Por Javier Ramírez
Ciudad de México, México.— Sin avisar a los ciudadanos, la alcaldesa iztapalapense, Clara Brugada extendió a la empresa Equipment&Film Design con domicilio en Naucalpan un permiso para ocupar las instalaciones de la deportiva Francisco I. Madero por más de cuatro días para llevar a cabo una filmación de un supuesto anuncio comercial que –dicen los empleados del centro deportivo— saldrá en la televisión. 
La filmación del supuesto comercial provocó que la población dejará de disfrutar los pocos espacios existentes como la pista de patinaje y la arteria central del deportivo, las cuales fueron ocupadas por unidades motoras y sus equipos de la empresa que desarrolló la filmación como se aprecia en las fotografías de Vorágine. Prácticamente se apoderaron de la zona sin respetar a los usuarios de esas instalaciones.
Los responsables de la filmación se negaron a informar cuánto les cobró la alcaldesa Brugada por facilitarles las instalaciones públicas de la deportiva, al pedir hablar sobre la situación que prevaleció cuatro días, entre el jueves y domingo. El personal de la empresa de seguridad, Alpha Control, según llamaron al titular de los trabajos, pero nunca hizo acto de presencia, a fin de saber los pormenores de ese supuesto préstamo de espacios.
El personal de vigilancia del centro deportivo, aseguró que Brugada fue quien dio el permiso para que la empresa filmadora ocupará los espacios durante más de cuatro días con las obvias molestias para los deportistas.
Las instalaciones de la deportiva Francisco I. Madero, una y otra vez, es mal utilizada por las autoridades en turno sin importar respetar a los usuarios. Además de las privatizaciones hechas en administraciones pasadas como la cafetería que se encuentra a un lado de la administración y otros negocios que nunca se sabe a quién le reportan el uso de esos espacios públicos.
La entonces delegada perredista, Dione Anguiano, llegó al extremo de alquilar a la Nissan de Zaragoza como estacionamiento los espacios del deportivo, pero jamás dio a conocer cuánto cobró y hacia dónde se fueron esos recursos. Los mismos empleados de automotriz se hacían pasar por los dueños de esos lugares que ocupaban las unidades. Todo es opacidad en la Deportiva Francisco I Madero.
