¿Y ahora a dónde?… ¿al paraíso o al precipicio?    

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TRAS LA PUERTA DEL PODER

Por Roberto Vizcaíno

Con un cierre tronante en que en el último mes de su mandato vio cumplidas sus aspiraciones de dar fin legal, Constitucional al régimen político, social y económico que dominó al país durante casi 100 años para pasar a otro que suponía la cuarta trasformación de México, el presidente Andrés Manuel López Obrador dolido reconoció en su penúltima mañanera que sólo en uno falló: en solucionar el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

Por lo demás, dijo sonriente, se va con la conciencia tranquila y plenamente feliz por haber logrado dejar una heredera, a Claudia Sheinbaum, quien será la mejor presidenta posible.

Y mientras cumplía sus ultimas horas en Palacio Nacional -ya estoy en mudanza, diría ayer-, en el Senado su alfil Adán Augusto López se preparaba para recibir la iniciativa de Reforma de la Guardia Nacional para que sea absorbida por la Defensa Nacional y poder declarar su constitucionalidad en un Pleno junto a Diputados.

Este paso es necesario, se indicó, para que el presidente López Obrador la pueda promulgar -publicarla en el Diario Oficial de la Federación- a más tardar el domingo o lunes y así poder cerrar su gestión.

Entre tanto, con un Zócalo y un centro histórico amurallado, con sus inmuebles y monumentos históricos blindados y protegidos con vallas metálicas y bloques de cemento, resguardados además por cientos de policías ante una marcha de miles de manifestantes que acompañarán a los normalistas de Ayotzinapa que así recuerdan a sus compañeros asesinados hace 10 años en Iguala, Guerrero, el presidente López Obrador aseguró que no pudo resolver el caso porque todo se le embrolló.

Y ante los reclamos y denuncias en su contra por los padres de los normalistas sacrificados, que lo acusan de haber pactado para atajar las indagatorias y proteger así a los culpables, el mandatario dice:

Pero la verdad siempre se abre paso y la justicia tarda, pero llega. Hay que seguir adelante…

No quiero dejar de expresar mi sentir, mi tristeza, y manifestar mi solidaridad con las madres y los padres de los jóvenes de Ayotzinapa, hoy se cumplen 10 años de la desaparición”, agregó.

López Obrador quien inició su sexenio con la promesa de que él mismo conduciría las investigadores a fin de saber que realmente ocurrió aquel 26 de septiembre de 2014 en Iguala, y en dónde quedaron los normalistas, termina sin siquiera poder responder a esta exigencia..

 “… hicimos todo por encontrar a los jóvenes y a nadie se le protegió, queríamos saber todo. Se complicaron las cosas, están enredadas, complicadas, por intereses”, admitió para confirmarse como el principal sometido por los intereses que se mueven alrededor de este caso.

Y como les expresé en la carta, que les escribí, que les envié (a las familias de los 43 normalistas), Claudia Sheinbaum, su sucesora, “es una mujer muy sensible, le va a dar contundida a la investigación. No hay, que les quede muy claro, se los digo de manera sincera, con todos mis sentimientos, no hay impunidad para nadie”.

Cuestionado por el fuerte resguardo a que se sometió Palacio Nacional, el mandatario explicó:

Ellos van a manifestarse: Están en todo su derecho de hacerlo, hay que comprender lo que significa la pérdida de un ser humano… más cuando se trata de un hijo”.

Y aunque son demandas muy justas, desde luego, siempre hay provocadores, gente que se aprovecha de las circunstancias, oportunistas, sectarios, conservadores que quisieran hacernos daño.

Entonces tenemos que proteger los edificios históricos… en este caso la Catedral, el Palacio Nacional, porque no sólo vienen los papás y las mamás, vienen grupos de derecha, muy conservadores, de estos que se cubren el rostro y que tiran piedras, cohetones, bombas molotov y buscan hacer daño. Entonces, sin represión, porque nuestro gobierno no ha habido ni habrá represión, vamos a procurar que haya una manifestación pacífica”, subrayó.

LOS INEVITABLES VIOLENTOS

Sin embargo, esto no fue posible. A los manifestantes y padres de los 43 de Ayotzinapa, les acompañó un grupo de encapuchados cuyo evidente fue el de provocar a las autoridades y causar pintas y destrozos.

Desde el arranque de la marcha este grupo embozado lanzó cohetones. piedras y bombas molotov y realizó pintas con consignas en paredes y atacó establecimientos e inmuebles diversos.

Los padres de los 43 y los jóvenes manifestantes no pudieron deslindarse del llamado “Bloque negro” que en el curso de la marcha por Reforma y las calles del centro hacia el Zócalo, provocó un incendio en oficinas de una una empresa de afores, frente al Senado.

Al llegar a Paseo de la Reforma y Bucareli, los padres de los normalistas de Ayotzinapa acompañados por miles de manifestantes, instalaron un memorial con un texto en el que calificaron el caso como “emblemático de graves violaciones de derechos humanos porque es un crimen de Estado”.

Recordaron que los 43 normalistas de Ayotzinapa fueron detenidos por policías de Iguala y entregados a sicarios de los carteles regionales para luego ser sacrificados.

“Participaron funcionarios de los tres niveles de gobierno. Policías municipales, estatales, ministeriales, federales y elementos del ejército mexicano…

“Hoy, 26 de septiembre del 2024, instalamos este memorial para exigir verdad, justicia y el fin de la impunidad en nuestro País. A 10 años de los hechos, nuestra demanda es inclaudicable, por lo que al Gobierno le exigimos la presentación con vida de nuestros hijos y de más de 120 mil personas desaparecidas en México. Porque vivos se los llevaron, vivos los queremos”, afirmaron.

Un reclamo que formará parte del epilogo histórico de un gobierno al que grandes segmentos de la población defiende y admira mientras otros grupos consideran la peor desgracia que le haya pasado a México.