Ciudad de México, México.— El populismo es un concepto difuso y ambiguo que ha evolucionado con base en los cambios y circunstancias históricas, pero en México cobró importancia en 2006 en los medios de comunicación, en un intento de provocar miedo o rechazo entre la población, se dijo en la segunda jornada del Tercer Encuentro Estoicismo México “Democracia y populismo antiguos y modernos”.
El evento organizado por el Espacio Cultural San Lázaro de la Cámara de Diputados, que dirige Ismael Carvallo Robledo, funcionarios especialistas y académicos compartieron puntos de vista en torno a liberalismo, carisma y populismo.
Carvallo Robledo explicó que en este encuentro se busca abordar los ejes temáticos sobre la relación populismo y democracia en función de lo político y la politización, la cantidad y la calidad entre técnica y ciencia, y la que existe entre líder, clase política y pueblo, así como el problema de la representación.
Para este martes se incluyeron dos ponencias, la segunda sesión del seminario Actualidad de la Democracia Antigua con el tema “Elección y sorteo” y la mesa de diálogo sobre el libro “La Historia de la Comuna de París de 1871”, de Prosper-Olivier Lissagaray.
Al explicar los “Mitos Populistas”, Sergio Ruiz Arias, subdirector de Controversias y Procedimientos Constitucionales, de la Dirección General de Asuntos Jurídicos de la Cámara de Diputados, señaló que el populismo es un concepto difuso y ambiguo que ha evolucionado con base en los cambios y circunstancias históricas, pero en México cobró importancia en 2006 en los medios de comunicación, en un intento de provocar miedo o rechazo entre la población.
Destacó que actualmente ya no se llega al poder por la vía armada o aristocrática, sino por la seducción, a través del lenguaje, las promesas de halagar a las masas con propuestas menos realistas, y con la finalidad de conseguir el poder, por lo que el término populismo está acompañado de una serie de elementos que son cuestionables y basados en mitos, representaciones ficticias y visiones morales, entre otras.
Antonio Hernández Curiel, investigador de la Universidad Autónoma Metropolitana Xochimilco, en su ponencia “Democracia, Liberalismo y Populismo, Tres Modulaciones del Poder Popular”, consideró importante comprender la noción del término carisma para conocer fenómenos, como el populismo, que tienen una larga trayectoria en América Latina y cuya historia se originó en la Revolución mexicana, hace más de un siglo.
Dijo que es necesario reflexionar al respecto desde un punto de vista conceptual y empírico para razonar los fenómenos que se viven en México y otros países, y que no están lo suficientemente atendidos en la discusión contemporánea de los populismos. Señaló que se le debe dar un uso formal, más que histórico, para comprenderse mejor.
A su vez, José Luis Moreno Pestaña, de la Universidad de Granada, señaló que no siempre los grandes líderes políticos tienen mucho carisma. Estimó que una propuesta puede triunfar, no por su carisma, “sino por el vaciamiento del criterio político que por diversas razones se ha producido en la sociedad que vivimos”.