Ciudad de México, México.– Después de la crisis humanitaria provocada por la COVID-19, los esfuerzos en el diseño de políticas públicas deben colocar en el centro el tema de las garantías fundamentales, como eje transversal para atender las afectaciones en los diferentes rubros, pero sobre todo para salvar vidas, consideró el coordinador del Programa Universitario de Derechos Humanos de la UNAM, Luis Raúl González Pérez.
Al comentar las principales aportaciones del tomo 7 titulado Derechos humanos, producto del seminario “La década COVID en México. Los desafíos de la pandemia desde las Ciencias Sociales y las Humanidades”, González Pérez aseguró que es momento de identificar diferentes enfoques académicos, qué fue lo que sucedió durante la pandemia, reflexionar sobre qué sigue en términos de la experiencia, a fin de estar mejor y más preparados para enfrentar circunstancias similares.
“Los derechos humanos, tiene que ver con la dignidad de las personas; los derechos humanos son un eje transversal de toda la obra y, en particular en el libro, abordamos el tema en específico sobre esas perspectivas ¿cómo impactó en la educación?, ¿cómo impactó en el ámbito laboral? ¿y, en sí mismo, en la protección a la salud?”.
Las políticas públicas, insistió en entrevista, desde ese eje transversal tienen que verse con otra perspectiva poniendo en el centro al ser humano y no otras circunstancias para, de esta forma, evitar la pérdida de vidas.
El titular del PUEDH destacó que un tema esencial en las deliberaciones es encontrar mecanismos para fortalecer los sistemas de atención y protección a la salud y cómo lograr que mecanismos que ya se establecen en el marco jurídico, como el Consejo de Salubridad General, no sean marginados y sirvan de manera prioritaria en la toma de decisiones.
Comentó que se deben pensar nuevas opciones para reorientar el gasto público de acuerdo a la emergencia y las circunstancias que se enfrentan y cómo lograr una atención a la salud más igualitaria, por ejemplo con una distribución más equitativa de las vacunas.
Otros de los temas de reflexión, apuntó González Pérez, es saber cómo le hacemos para contener los efectos negativos que prevalecen en el ámbito laboral como consecuencia de algunas de las medidas como el confinamiento. Cómo pedirles a las personas que viven al día en condiciones de marginalidad, que atiendan un confinamiento necesario, si no se fortalecen las políticas públicas que contribuyan a satisfacer esas demandas desde la propia perspectiva del derecho a la alimentación.
En el tomo coordinado junto con Edgar Corzo Sosa -que forma parte de los 15 que integran la colección universitaria- se plantean algunas propuestas para hacer más igualitaria la accesibilidad a la educación después de que la pandemia mostró las grandes desigualdades que padecemos en términos de la conectividad de los equipos de cómputo para poder continuar las clases en línea, subrayó.
En ese sentido, la UNAM hizo sus máximos esfuerzos para dotar a sus alumnas y alumnos de las herramientas necesarias para enfrentar de la mejor manera esas realidades que se mostraron a partir de la lamentable pandemia. Es un tema de preocupación, porque además hubo retrocesos naturales en donde la pobreza y la marginación se agudizaron, incidiendo en el ámbito educativo, enfatizó.
“La década COVID es una colección que proyecta nuevas visiones hacia adelante sobre cómo fortalecer la política pública, cómo fortalecer presupuestos que permitan no vivir las experiencias pasadas y estar debidamente preparados, teniendo claro que el motor que transforma los países es la educación”, añadió.
González Pérez recordó que entre las garantías inalienables más sensibles, que resultaron mayormente afectadas, se encuentra el derecho a la educación, a la protección de la salud, y al empleo, como problemáticas y tareas pendientes urgentes de atender.
Finalmente, puntualizó que en las reflexiones del seminario sobre La década COVID en México, académicos e intelectuales coinciden en resaltar, como un mensaje para la sociedad, que durante y después de la emergencia sanitaria transitamos de la solidaridad a la corresponsabilidad, en donde socialmente nos mostramos en el entendimiento para la construcción de una política de prevención y una cultura de respeto hacia los demás, asumiendo medidas sanitarias para evitar la extensión de los contagios.