Según un informe de la Secretaría de Salud del 9 de mayo, Chiapas es el estado más afectado con 132 casos; le sigue Oaxaca con 103; Guerrero con 14; Veracruz con cinco; Tabasco, Jalisco y Nuevo León con cuatro cada uno; Michoacán con tres, y Nayarit, Sinaloa y Yucatán con un registro por entidad (hasta hoy se cuentan 272 incidencias).
No obstante, Sall —invitado por la Red Mexicana de Virología, y por Susana López y Carlos Federico Arias, del Instituto de Biotecnología (IBt) de esta casa de estudios— advirtió que el 80 por ciento de los infectados no presenta síntomas, lo que dificulta dar números exactos.
El virus
El zika surgió en la selva y es ahí donde tiene su ciclo, por lo que se dice que es endémico de estos lugares. Por ejemplo, en África es transmitido de los zancudos a los monos, pero si infectan a un humano y éste regresa a su poblado, el padecimiento se vuelve urbano al esparcirse a otras personas a través de los mosquitos citadinos.
En América, el virus no se ha establecido en la selva como tal; cuando exista este ciclo, entonces será endémico, subrayó el especialista.
Existe evidencia de otras formas de contaminación como transfusiones de sangre, su propagación por vía sexual y de embarazadas a sus hijos.
Con el tiempo, Sall identificó dos estrategias para diagnosticar la enfermedad: la primera es directa, emplea métodos moleculares como PCR (a través de la sangre u orina) y se realiza al presentarse los síntomas. La segunda es indirecta y aprovecha que, tras la infección, el cuerpo produce anticuerpos para contrarrestar el mal, los cuales pueden ser detectables aún varios meses después.
Consecuencias
La infección suele ser benigna y asemejarse a un catarro leve, aunque recientemente se ha asociado con el síndrome de Guillain-Barré, que provoca que el sistema inmunitario ataque los nervios periféricos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la mayoría de los casos —incluso en los más graves— los pacientes se recuperan fácilmente, pero hay un grupo minoritario afectado por una parálisis casi total. Además, del tres al cinco por ciento de los afectados muere por complicaciones como una inactivación de los músculos respiratorios, septicemias, trombosis pulmonares o paros cardiacos.
El otro riesgo es que las madres infectadas contagien a sus bebés durante el embarazo y les provoquen microcefalia, condición en la que el cerebro de los pequeños no se desarrolla lo necesario, o bien que ocurran diversos problemas neurológicos en el feto.
Al respecto, Carlos Federico Arias explicó que Sall y cuatro integrantes del Instituto Pasteur impartieron talleres sobre el tema a 16 investigadores de ocho estados de la República.
La finalidad es que los científicos mexicanos aprendan a realizar las pruebas de diagnóstico tanto moleculares (RT-PCR) como serológicas (detección de anticuerpos), además de aislar el virus, hacerlo crecer en células en cultivo y cuantificar el producido para, posteriormente, aplicar y enseñar estos métodos a otros especialistas en sus lugares de origen.
El taller se impartió en el marco de la Red Mexicana de Virología y fue organizado por la UNAM con apoyo del Conacyt.