La integrante de la Comisión de Población consideró urgente analizar los principales motivos que dan origen a esta enfermedad, ya que de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), México ocupa el primer lugar con el mayor número de personas que sufren estrés laboral: 75 por ciento de los trabajadores de este país padecen este mal.
En segundo lugar se encuentra China con 73 por ciento, seguido de Estados Unidos con 59 por ciento.
Estudios elaborados por la compañía Regus resaltan que 18.4 millones de personas conviven con este tipo de estrés, siendo los varones quienes tiene mayor probabilidad de sufrirlo y mujeres entre los 18 y 30 años de edad.
Las principales causas que detonan el estrés laboral o síndrome de Burnout, surgen a raíz de la intensidad de las demandas laborales, conflictos entre compañeros de trabajo u organizacionales, donde el trabajador comienza a experimentar vivencias negativas asociadas al contexto laboral.
Asimismo, por el temor a lo desconocido, cuando el trabajador se enfrenta a situaciones inciertas que le generan desconfianza y sensación de no estar preparado para encarar un problema en la organización o empresa o cuando tiene cargas laborales extensas por largos periodos, que repercuten gravemente en su salud.
Este padecimiento, continuó la legisladora, trae consigo graves consecuencias físicas y psicológicas, manifestándose a corto, medio o largo plazo, según la resistencia al estrés de cada individuo.
Cuando el trabajador se somete a una tensión prologada se pueden generar trastornos cardiovasculares, respiratorios, gastrointestinales, musculares, dermatológicos, sexuales, endocrinos e inhibición del sistema inmunológico.
En cuanto a las consecuencias psicológicas del estrés, éste genera incapacidad para concentrarse y/o tomar decisiones, sensación de confusión, falta de control, frecuentes olvidos, hipersensibilidad, consumo de fármacos, alcohol y tabaco; mal humor, sensación de desorientación y preocupación excesiva.
Puede causar depresión y otros trastornos afectivos, alteración en las conductas de alimentación, perturbaciones de personalidad y esquizofrénicos.
El estrés laboral se clasifica en tres fases: la de alarma, la de resistencia y la de agotamiento. La primera de ellas, es de corta duración y enfrenta una reacción natural del organismo frente a un factor causante del estrés, se libera adrenalina y otras hormonas que pueden provocar síntomas como aceleración del ritmo cardíaco y en la respiración, mayor presión arterial y ansiedad.
En segunda fase, la de resistencia, el organismo pasa a un estado de aguante frente a dicho estrés para evitar el agotamiento. El cuerpo se estabiliza o se “normaliza” y los síntomas tienden a reducirse cuando la situación empieza a estar bajo control. Su duración puede variar, dependiendo de la resistencia al estrés del empleado.
La última fase se caracteriza por la debilidad de los recursos fisiológicos del trabajador. Hay agotamiento físico y mental y el organismo ya no resiste las agresiones del entorno, ocasionando consecuencias serias para su salud, se vuelve fácilmente irritable o pierde toda motivación.