Sonora, México.– Los suelos saludables son vitales para garantizar la seguridad alimentaria y proporcionar mejores medios de subsistencia a la población, de ahí la urgencia de poner en marcha acciones inmediatas para su conservación y uso eficiente, resaltó el especialista del Colegio de Postgraduados (Colpos), Jorge Etchevers Barra.
Al impartir la conferencia magistral “Calidad del suelo: implementación del concepto en la agricultura”, durante el segundo Congreso Interamericano de Agua, Suelo y Agrobiodiversidad (CIASA) en Ciudad Obregón, Sonora, el también profesor emérito destacó que las buenas condiciones del suelo se encuentran estrechamente relacionadas con la salud humana y la del planeta.
Lo anterior, dijo, porque el suelo puede desempeñar un papel positivo en la reducción de los impactos del cambio climático, a través de la captura de C02 (dióxido de carbono), la gestión sostenible de los recursos y la restauración de los suelos degradados.
Del suelo proviene 95 por ciento de los alimentos que son consumidos y, por ello, es importante hacer conciencia sobre cómo se está empleando y en qué condiciones se deja, resaltó en el marco del evento organizado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, a través del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP).
El problema es porque la degradación de los suelos supone la pérdida de fuentes de alimentos y medios de vida, lo que afectaría a las presentes y futuras generaciones, acentuó ante expertos de Brasil, Costa Rica, Chile, Honduras, Estados Unidos, Trinidad y Tobago, Bélgica, Dinamarca, España y México.
Hoy en día, indicó, la cantidad y calidad de los cultivos está siendo afectada por la degradación de los últimos cien años y durante este tiempo se ha reducido la capacidad de vida del planeta.
Etchevers Barra recordó que, aproximadamente, un tercio de la superficie de la tierra presenta un grado de afectación considerable y, como consecuencia, se visualiza un futuro complejo para las nuevas generaciones.
Señaló que en México hay una superficie de 21 millones de hectáreas cultivables cada año y, de acuerdo con una estimación, a cada persona le corresponden mil 600 metros cuadrados para producir la totalidad de los alimentos sin la intención de importar.
El especialista explicó que la degradación del suelo obedece al incremento de la población, a las prácticas intensivas de producción, al deterioro de las propiedades físicas, químicas y biológicas, al sobre pastoreo, al uso excesivo de agroquímicos y la contaminación del agua.
Sobre el último punto, llamó a hacer consciencia sobre las grandes cantidades empleadas porque 70 por ciento del agua disponible se destina a la agricultura.
Es por ello la urgencia de impulsar acciones inmediatas, respaldadas por el conocimiento científico-tecnológico, para regular el uso del agua y reducir el deterioro acelerado del suelo, reiteró.
La expresidenta de la Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS) e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Laura Bertha Reyes Sánchez, subrayó que sin suelo sano no hay silvicultura ni agricultura rentables y sin silvicultura y agricultura responsables no hay suelo fértil.
Por ello, la práctica de ambas forma parte de un mismo binomio y se retroalimentan en la búsqueda de la seguridad alimentaria con sostenibilidad ambiental para alcanzar los Objetivos del Desarrollo Sostenible.
Dijo que es prioridad minimizar la degradación del suelo y restaurar su productividad, incrementar el carbono orgánico del suelo, reducir el consumo mundial de fertilizantes con nitrógeno y fósforo en regiones con exceso de nutrientes e incrementarlo en las regiones con déficit nutricional.
Destacó que en México estas medidas son una realidad gracias al trabajo coordinado de la Secretaría de Agricultura, a través de la Estrategia Nacional de Suelo para la Agricultura Sostenible (ENASAS), el Programa Universitario de Estudios Interdisciplinarios del Suelo PUEIS-UNAM, y a iniciativas como Doctores del Suelo, un programa que coloca a México como pionero en América Latina.
Reyes Sánchez recalcó que el suelo es fuente de biodiversidad, de materiales de construcción y minerales, almacena, filtra y recircula agua, es fuente de combustibles, reciclaje de nutrimentos y carbono, además de catalizador natural que realiza reacciones químicas verdes con tan sólo agua y, por supuesto, productor de alimentos.