El pri, en fúnebre carrera hacia la desaparición

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Análisis a Fondo

·        Debe reencontrarse con la Revolución

·        Alito moreno apunta como su enterrador

Por Francisco Gómez Maza Presume de nada Alejandro Moreno Cárdenas, (a) “Alito”, autonombrado presidente del Comité Ejecutivo Nacional de un PRI, conservador, . Se ufana de que los restos de su partido, el Revolucionario Institucional, aún aspiren y espiren algo de oxígeno ante la impresionante aplanadora que fundó el ahora expresidente Andrés Manuel López Obrador, quien casi logra el entierro del pri y del pan, unidos en el prian, a pesar del apoyo mediático de los ultras revestidos con la casulla de periodistas, de comentócratas, de políticos sin rumbo ni destino, que perduran, sólo gracias a los grandes corporativos empresariales dedicados a la desinformación y los montajes mediáticos, la calumnia y la mentira.

La muerte del PRI fue  anunciada desde hace muchos sexenios, desde que el Presidente José López Portillo, auto denominado como el último presidente de la Revolución, fue derrotado por el capitalismo salvaje, sublimado por el liberalismo manchesteriano y fondomonetarista,  concretado en un neoliberalismo, que sobre puso a la revolución y la justicia social  el poder del dinero, el desprecio de los pobres y los trabajadores puesto en práctica por Miguel de la Madrid Hurtado y consagrado como un dogma libertario por el oficiante de la locura solidaria, Carlos Salinas de Gortari, en aquel tiempo del gran fraude electoral, anunciado por el chiapaneco Jorge de la Vega Domínguez.

Desde entonces, los cuadros dirigentes priistas renunciaron a la revolución y a la justicia social proclamada por la Revolución de 1910, encabezada por el apóstol de la democracia, Francisco I. Madero y los grandes revolucionarios y se convirtieron al corporativismo, a la  tecnocracia, al neoliberalismo y se hicieron centralistas, adoradores de un centro inexistentes, ni fu, ni fa, ni a la izquierda ni a la derecha, hasta que se aliaron con la derecha del Partido Acción Nacional, fundado en 1939 para contrarrestar el socialismo de mi general Lázaro Cárdenas del Río, ese sí, y no López Portillo, el último presidente de la Revolución Mexicana. Desde entonces, la ideología del PRI (que debió cambiar de nombre) es el centralismo, el corporativismo, la tecnocracia y el neoliberalismo. En esas anda “Alito” como practicante de una democracia vacía y todavía se ufana en declarar que “las y los priistas somos el único Grupo Parlamentario, tanto en la Cámara de Diputados como en la Cámara de Senadores, que nos hemos mantenido firmes en nuestra decisión de seguir trabajando por consolidar una presencia política firme y sólida”.

Pero tiene que cambiar de raíz porque si no lo hace seguirá siendo presa de Morena, cuyo crecimiento no se detiene ni porque ellos, la derecha, se proponga destruirla. Le falta poco para que el PRI desaparezca y correrá la misma suerte del PAN si no se divorcia de éste y retoma su primera conciencia de clase porque lo que lo va a matar es la ideología.