Felicidad se construye a partir de un enroque sociocultural

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Ciudad de México, México.– En la mayoría de los países industrializados del hemisferio norte se pretende imponer un enfoque de lo que se denomina felicidad “vinculada al individualismo y no como una construcción colectiva”, revelan avances de los estudios realizados por Alice Poma, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.

“Esto puede refrendarse en iniciativas como la continua mercantilización de las emociones y de la vida íntima, para responder a solicitudes de empresas que requieren vender sus productos”, añadió la universitaria en entrevista.

Por ejemplo, estas jornadas conocidas como blue monday y yellow day (el día más triste y el día más feliz del año, respectivamente) “son construcciones del capitalismo que no tienen rigurosidad científica alguna”. En contraste, la felicidad se construye a partir de un enfoque sociocultural.

No obstante, indicó la investigadora, lo que están haciendo desde la psicología positiva (la cual estudia cómo alcanzar un funcionamiento humano óptimo y cuáles son las herramientas y estrategias para lograr una vida feliz), es una imposición: trabajar la felicidad, sus índices, formas, mediciones, al grado que hay quienes le denominan “la tiranía de la felicidad”, debido a que la gente tiene que asumirse feliz y de no hacerlo, debe sentirse culpable.

En palabras de la también docente en los posgrados de Ciencias de la Sostenibilidad, así como en Ciencias Políticas y Sociales por la UNAM, la felicidad es el resultado de algo individual y un producto colectivo.

“Tiene que ser una construcción social y agrupada, podemos y tenemos que serlo, pero considerando que para ser feliz hay que disminuir la desigualdad, por ejemplo”, mencionó Poma.

La psicología positiva considera que “la felicidad es salud mental”, quienes no se sienten felices están “enfermos” y entonces se patologizan las emociones que se asumen como negativas.

“Nosotros hablamos de emociones desagradables, porque en realidad la tristeza, la preocupación, la ansiedad, también son indicadores de salud mental debido a que vivimos en un mundo que tiene problemas muy complejos, como ambientales, de desigualdad, etcétera”, precisó.

La también integrante del Sistema Nacional de Investigadores afirmó que dentro de esta presunta imposición de felicidad -que solo es mercantilizada y sirve para vender productos- para quienes la impulsan es una panacea, porque su búsqueda es como el crecimiento económico ilimitado, nunca termina, entonces han creado negocios redondos como las prácticas del mindfulness (atención plena), el coaching (persona que asesora a otra) y hasta ciertos tipos de terapias donde la gente que no se siente feliz, lo “logra”.

Sin culpa

La imposición de un concepto de felicidad ha sido registrada por algunas autoras a partir de los años 70 del siglo pasado, la cual, en opinión de Alice Poma, crea en la población demasiada culpa, agobio, ansiedad, por no ser felices como quieren que lo seamos.

La universitaria citó el libro “Happycratie” (Happycracia), de los autores Edgar Cabanas y Eva Illouz, en el cual, dijo, se explica claramente “cómo la felicidad neoliberal está vinculada al individualismo, al narcisismo de la cultura occidental capitalista y cómo se ha impuesto a toda la población mundial”.

Por ello, “creo que una de las cosas que se hace desde la sociología de las emociones es apuntar a la reflexión alrededor de lo que sentimos, de volver a ser conscientes y dueñas y dueños de nuestras emociones, y pensar por qué nos sentimos de cierta manera, hacia quién, cómo lo hemos construido y, sobre todo, no asumirnos culpables por no percibir lo que nos dicen que deberíamos de sentir”.

Las naciones “más felices” hasta 2023, según el Informe Mundial de la Felicidad (World Happiness Report), proyecto internacional de investigación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para evaluar la calidad de vida en 137 países, el cual considera el producto interno bruto per cápita; la esperanza de vida; datos del apoyo social a los ciudadanos y de la observancia de las libertades civiles; el nivel de la percepción de la corrupción; y la participación de la población en la filantropía, son:

Finlandia, Dinamarca, Islandia, Israel, Países Bajos, Suecia, Noruega, Suiza, Luxemburgo y Nueva Zelanda. México se ubica en el sitio 46; al final del ranking se encuentra Afganistán.