Análisis a Fondo
El neopanista se dice admirador de Lázaro Cárdenas
Pero el PAN está en contra de lo que huela a socialismo
Por Francisco Gómez Maza
El neopanista, Santiago Creel Miranda, de rancias raíces porfiristas, no conoce la historia, o pretende retorcerla. Afirma que, para él, “es un orgullo el 18 de marzo”, aniversario de la Expropiación Petrolera, decretada por el general progresista, Lázaro Cárdenas del Río.
Pareciera que el actual presidente de la mesa directiva de la Cámara de Diputados, desde su posición ultraconservadora, desconoce que el partido albiceleste fue fundado por Don Manuel Gómez Morín y un grupo de empresarios conservadores, católicos pre tridentinos, precisamente para oponerse al general Cárdenas del Río, y sus políticas progresistas en favor de los trabajadores y los pobres.
Los fundadores del PAN constituyeron el partido político, en 1939, un año después de que Cárdenas del Río expropiara las compañías petroleras, para presentar un contrapeso a las políticas progresistas, socialistas, del gobierno del General.
Cualquier panista, que se aprecie de serlo, del pasado y del presente, estará siempre en contra de las expropiaciones, que forman parte de los programas de los gobiernos progresistas.
Creel Miranda, anticomunista por naturaleza, miembro de la oligarquía, abogado de importantes capitalistas, pretende aparentar ser admirador del cardenismo y acusa al presidente Andrés Manuel López Obrador de querer “adueñarse” de la celebración del 85 Aniversario de la Expropiación Petrolera, recordada por López Obrador, el sábado, con una ingente concentración ciudadana en la Plaza de la Constitución y calles aledañas. Una concentración de “acarreados”, acusan los adversarios del tabasqueño.
Creel Miranda se saca de la manga que “López Obrador está utilizando la celebración de un evento histórico nacional para continuar enalteciendo a la autodenominada Cuarta Transformación, y de la misma forma, seguir abonando a la polarización que existe en el país”, cuando con López Obrador o si éste, el país está polarizado desde el momento en que las clases dominantes desprecian a las clases dominadas, cuando las oligarquías se imponen con la fuerza del Derecho y de las leyes hechas para defenderse de las clases desposeídas.
Creel Miranda acusa que “Expropiar la ‘Expropiación Petrolera’ para un grupo político, o para el presidente, es una afrenta a todas y todos los mexicanos; que, para nosotros, es un orgullo el 18 de marzo, y particularmente, es un día que nos debe de unir a todos los mexicanos, y no dividir”.
(Contradictorio que diga que la expropiación sea un orgullo para él y para los panistas, cuando estos detestan las políticas socializantes)
Definitivamente, es increíble que los dichos de Creel Miranda sean de un ignorante de la historia del PAN, o de alguien que pretende engañar. A ningún panista, a ningún conservador, le queda autocalificarse como defensor de las expropiaciones, que son actos de gobiernos de izquierda, socialistas y comunistas.
Creel Miranda, miembro prominente de la clase dominante, de la oligarquía mexicana, que quiere ser sucesor de López Obrador en la Presidencia de la República, refugiado en las filas de Acción Nacional, partido que en su nombre lleva su estirpe ultraconservadora, reaccionaria, simplemente busca engañar a una parte de la opinión pública, que vive desinformada.
Cualquier panista rechaza, de entrada, inclusive la figura de Cárdenas del Río, y la del reformador Benito Juárez García, símbolos del progresismo. Y por supuesto rechazan con odio la presencia de Andrés Manuel López Obrador, a quien acusan de demagogo, populista, socialista, comunista, chavista.
Pablo Moctezuma Barragán, maestro de economía e historia y licenciado en Ciencias Políticas y Administración Pública por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAM, recuerda, en un trabajo divulgado en septiembre de 2021 por la revista Contralínea, concluye:
Los frutos que dio el PAN con la actuación de los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón son aquellos que sembró desde su nacimiento. Es claro que los gobiernos panistas han subordinado a México a las corporaciones extranjeras –imitando a su fundador–, a las altas jerarquías de la iglesia –como lo impulsó Efraín González Luna, el otro fundador e ideólogo del panismo- a los grandes capitales nacionales–. Los fundadores del PAN fueron apoyados por grandes corporaciones y, al llegar al poder, gobernaron para ellas. Vicente Fox dijo claramente que era un gobierno “de empresarios, para empresarios”. Cemex, América Móvil, Telmex, Kimberly Clark, Femsa, Bimbo, Wal-Mart, Televisa, BBV-Bancomer, Banamex, HSBC, Banorte, Santander e Inbursa, así como a los grupos Carso, México, Posadas, Maseca, Saba, Iberdrola y Repsol, fueron beneficiados. El PAN logró a lo largo de las décadas arrastrar al país hacia sus políticas privatizadoras y pro-corporaciones extranjeras y con Carlos Salinas de Gortari –que empezó a gobernar desde que era secretario de Programación y Presupuesto del gobierno de Miguel De la Madrid – “empanizó” al PRI.
El germen del PRIAN, que se encuentra en la alianza de Gómez Morín (el fundador del partido) y (el presidente) Ávila Camacho, para dar un viraje a la derecha, se consolidó con la alianza de Carlos Salinas y Diego Fernández de Ceballos.
El bipartidismo PRI-PAN fue impulsado por Washington para aparentar democracia, mientras sufrimos la dictadura del gran capital y la integración de México con Estados Unidos; ambos partidos son el principal obstáculo para el desarrollo de México y el bienestar del pueblo. El PAN siempre contó con el Instituto Federal Electoral, hoy Instituto Nacional Electoral (INE) para hacerse del poder y además logró atraer y subordinar a sus intereses al Partido de la Revolución Democrática (PRD).
El PAN desde su nacimiento ha sido un partido antipopular y antinacional y lo pusieron en práctica Vicente Fox y Felipe Calderón, así como sus dirigentes aliados a Peña y en el Pacto contra México con el PRI y el PRD.