Por Javier Ramírez
El mercado Central de Pescados y Mariscos “La Nueva Viga”, considerado “puerto más grande de América Latina”, adolece de todos los vicios comerciantes y empleados: elevados precios de los pescados frescos, engaños en la venta productos del mar echados a perder sin peso exacto y maltrato al consumidor con el gusto de la Profeco y la Secretaría de Salud federal y local.
Además, el desorden que mantiene la administración al interior del mercado se aumenta en esta temporada de Semana Santa, en donde las vialidades del interior se ocupan por comerciantes ambulantes y la venta de productos marinos se ha cambiado por alimentos preparados sin los mínimos elementos sanitarios en esos restaurantes improvisados en las zonas de los andenes “D” y “E”.
Los empleados de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) y la Secretaría de Salud federal y local, hacen acta de presencia para “taparle el ojo al macho”, pero no atacan los problemas de fondo y tampoco proteger los intereses del consumidor como se ha comprobado en varios recorridos por Vorágine en ese mercado.
Ubicado en la parte poniente de la Central de Abasto de la Ciudad de México, de acuerdo a bodegueros, sus ventas y visitantes se cayeron 50 por ciento desde la pandemia y por los abusos de comerciantes mayoristas y minoristas. Los asaltos en los andenes es pan nuestro de cada día, pese a la presencia policiaca.
Eso sí, a las afueras del mercado mayorista, del lado del paradero de la CEDA, se vieron filas de consumidores para comprar empanadas en puestos ambulantes que ha sido lo más socorrido en esta Semana Mayor.
Y la mayoría de los precios de pescado fresco andan por las nubes: el róbalo, a 250.00 pesos el kilogramo; caña de atún, a 200.00 los mil gramos, la mantarraya se ubica en 120.00 pesos en Kg igual que la mojarra. Uno de los más populares en esta temporada, la merlusa, andan en 24.00 pesos el kilogramo. Mientras el camarón cristal de laguna, a 180.00 pesos el Kg. y hasta 220.00 el camarón de mar.
La Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco) con muy poco personal intenta atender a los cientos de miles de consumidores que son defraudados por el peso y los precios de los pescados y mariscos. Y cuando una persona detecta su anomalía viene la agresión en su contra.
Bueno el agua es un elemento que ayuda a incrementar las ganancias indebidas de los comerciantes cuando pesan camarón y lo venden al consumidor, y también las mismas bolsas gigantes de plástico juegan un papel importante en las ganancias indebidas de los bodegueros como Meza, acaparador de salmón, pues, el consumidor paga hasta 30 pesos por bolsa, dependiendo el precio de ese pescado. Pero la Profeco hace nada por evitar esos abusos.
Las autoridades de la Profeco tampoco hace nada porque los comerciantes dan “gato por liebre” al consumidor. Es decir, ofrecen un filete de pescado caro por otro de menor precio: mero por lucero y la gente que desconoce del producto, pues se va feliz de la vida. Son tramposos. Eso pasa en el andén “A”, “B”,”C”,”D” y “E” y los locales de menudeo y medio mayoreo.
En las redes sociales del mismo mercado, aparece un comentario de una consumidora, quien se queja de en ese centro de abasto no hay lugares de estacionamiento “y con tal de cobrar los accesos siguen metiendo coches, no se puede caminar todo está llenísimo, si esta fresco el marisco pero se exceden también con los precios”.
Un bodeguero de la “Nueva Viga”, de quien nos reservamos su nombre para evitar represalias en su contra, declaró que las ventas en ese mercado cayeron 50 por ciento por la pandemia de coronaviru. Se acabaron las filas y filas interminables de consumidores
Reconoció que se ha dejado de consumir pescado, además de que en México “no hay cultura de comer pescado. Mucha gente come una vez al año”.
Además, explicó que la población tiene facilidades de encontrar pescados y mariscos en todas partes como en el supermercado.
Dijo que muchos comerciantes aprovechan para subir el precio de los productos del mar en esta temporada cuando la gente viene ahorrarse unos centavos y tiene que gastar en gasolina o pasaje de su transporte. Todo influye.
Consideró como una mala decisión el cerrar uno de los accesos por lado del Eje 6 Sur, pues todo consumidor se dirige hacia las bodegas E y D de minoritas y dejó de lado a las bodegas “A” y “B” de mayoristas con esa medida. Quién sabe qué intereses tenga con esos comerciantes, añadió.
Acusó a la administración de ese mercado de tener una mala organización y permitir la colocación del comercio ambulante en las vialidades del mercado para dejar sin lugar de estacionamiento a los consumidores.
Señaló que los andenes se encuentran mojados por la falta de infraestructura para mantener los pescados frescos en hielo, por lo que consideró necesario una inversión para modernizar su mercado, pero el problema es que hay bodegueros que no pagan sus cuotas de mantenimiento.
Así las cosas en la Semana Mayor en el mercado de la Nueva Viga en Iztapalapa.