encabezará Claudia Sheinbaum no se dan a respetar.
Una semana después de la captura o entrega –“haiga sido como haiga sido”– de Ismael Zambada García y de Joaquín Guzmán López aún mendigan información a la Administración de Joseph Biden.
Ni para ellos y, por supuesto, para la sociedad mexicana ha sido suficiente el reporte que se emitió luego de que formalmente el gobierno de México solicitara al de los Estados Unidos detallar cuáles fueron las conductas desplegadas en territorio mexicano, así como “planes de vuelo y circunstancias de tiempo, modo y lugar” relacionadas con la detención de ambos delincuentes.
En dicho reporte el Departamento de Estado de EU reconoció que sabían de las intenciones de rendirse por parte del hijo de Joaquín Guzmán Loera desde hacía tiempo, pero nunca lo había concretado hasta que el pasado 25 de julio de este año se les reportó que en un vuelo privado se llevaría a cabo la rendición.
Y que los estadunidenses se enteraron hasta las 14:40 horas de ese mismo día que “podría” encontrarse en ese vuelo el narcotraficante Zambada García.
En reciente matiné de AMLO, Rosa Icela Rodríguez, secretaria de (In)Seguridad y próxima titular de Gobernación dijo, textual, que “las autoridades del orden público estadunidenses no tenían confirmación independiente alguna que Ismael Zambada García estuviera efectivamente en el vuelo. El vuelo desde México aterrizó en los Estados Unidos en el aeropuerto de Santa Teresa, en Nuevo México, aproximadamente a las 4:24 pm. Este aeropuerto está justo a las afueras de El Paso, Texas. El vuelo en sí no fue planeado por agencia gubernamental estadunidense alguna.
“Una vez alertados, después de que el avión despegó, como se mencionó anteriormente, las autoridades del orden público estadunidenses llegaron a la aeronave, una vez habiendo aterrizado en el aeropuerto de Santa Teresa; el avión tenía dos pasajeros, las autoridades del orden público estadounidenses detuvieron a los dos pasajeros cuando bajaron del avión” comentó al leer el informe mencionado en la conferencia matutina de palacio nacional.”
Nada que aportara el gobierno de AMLO.
Supeditados los “gobernantes” mexicanos a lo que desde Washington se les quiera informar… que no es mucho, por cierto.
Y por eso fue que, un día después, la candidata triunfante en las recientes elecciones dijo que, si Estados Unidos tiene más información de la captura de Ismael “El Mayo” Zambada y de Joaquín Guzmán López, que la dé a México.
En conferencia, subrayó que tiene que haber más información sobre la detención de los miembros del Cártel de Sinaloa en Texas, pues hasta el momento sólo se conoce una carta enviada al titular de la FGR.
“Tiene que haber información. Ayer escuché el informe que dio la Secretaría de Seguridad de la carta que envía Estados Unidos, que, hasta ahora, pues es, digamos, lo que conocemos, es escueto”, dijo Sheinbaum.
Mendigando, pues
Respétense, para que los respeten
AMLO, su sucesora y los colaboradores de ambos parecen novatos.
La diplomacia estadounidense, si es que existiera, siempre se ha basado en la desinformación, la amenaza y el chantaje, desde que el mundo es mundo.
En la relación con los gobiernos mexicanos, ya sean del PRI, PAN o ahora de Morena, republicanos y demócratas han hecho valer sus razones en base a estos artilugios. Pero la desiformación, las amenazas y los chantajes tienen fecha de caducidad. Nada es para siempre. Menos en el terreno de la política internacional.
“¿Por qué los Estados Unidos, sabiendo que existe una dependencia estructural entre las demografías y las estructuras económicas de nuestros pueblos no tratan con respeto a México?”, preguntó hace algunos años Eduardo Roldán, estudiante mexicano de diplomacia al maestro Zbigniew Brzezinski, reputado halcón republicano.
La respuesta del consuegro de Henry Kissinger no tardó mucho, fue brutal y aleccionadora en grado sumo:
“Los Estados Unidos, contestó Brzezinski, respetan sólo a aquellos pueblos que se dan a respetar”.
Dejó literalmente el balón en nuestra cancha, el que fuera uno de los operadores del golpe de Estado al chileno Salvador Allende.
Y no, las llamadas autoridades de nuestro país no se dan a respetar ante las estadounidenses.
Ahora mendigan.
Por eso no los respetan.
Temor ante el imperio decadente
Una estructura industrial que ya no alcanza a satisfacer su mercado interno de consumidores. Una estructura bélica de destrucción y arrase satelital hacia regiones que para ellos son clave en tierra es la única que puede hablar en su nombre. Su aparato guerrero es para triunfar desde la ventaja, jamás en el terreno del combate cuerpo a cuerpo. ¿Fueron militares o cuerpos policiacos los que se llevaron a “El Mayo” y a “El Chapito”?
Una clase política de viejitos, ocupando el lugar de los candidatos jóvenes en las competencias electorales, porque éstos se encuentran postrados en los resorts de rehabilitación por el enorme consumo juvenil de droga.
Una población políticamente apática y desinformada, que puede ser cautivada por las mentiras de un candidato superfluo y banal como Donald Trump. Eso son los Estados Unidos.
Tendríamos que ser más congruentes con el mundo que nos tocó vivir
Y los gobernantes mexicanos tendrían que aprender a darse a respetar.
Ha llegado la hora de ejercer la moral política del nacionalismo.
Las condiciones geoestratégicas están dadas.
Posiblemente nunca más vuelva a presentarse la oportunidad de que el gobierno de la 4T se dé a respetar en el mundo.
Indicios
Héctor de Mauleón sentenció ayer en su columna de El Universal una verdad de a kilo: “Como se ha escrito en estos días, los vínculos de El Mayo fueron tan poderosos, que no solo dan para poner en aprietos a un gobernador: que podrían, como dijo Trump, tirar a un Presidente en dos minutos.” * * * Y por hoy es todo. Reconozco que usted haya leído hasta estas líneas y, como siempre, le deseo ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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