Análisis a Fondo
· Claudio X. González, junior tóxico, hecho trizas
· Perdió con el trío de perdedores y ahora con Piña
Por Francisco Gómez Maza
Claudio X. González junior es especialista en el fracaso. En el 2018, su empresa “Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad” presentó una denuncia de la corrupción (espantoso nepotismo) del Poder Judicial. Este viernes, de la semana pasada, coincidiendo con la sesión de la Suprema Corte que fracasó en su intento de violentar impunemente la Constitución, el Junior encabezó una manifestación callejera en apoyo a ese poder judicial en el que campea el nepotismo, que es corrupción y delito. Completó la incongruencia, la contradicción… En las elecciones del 2 de junio, fracasó su “prometedor” liderazgo político, financiando al PRD (que perdió su registro como partido, porque casi ningún ciudadano votó por él), al PRI y al PAN, uniéndolos en un gran bodrio denominado “Va por México” y fue hecho trizas inmisericordemente por Morena.
Pareciera que, como hijo desobediente, el Junior tóxico, como le bautizó la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, no entendiera que no tiene ningún futuro ni como empresario, ni como quía de la inexistente “sociedad civil”, y menos como dirigente político. (Claudio X. González, padre, se junta, primero con AMLO, y ahora con Claudia, y declara que le va muy bien con ellos. Y ahora, el llamado del Junior a “derrocar” a Sheinbaum. Se queda en un arrebato infantiloide que da risa, risa loca entre muchos internautas de la plataforma (social network) X: Y ahí intenta desplegarse de nuevo ahora como líder de la humanidad doliente por fracasada, de priistas y panistas: “La democracia y la libertad prevalecerán”, advierte como un santo profeta del Antiguo Testamento.
Algún periodista de “redes” escribió rimbombante que “el llamado Junior Tóxico, Claudio X. González, empresario (de empresario tiene lo que yo, periodista, tengo de activista), volvió a encender el debate político en México (qué exageración) al instar a la ciudadanía a derrocar a la presidenta Claudia Sheinbaum. Su mensaje fue emitido este viernes a través de la red social X (anteriormente conocida como Twitter) y generó reacciones inmediatas, tanto de apoyo como de rechazo”. La verdad es que no fue para tanto, estimado. Quiero pensar que colega. Obvio que la Presidenta, por su parte, aún no ha respondido directamente al llamado…Y quédese esperando porque ni contestará. Ni vale la pena. Pero a algún periódico cacha seudo primicias, sí lo hizo: “La democracia y la libertad prevalecerán”: clamó Claudio X. González, a continuación de sugerir derrocar a @claudiashein.
De fracaso en fracaso, el camino del “Junior tóxico”. No pasa de ser crítico al estilo de loretito, cuyos clientes se quedan en AMLO y ahora en la “autoritaria” Presidenta. Pero nunca reconoce que todo lo que emprende termina en el fracaso. Para respaldar su postura sobre el derrocamiento, el experto en fracasos recordó momentos importantes de la historia mexicana, como el inicio de la Guerra de Independencia, el 15 de septiembre de 1810 y la Revolución Mexicana, que se conmemora el 20 de noviembre. Historia verdadera, profunda de este México, sagrados antecedentes de la Cuarta Transformación de la Vida Pública Nacional, que Claudio Junior ataca sin ningún éxito.
La verdad es que este México nuestro no se merece la oposición de lidercillos de pie de banco, como tantos que buscan destacar en las filas de las derechas, y que con lo único que se conforman es con rellenar sus cuentas bancarias para ser depositantes de bancos en el exterior… La oposición política no merece, lo digo con absoluta sinceridad y respeto. No merece liderzuelos como Markito Cortés o Alejandro Alito Moreno Cárdenas y cuando los partidos de la derecha cambian cuadros no tienen de dónde elegir más que de sus mismos chiqueros, Y de ahí, la ilusión se apodera de tales personajitos como Claudio X junior, que no pudo con nada ni con nadie y ahora “quiere” derrocar a la doctora Premio Nóbel. Y ayer domingo en el PAN volvieron a elegir a “Más de lo mismo” entre Jorge Romero y Adriana Dávila. Qué pena. ¿No?